Tal como nos informan desde Libros del Kulrum:


AC/DC sigue siendo, de entre todos los precursores de la era del metal, uno de los grupos de rock (puro y duro) más taquilleros de todos los tiempos. Sobre sus primeros tientos profesionales, no hay aproximación como la que nos brindan las memorias de su primer bajista oficial, habida cuenta de la muy reservada naturaleza de la panda que –según refiere el propio autor– trae causa de su acreditada aversión al postureo. Evans, coautor material e intelectual de semejante disturbio sonoro, nos permite revivir cuanto se cocía entre bastidores, al tiempo que traza las semblanzas de cinco músicos entregados por entero a su consagración como roqueros, sin que puedan sustraerse a los males que aquejan a tantas bandas y son causa de enconos, reyertas y despidos: el mal gobierno de la fama, la depredación sexual, la apología y sublimación de una épica de la autodestrucción, y el culto al rock (por el rock) del artista tardoadolescente. Sin renunciar a la autocrítica, el exbajista alza el velo de secretismo que se cernía sobre esos primeros años y nos revela cómo funcionaba el engranaje de tan poderosa maquinaria.

El humor con denominación de origen aussie y su innato don para la crónica ponen el resto –al compás de las vivencias compartidas con tan ilustre quinteto de música de cámara cervecera–.

SINOPSIS

Corre el mes de marzo de 1975. Mark Evans entra en un bar para echarle un ojo a un grupo… y su vida cambia para siempre: en cuestión de días, da su primer concierto como bajista de AC/DC. Una semana después, llega el salto a la televisión nacional junto a Angus Young –inefable guitarrista con nombre de res (escocesa) enfundado en su uniforme escolar– y al cantante de raíces también caledonias Bon Scott, quien, ataviado para la ocasión, luce peluca de colegiala con trenzas enhiestas y declama –cual verraco en matanza– mientras se fuma cuanto tiene a su alcance.

Durante los tres años siguientes, el quinteto campará a sus anchas –a lo largo y ancho del continente oceánico– dando centenares de conciertos, mas también por la Vieja Europa (más de 400 en 1976). En el transcurso de tan épico periplo, el mandato de Mark Evans al bajo quedará indeleblemente unido a los trabajos que reportarán a la banda sus primeros discos de platino: High VoltageT.N.T.Dirty Deeds Done Dirt Cheap y Let There Be Rock, así como también al EP ’74 Jailbreak. El largo camino a la cima iba a ser largo… y no había hecho más que empezar.

He aquí la profanadora historia primigenia jamás contada de AC/DC, narrada desde las entrañas de una joven banda que vivía deprisa –y tocaba más duro que nadie–. Evans pone fin a la omertà impuesta por el clan de los Young en todo lo relativo a las vivencias del núcleo fundacional: «Quería que los fans supieran cómo fueron los años con Bon Scott y conmigo a bordo. […] Muchas de las cosas que he leído son, en el mejor de los casos, inexactas», afirma el autor en más de una entrevista; y no es menos cierto que la sumisa historiografía auspiciada por los hermanos Young se ciñe a los intereses de los patrones –y de sus patronos–.

Así pues, desde sus andanzas por los más pestilentes tugurios de la geografía australiana a su estentórea consagración en ambos hemisferios, Mark Evans da cuenta de cómo se produjo el arduo ascenso hasta el umbral del panteón de las esencias roqueras. De todo ello y más (intra y extramuros) da fe la infinidad de iconos del mundillo que desfila por sus páginas –Phil Lynott, los Sex Pistols, Ron Wood, George Harrison o Metallica–. Revívase (y hágase) el rock ‘n’ roll…

SOBRE EL AUTOR

Mark Evans nació en Melbourne, Australia.  Es músico, coleccionista y comerciante de guitarras vintage. Fue bajista de los AC/DC liderados por Bon Scott, con los que dio cientos de conciertos, se regaló otras tantas juergas y grabó los álbumes High Voltage, Dirty Deeds Done Dirt Cheap y Let There Be Rock. Mark vive en Sídney, Australia. Junto a su viejo amigo y excantante de Buffalo, Dave Tice, forma parte del dúo de blues acústico que atiende al muy ingenioso nombre de Dave Tice y Mark Evans.

 

 

 

 

 

by: administracion

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