Permíteme, estimado ser leyente de mis reseñas, empezar hoy con un chiste. Ese que dice uno: ¿te acuerdas la emisora de radio esa que siempre ponía música de viejos? Y cuando el otro le responde que sí, que claro que se acuerda, le dice: pues ya ponen música buena. Todos se ríen porque el chiste es malo pero tiene su gracia y pasamos a otra cosa, o pasaríamos si no fuese porque yo voy a hacer un añadido y es que ahora por fin puedo escuchar esa emisora tranquilo y en ella sonarían Heezer como novedad pero sin desentonar ni una corchea de todo su discurso con lo que le pondrían alrededor. Porque sí, estos finlandeses son unos jovencitos, sobre todo si los comparamos con quien escribe, y su música suena fresquita y divertida, pero es noventera hasta decir basta.

Que yo no soy ni el más entendido en stoner ni su mayor flan es algo que no voy a ocultar, pero sí que es una música que en su justa medida, a su debido tiempo y bien hecha me hace gozar bastante así que me asomé de buen talante a estos Heeer y, oye, ni tan mal. Un disco muy disfrutón, melódico, cantable, con temas para menear el esqueleto y sobre todo liviano. No todo en esta vida pueden ser extremosidades y machaqueo. Estos finlandeses nos traen un buen catálogo de temas para ampliar la paleta sonora y poder deleitarnos con otras texturas. Si en los noventa, o luego porque por el motivo que fuese llegaste tarde, disfrutabas del stoner y el grunge piénsate que esto es algo a lo que le puedes pegar la oreja con placer. Tienen ese punto entre ambos mundos donde los riffs de todos los instrumentos tocando al unísono suenan densos y contundentes al tiempo que rockeros y bailongos mientras las voces te van a recordar por momentos al Perry Farrell de los mejores Jane´s Addiction, como por ejemplo en Sunshine, o incluso al más moderno John Baizley de Baroness en Red Giant. Una curiosa mezcolanza que funciona la mar de bien en mis pabellones auditivos.

A lo largo de los diez temas que forman el álbum, Heezer nos va a llevar de la mano de su rock desértico y coreable por distintos momentos cada uno con su personalidad propia. Con un sonido homogéneo y particular que se mantiene durante todo el disco, logran que cada tema tenga ese algo que hace que desde la primera escucha sepas cual es cual y no te de la sensación de estar escuchando lo mismo todo el tiempo. Es un punto muy a su favor, en dos escuchas ya estas tarareando los estribillos con ellos y en la tercera, si vas en el coche, te descubres desgañitándote con algunas parte y meneando la cabeza con rictus de satisfacción y diciendo: ouh yeah. Molan y se hacen querer.

Me han gustado mucho sus desarrollos instrumentales en las partes no cantadas, donde, sin alardes pero dejando claro en los detalles y la sencillez que tienen un gran dominio de sus respectivas herramientas de transformación del sonido, dan unas pinceladas de color al viaje por el rock del desierto que lo dotan de mayor interés. Especial mención para la batería de Ville Häsä y el bajo de Antti Vessiko que sin buscar la notoriedad ni destacar en ningún momento llevan al conjunto en volandas durante todo el tiempo y tienen sus momentazos de gloria en esos breves interludios en los que la voz cesa. Porque, eso sí, la propuesta de Heezer son canciones, canciones para ser cantadas, la banda está mayormente al servicio de la voz, hacen un trabajo excelente pero un trabajo de comparsa, no ponen el acento en la parte instrumental salvo en contadas ocasiones. Que tampoco es que tengan que hacerlo, ojo, pero es así como lo enfocan y yo te tengo que contar lo que hay.

El disco tiene unos pocos de temas de esos que uno termina poniendo el enlace en su red social favorito y avisando a sus sufridos contactos con mensajes escuetos del tipo “esto es un temazo” o “como la pintan los finlandeses”. Sin duda, tarde o temprano terminaré colgando en mi tuister o mi feisbu, para deleite de mis sufridores, temas como Spacegod, Mother Rain o I the Sun que me han gustado especialmente, aunque no son los únicos. En general el nivel de las canciones se mantiene de principio a fin y lo hace la mar de ameno. Ya te digo que como le des varias vueltas a la tercera ya te estás inflando de cantar.

En resumen, un disco de stoner con sabor grunge noventero a más no poder que los que tenemos una edad seguro que agradecemos aunque dudo que logre que algún flan de Rosalía le de el beneficio de la duda y lo escuche, cada generación tiene lo suyo supongo. O no, porque estos Heezer son unos chavales y mantienen viva esta llama. Hay gente para todo, por suerte, el mundo sería muy aburrido con todos pensando y sintiendo igual. Y tú, ¿por dónde respiras? ¿Le darás una oportunidad a estos finlandeses? Si te gustan estas cosas creo que no harías mal en dedicarles un rato. Enganchan.

 

Heezer – Sungrinder

by: Felix Morales

by: Felix Morales

Otro que pasó por la universidad para nada, como tantos. Culo inquieto, curioso insaciable, músico inclasificable y escritor para minorías. Nihilista nato. Autor de La senda del hipopótamo y Crisis de identidad. Mente perturbada tras ((((L)))) FAN ((((T)))). Toco en un grupo pero no me dejan decir cuál es. ¡Qué puta es la vida!

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