Cuantas ganas les tenía a los murcianos LE MUR. Para los que seáis veteranos asiduos a esta casa y a Criaturas Salvajes sabréis que siempre hemos estado ahí apoyándoles, de hecho, en 2016 (y en el ‘Blog Prohibido’ en el que comenzó Criaturas) ya cubrimos su EP debut de 2015 y, cómo no, llegó su Opera Prima en formato LP, El Brote (2017) y estuvimos aportando para la causa. Llegados a la actualidad, hace pocos meses que Le Mur sacaron su segundo disco en estudio, Caelum Invictus (2023) y, como era obvio, tuvieron su obligada cobertura, por lo que creo que se cierra el círculo de enamoramiento y obsesión por la banda de Elsa Muñoz con el concierto que dieron el pasado sábado, 13 de mayo, en la sala ‘Escuela de Calor’ de Castellón.
Pero no venían solos, en realidad, el bolo en la sala de la Ciudad de La Plana era un doble cartel patrocinado y montado a pachas por Nooirax Producciones y el promotor local castellonense Stoner Johnny en el que abrían los madrileños Post-Rock/Metal Prog, DERIVA. Sin más dilación, da el saltito y pasemos a la crónica in situ…
Me apuré en llegar a la sala con antelación, necesitaba presentarme y hablar un ratito con Le Mur antes de subirse al escenario y obtuve premio desde el primer segundo. Pedro (guitar), Carlos (bass) y Juan Carlos (drums) estaban en la puerta departiendo con los Deriva y todo fue sencillo y espontáneo desde el segundo uno. Gente que ama la música, que siente lo que hace como vital para existir, pero que tiene los pies en el suelo y que muestran humildad y capacidad de trabajo para resistir en esto del Rock’N’Roll en nuestro país de ‘aceituna, pandereta y ritmos latinos’… Entramos para ver a Deriva…
Una propuesta instrumental post rock & metal progresivo la del cuarteto de la Capital que me pareció realmente hipnótica y epatante con esa mixtura de punteos progresivos, ramalazos metaleros y espacios incluso para incursiones flamencas, todo ello con una ejecución precisa y muy bien enfocada con ese juego de guitarras cruzadas entre Muñi y Minchy sin desmerecer en absoluto la excelsa base rítmica de Javi (bass) y Rory (drums) como motor y columna vertebral para que las guitarras fluyan y se expandan llevándonos a ese estado de elevación y llamada al subconsciente y la existencialidad.
En definitiva, una banda y un concepto atrevido y más que arriesgado en los tiempos que corren y que les honra, son valientes y saben que su virtuosismo puesto al servicio de las atmósferas de sus composiciones es lo que les desmarca de otras propuestas más, digamos, convencionales y más obvias.
Centrémonos ahora ya en el plato fuerte de la noche para quien suscribe. Como os decía, tenía mucha hambre de LE MUR y obtuve precisamente lo que esperaba, eso sí, con un setlist muy corto en minutaje por cuestiones de la organización que limitó las dos actuaciones a una hora de duración cada una. Es igual. La banda, comandada en todo momento por su excelsa Criatura Salvaje y frontwoman, Elsa Muñoz, demostró el por qué son tan especiales, desplegando todo su magnetismo en punteos progresivos y elásticas líneas de bajo que, junto con los creativos parches de Juan Carlos, el nuevo baterista, se lo dejan todo preparado y en bandeja de plata para que la murciana escupa visceralidad vocal y desate sus intensas emociones a través de una garganta absolutamente inmensa que clava cada giro vocal, cada nota y rugidos varios (y eso que sólo había dormido 3 horas…).
Era obvio que el grueso del setlist se correspondiese con su última obra, Caelum Invictus (2023), y aquí me tuvieron completamente hechizado viviendo en primera línea de fuego temazos tan epatadores, imponentes y ‘terapéuticos’ como el iniciático viaje a la locura de «Prometeo», el demoledor y exorcizante «Monoceros» (os juro que se me iba la garganta con ese ‘Caballos trotando…’) o el singelazo que tienen entre manos (de apisonante línea de bajo y riff brutal de Pedro), auténtica llave para escalar peldaños en la escena musical, con un ‘hater’ «Epitemeo» cerrando triunfalmente la descarga. No me quiero dejar por el camino otros temas de Caelum… que también brillaron con luz propia, caso de la excelsa instrumental «Sagitta» dando descanso a las cuerdas vocales de Elsa, la perfecta progresión y contrastes de «Atalanta» y, cómo no, la juguetona y maliciosa «Vulpécula» con una Elsa ‘disparándonos justo en nuestros pies’ y secuestrando nuestra fibra más sensible antes de que los alaridos finales nos lleven a esa ‘grand finale’ con toda la banda machacando sus instrumentos. No quiero dejar de citar lo bien que nos sentaron los temas de su LP debut con las empoderadas interpretaciones de «Loto», «Diente de León», «El Brote» y «Llegan».
Acabado el concierto las conversaciones (y las íntimas confesiones) siguieron produciéndose relajadamente unos instantes más, con una banda a la que gusta de conversar y cruzar impresiones, sobre todo con Elsa, verdadero objetivo para quien suscribe por muchas razones, incluso más allá de la cobertura que siempre ha tenido y siempre tendrá en Criaturas Salvajes. Te agradezco mucho tus palabras post-bolo y que abrieses tu corazón como lo hiciste…
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