En este pequeño viaje gastronómico que estamos haciendo en las últimas semanas por Inglaterra, visitamos la ciudad de Coventry, cerca de Birmingham, segunda población en número de habitantes del Reino Unido, donde no se come del todo mal en alguno de los múltiples pubs que jalonan su arteria central alrededor del canal central de donde emerge el puente dedicado a Black Sabbath.
Coventry es célebre por sus fábricas de coches, como Jaguar o Rover, pero también por Lady Godiva (tiene su estatua en el centro) y su imponente catedral bombardeada por los nazis en la II Guerra Mundial. Atractivos no le faltan a la zona. Pero en lo que a comer se refiere merced al conocimiento de nuestros amigos Chris y Macarena visitamos unos cuantos establecimientos dignos de mención, como pedir unos fish and chips contundentes y abundantes, con las patatas naturales (cosa que no en todos los sitios hacen) para llevar o degustar un estupendo Sunday Roost en un Toby Carvery de donde salimos más que satisfechos. Algo digno de probar si se visita la zona pues hay múltiples locales por toda Inglaterra.
Sin embargo, hoy hablaremos de un asador completamente distinto a casi cualquier otro en el que hayamos estado. Se trata de The Farmhouse, situado en Coventry, restaurante especializado en la brasa y en la cocina de cachemira, esa región siempre en disputa entre la India y Pakistán de población mayoritariamente musulmana, cosa importante pues en The Farmhouse mantienen los preceptos de su religión y no se puede comer ni cerdo ni beber alcohol.
Lo siguiente que nos sorprendió fue su ostentosa decoración, llena de dorados y estucos desde la entrada cruzando el el amplio aparcamiento y que la gran mayoría de los comensales eran musulmanes, lo mismo que todo el personal (y aseguramos que The Farmhouse no es pequeño). Una vez sentados, decidimos comer con agua, al ser imposible beber con vino o cerveza. La pedimos del grifo y nos la sirvieron con agua y una rodaja de limón, lo que se agradece. Y antes de traer la comanda nos presentaron una especie de pecera que expulsaba humo como si fuese una pócima. Su único uso era el decorativo.
Probamos varios principales y nos gustaron todos. Sus especialidades son la cocina de Cachemira y los asados. Dentro de sus curries se puede elegir carne, langostinos, queso paneer o vegetales y después la salsa. Pedimos un cordero a la shahi Masala, salsa de tomate con ajo, anacardos y un toque ahumado de pimentón. Cremoso y apetecible, cocinado a fuego lento pues la carne estaba tierna y no demasiado picante.
El pollo sí era más potente en cuanto pique pues elegimos la salsa Desi, con tomate, ajo asado y hierbas que creaban un espeso y aromático curry. Interesante. Ambos los acompañamos con arroz basmati y unos naan de ajo, totalmente hecho a mano y deliciosos.
El Bad Boy Bombay fue el punto asado digno de mencionar. Un bistec al punto, de vaca local bajo una rica salsa picante, acompañado de patatas caseras y una ensalada de repollo. Normal la fama que tienen las terneras británicas.
También se probó el Gunpowder Paneer, un rebozado del famoso queso hindú presentado sobre una salsa picante de tamarindo. Exótico y sorprendente.
Como se puede ver The Farmhouse tiene un punto distinto a otros restaurantes indios. De hecho, su decoración ya avisa de sus pretensiones y expectativas. Un sitio donde no sólo se come sino donde personas (sobre todo de esa zona de la India y Pakistán, sean autóctonos o “british”) van a dejarse ver. Era el caso de las fotos en la entrada de campeones mundiales de boxeo como Amir Khan o el estadounidense Deontay Wilder.
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