Cuando estás en la cola de un concierto o de un festival para poder acceder a las primera filas, por lo menos en los que no te cobran un “plus” para estar delante, se generan conversaciones, nuevas amistades a veces para años, otras esporádicas, pero que giran alrededor de la música, del grupo o cantante que es parte de la banda sonora de tu vida.
Conversaciones que también se generan en tiendas de discos cuando ves a alguien que está escogiendo el disco de tu vida y te es imposible no entablar una relación cósmica con esa persona por el mero hecho de que le gusta el mismo disco. “Cuando Dylan Me Sonrió” de Alex Fraile es todo eso y mucho más, un libro que se lee como una conversación entre amigos apurando las últimas cervezas antes del bolo de tus sueños.
Muchos se verán reflejados en muchas situaciones, opiniones… Se sentirán aliviados porque no están locos, o no son unos freaks por recorrer kilómetros por ver a su héroe musical, o sí lo somos, pero no estamos solos; hay muchos más ahí fuera capaces de gastarse una paga extra para poder realizar un sueño.
También se sentirán aliviados porque tampoco ustedes son bichos raros por sentir lo mismo por Dylan y/o Jacques Brel, por poner un ejemplo. Con “Cuando Dylan me Sonrió” uno se ve reflejado en todo lo que conlleva ser un amante de esos sonidos que embellecen nuestro día a día.
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