No es la primera vez que se intenta mezclar “Los siete samuráis” de Kurosawa (o su versión americana “Los siete magníficos” de Sturges) con el “Star Wars” de Lucas pues en 1980 se estrenaba “Los siete magníficos del espacio” de Jimmy T. Murakami, un especialista en animación cuyo otro trabajo en acción real fue la divertidísima “Humanoides del abismo” de Barbara Peeters.
“Los siete magníficos del especio” giraba a un tranquilo planeta que sufría reiterados ataques y tenían que encontrar mercenarios que los defendiesen. Por ahí aparecían John Saxon, George Peppard o Robert Vaugh a ritmo de la banda sonora de James Horner, guion de John Sayles y James Cameron como técnico. Un producto de la factoría de Roger Corman tan entretenido como de Serie B.
Una falta de pretensiones que no tiene “Rebel Moon”, cuya primera entrega se titula “La niña del fuego”. Seguimos con un alejado planeta de agricultores, invadidos por el Imperio (todos hombres blancos con trajes nazis a lo “las crónicas de Riddick”) que les ofrecen un plazo para entregar toda la cosecha o morir. En el pueblo hay una peligrosa fugitiva que al escapar intentará buscar unos mercenarios que ayuden a los pobres granjeros a mejorar su triste sino. Entre el grupo aparecerán una samurái, un antiguo general rebelde, un par de hermanos forzudos y un pícaro inteligente a lo Han Solo. De hecho, este último es reclutado en una cantina a lo Mos Esley. Un ejército “United Colors of Benetton” para derrotar al malvado y heteropatriarcal imperio de hombres adultos blancos.
Un entretenimiento ligero cuya virtud está en la edición y el ritmo pues sus dos horas no aburren. Eso es una garantía en el cine de Zach Snyder quien, por desgracia, sigue intentando grandes epopeyas con discretos resultados pues tras su colosal “remake” “El amanecer de los muertos”, su mítica “300” y la gran “Watchmen” comenzó una deriva con DC de grandes ideas y mediocres resultados tanto con “El hombre de acero”, “Batman vs Superman” o “La Liga de la Justicia” (gran diferencia entre la fallida para cines y la estupenda versión ampliada). De ahí, paso a Netflix donde comenzó con mal pie con “«El ejército de los muertos». Ahora rehace “La guerra de las galaxias”, con toques de otros filmes futuristas de éxito como “Dune”, pasado por el tamiz del western, de Kurosawa y Sturges para entregarnos una obra de presupuesto holgado, grandes expectativas pero pobre resultado.
Guion plagado de situaciones y lugares comunes, personajes esquemáticos en el plano psicológico y una puesta en escena con exceso de cámara lenta (es una de las “marcas de la casa” de Snyder pero aquí no queda bien). Además a sus arquetipos tampoco ayuda unos actores donde no destaca nadie. Ni Sofia Boutella tiene entidad suficiente (aunque sí físico) para llevar el peso de la trama, ni Charlie Hunnan es Harrison Ford, Djimon Hounsou y Bae Donna les falta recorrido y arco dramático y Ed Skrein es un “villano de opereta”. Y así es complicado que resulte algo mínimamente verosímil. Más si la mayoría de los diálogos no son buenos.
Una presentación fallida que deja dudas para su segunda parte. Esperemos que en su continuación le den campo al robot pues parece el personaje con más recorrido (además en su versión original la voz es de Anthony Hopkins) y que la lucha por la defensa del planeta conlleve épicas muertes que nos haga empatizar con esta resistencia y el espacio que propone Zach Snyder.
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