Nunca me gustó Barbie, la muñeca. Cuando era niño mis hermana y sus amigas tenían Barriguitas o Nancys pero no Barbies. Era demasiado cara y no era muy popular en la España de los primeros años 80. Siempre pensé que sus medidas imposibles eran tan extremas como los cuerpos híper musculados de los Masters del universo. Detrás de cada juguete existe un público potencial y un vendedor que quiere venderle algo, obvio, pero también un ideal de belleza. Los niños teníamos héroes musculosos y violentos (Stallone, Chuck Norris, Schwarzenegger) y las niñas… tenían que tener cuerpos idealizados que, en la práctica, eran imposibles de conseguir y mucho menos de mantener en el tiempo. Cualquiera que se tome en serio las medidas de una muñeca como Barbie puede acabar teniendo un problema. Creo que Barbie (la muñeca) ha sido muy perjudicial para las niñas de varias generaciones. Les vendían un cuerpo de medidas imposibles en una cara siempre sonriente. ¿Cuantas niñas se frustraron por no encajar en ese standard de belleza imposible? ¿Cuantos problemas alimenticios habrán provocado la industria del juguete y el cine? Imposible saberlo. Los de Mattel son unos tipos listos y ahora se sacan de la manga una película sobre el famoso juguete y encima la visten de feminista. ¿Barbie feminista? Ver para creer. Es que Barbie puede ser cualquier cosa. Claro que sí. Querer es poder. El problema de este pensamiento es que es falso y acaba generando mucha frustración. No tod@s podemos (ni queremos) ser astronautas ni médicos. Desear algo con mucha intensidad no hace que el universo trabaje para que lo logres. Siento desilusionaros, pero las guerras no siempre las ganan los buenos. Ya sé que es un mensaje que Hollywood no quiere difundir: su modelo de belleza es prácticamente inalcanzable para la inmensa mayoría de la población mundial. 

 Ahora resulta que el instrumento de opresión de las mujeres se convierte en ejemplo de feminismo. Un cinismo que sólo Mattel y Hollywood juntos de la billetera han tenido la cara de perpetrar. Y encima se han forrado. Este lavado de cara de Barbie me parece el paradigma de cómo el capitalismo se intenta adaptar a los nuevos tiempos. Tras décadas de racismo y machismo en Hollywood, ahora toca ir de feminista. He escrito ir de feminista, no serlo. Aparentarlo pero lo justo. Todo esto tendría un pase si Barbie (la película) fuera un producto digno. No es el caso. El encefalograma plano de sus creador@s es tan evidente que da grima. Cuatro chimpancés hasta las cejas de crack hubieran parido algo más inteligente y divertido, seguro. Ni la trama me parece original ni el desarrollo tan divertido. Podrían haber sido mucho más arriesgados y macarras, incluso podrían haber intentado algo original. No veo tampoco un ensayo decente sobre la depresión en la sociedad moderna, ni la frustración por no encajar en los cánones de belleza. Se apuntan ciertos temas que pueden ser interesantes pero no se desarrollan. Se han quedado en los colores chillones y cuatro canciones. Sólo me hizo gracia alguna referencia al prototipo de macho ochentero encarnado por Stallone. Y poco más. El guión es una sucesión de lugares comunes y ocurrencias con poca gracia.  Además, aparece el insoportable de Will Ferrell haciendo sus muecas y chorradas de siempre. Nada nuevo bajo el rancio y casposo sol de Hollywood. 

 No me llaméis machista todavía. El problema de Barbie es que ni siquiera es feminista, plasmar como idiotas descerebrados a los hombres no es feminismo. Lo bueno de la ciencia ficción y la fantasía es que se puede usar para hablar indirectamente de los problemas de la sociedad real. Pero en Barbie se hace una burda mofa del patriarcado pero no trata  los problemas reales de las mujeres en Occidente (por no hablar de las atrocidades que se comenten contra las mujeres en algunos lugares como África u Oriente Medio). Quita, quita. Que esos países sólo nos interesan para invadirlos. Ese tono de comedia fallida envuelta en colores chillones no ayuda a la reflexión. Si el mundo real (patriarcado) Barbie no hubiera tenido el cuerpo de una super estrella de Hollywood como Margot Robbie, el mazazo para el espectador hubiera sido más efectivo. Por cierto, Margot Robbie me parece una gran actriz, ahí está su genial personaje en Babylon, y en Barbie es lo mejor del film aunque actúe más bien poco. ¿Y qué decir del final? ¿Tenía que resultar gracioso ir al ginecólogo? ¿Es un chiste que sólo entiendes si eres mujer?

Mi madre y sus amigas no entendieron esta escena. Se les perdona todo.

Tengo pruebas de que Barbie es un film fallido a pesar de sus 1.000 millones de taquilla: 3 generaciones distintas de mujeres que conozco (y nada sospechosas de tener pene ni pensamientos machistas) fueron a ver Barbie: a ninguna les gustó. Mi madre no entendió la referencia inicial a 2001: Odisea en el espacio ni muchas otras del film. Otro fallo de Barbie: está repleta de referencias a la cultura norteamericana. Ya sabemos lo que les gusta a los yanquis mirarse el ombligo. ¿Y las generaciones más jóvenes? A mi santa esposa le pareció una estupidez. Por su parte, mi hija y una amiga se aburrieron. No es un muestreo muy amplio, lo sé, pero nos puede dar una idea de por donde van los tiros.

 Barbie es una mala película que ha tenido éxito gracias a una colosal campaña publicitaria. Una oportunidad perdida para el feminismo que ha generado muchísimo dinero a una industria que sigue gobernada por… hombres. No hay en Barbie una reflexión seria sobre un problema muy serio. Quizás ahí radique la clave su éxito. El público ya no quiere pensar. Barbie es un producto ultracomercial que se olvida al poco rato. Barbie es al cine lo que la salchipapa a la dieta mediterránea.

Esa estupidez llamada Barbie

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by: Luis Cifer

by: Luis Cifer

Luis Cifer, nació en la ciudad del cierzo. Se dice que siempre viste negro, que Luis no es su nombre real y que duerme en la calle. Otros dicen que tiene un trabajo, que no bebe alcohol e incluso que es padre de familia, pero no hay nada confirmado. También se le puede encontrar en su blog de cine.

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