Lo primero que hay que destacar es que justo a la hora de la apertura de puertas cayó una inmensa tromba de agua en Madrid, consiguiendo que la asistencia menguase exponencialmente. De hecho, el abajo firmante sufrió la lluvia en los alrededores de la Sala Rockville y los escasos cien metros que le conducían, sin refugio, al local provocó llegar empapado. Los que estaban desde el comienzo tuvieron la suerte de estar bajo techado pero desde ese momento apenas entró nadie más por lo que poco más de treinta valientes nos dimos cita para un programa doble musical maravilloso.

Y es que además de Lord Bishop Rocks antes les tocaba abrir fuego a The Red Ducks, un quinteto toledano, de la zona de La Sagra, que quiso dedicar su actuación a esta comarca tan afectada por la reciente DANA.

Un quinteto que transita entre el punk y el rock, a modo de Hellacopters (u otras bandas escandinavas del mismo tenor). Cantante espídico que no para de bailar, potente de voz y ataviado con gafas de sol. Le acompañan dos guitarras de altos vuelos, uno con una preciosa Gibson SG y el segundo con una, entendemos que de lutier, con el nombre de Vera en su mástil ( que se permite el lujo de hacer slide en algunas melodías)y un precioso bajo de madera.

Temas cortos, rápidos y con unos estribillos fantásticos. Comenzaron su casi hora de actuación a ritmo del “Haircut and actitude” de Dictators. Al ser cortes de poca duración escuchamos nada menos que dieciocho canciones dentro de su larga trayectoria de más de veinte años tocando juntos, aunque como nos recordaba su vocalista sólo tengan un único LP. Así en la noche madrileña fueron desgranando antiguas composiciones como “Ray of light”, “I was a Little boy”, “Face to face”, “You could be mine” (nada que ver con la de Guns and Roses) o “I wanna feel alright” con recientes como “Sleeping in the hell” y “Do stay alive” o del 2014 tipo “Wasting my time”, “Look into your eyes”, “Worries”, “Get it by my way”, “Time machine”,“It’s my time” o “Having a good time”. Con esta última ocurrió un curioso momento pues cambiaron de batería, ya que el titular Iván no pudo llegar antes (en ese momento pasaban de la media hora de actuación). Entre medias nos deleitaron con alguna versión de Hellacopters, de los Dead boys y el “Looking at you” de los MC5 para finalizar un gran directo donde dejaron gratas sensaciones a los congregados allí. Gente con cierta edad pues no vimos a ningún menor de cuarenta años por la Rockville.

Y sobre las diez de la noche, tras la gran apertura de The Red Ducks, aparecía el protagonista de la noche en formato trío. Un Lord Bishop vestido con un traje chaqueta que contenía multitud de parches difíciles de cuadrar pues en su indumentaria convivían The Beatles y The Jimi Hendrix Experience con Nirvana o Soundgarden, Pantera, Sepultura y System of a Down con The Cure. Para rematar pañuelo, sombrero y una botella de Jack Daniels de la que se bebió una buena cantidad en su hora y veinte minutos de directo. Comenzó con “Jam of love” en versión “jam session”, seguida de “I know” y uno de esos cortes que suele tocar siempre como es “Symptoms of the Stone”, con ese irresistible sonido funky. Desde el inicio pudimos ver una gran actitud en el gigantesco guitarrista que nos presentó tres guitarras de diseño, una de ellas con el rostro de Malcolm X y su célebre frase de “a man who stands for nothing will fall for anything”. Tras “Senator Groove” nos ofrecía “Freedom” pudiendo comprobar desde ese momento que Lord Bishop Rocks es una fusión interminable de ritmos, desde Jimi Hendrix a Soundgarden o Motörhead, con muchísimo “Groove”. Un sonido bautizado por ellos como Hendrixian Motörfunk que llevó a grandes momentos en los solos, bajando en varias ocasiones a tocar junto a la parte femenina del público. Seguía deleitándonos con “Drow and burn with your sins”, junto a sus mejores canciones como su bestial medio tiempo “Moonlight serenade” (con invitado al bajo) o el funky a lo James Brown de “My sons” antes de finalizar con una versión del “Machine Gun” de Jimi Hendrix. Se nota que el power trío es de envergadura pues ya hemos explicado las virtudes a las seis cuerdas de Lord Bishop que además no canta nada mal aunque esté algo justo de voz, al ser nasal y algo rota funciona. Le acompañan un batería bestial en la pegada y un bajista que toca desde arriba con dos dedos, como mandan los cánones. Grupo que reverencia el rock como podíamos ver en las camisetas de Ramones en las cuatro cuerdas, Guns and Roses en las baquetas y Grave Digger en Lord Bishop.

Tan contentos estaban que cerraron la velada con un bis. Nada menos que una versión a su estilo del “Whole lotta love” de Led Zeppelin, con su líder acabando por los suelos o creando distorsiones pegando las cuerdas al micro o a los amplificadores. Un concierto brutal donde los pocos presentes disfrutamos mucho. Esperemos que les acompañen más personas en próximas ocasiones porque lo merecen.

 

by: Jose Luis Diez

by: Jose Luis Diez

Cinéfilo y cinéfago, lector voraz, amante del rock y la ópera y ensayista y documentalista con escaso éxito que intenta exorcizar sus demonios interiores en su blog personal el curioso observador

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