Un show de _juno no es sólo un concierto, es una escapada a ese paraíso artificial en el que viven instalados y en el que, durante un rato, permiten gentilmente entrar a su público. Un cartel de neón nos anuncia que estamos en el limbo, un lugar más allá de una vida llena de frustraciones. Como _juno recomiendan, lo mejor es relajarse y disfrutar de este viaje. Con una puesta en escena tan espartana como efectiva Zahara y Martí Perarnau IV venían a las canciones de su último trabajo _BCN747 que alternaron con algún rescate de _BCN626. Al igual que sus discos, su actuación oscila entre lo íntimo y lo lúdico, aunque acaba predominando lo primero.
La salida en escena de _juno no puede ser más sencilla y, paradójicamente, más sorprendente. Es una maravilla tenerlos tan cerca y casi poder tocarlos. Esa cercanía y esa sinceridad suman enteros a lo que sin ellas hubiera sido un recital más. Pero ya he dicho que lo de _juno no son conciertos, son comuniones con su público. Poco importa que su repertorio huya de lo comercial como de la peste o que El teatro de las esquinas sufriera en sus butacas el zaragozano puente del 5 de marzo. Reconocieron que había nervios (era su segundo concierto de la gira) y que tuvieron sus dudas con la fecha pero…. ahí ha estado la extraña pareja, defendiendo sus canciones como leones. Unas canciones que les han salido así, viajando por el mundo y grabando en habitaciones de hotel. Una intimidad que contrasta con la influencia que las raves han tenido en este singular dúo. Entre impagables anécdotas hemos podido disfrutar gemas tan especiales como _La canción que no vas a hacer, _La biblioteca nacional, _Los feliz, Anikillación o _LHR410. Sobra decir que Zahara sigue erizándome los pelos de la nuca con su voz. Lo siento, Martí, no cantas mal y vuestras voces combinadas quedan muy agradables, pero tus innegables talentos musicales no residen en la garganta.
Podría alguno pensar que, si casi todos los sonidos (excepto un par de guitarras) provienen de aparatos sintéticos, la cosa podría resultar fría y distante, nada más lejos de la realidad: el conjunto emociona y hace vibrar al respetable. Lo dicho, no ha sido un concierto más.
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