“In the middle of the night
In the middle of the night I call your name
Oh, Yoko
Oh, Yoko
My love will turn you on
In the middle of a bath
In the middle of a bath I call your name
Oh, Yoko
Oh, Yoko
My love will turn you on”.
Llevo tiempo pensando en escribir este artículo sobre Yoko Ono, si bien es verdad que la japonesa no me necesita, ni a mí, ni a nadie para defenderse.
Es verdad que ya ha llegado a una edad en la que viene bien recordar a muchos que Ono no es esa bruja malvada que se cargó a los Beatles… Llevo años escuchando esa cantinela de la “culpa fue de Yoko Ono” algo que me parece de un absurdo enorme; el que muchos supuestos entendidos de música sigan aún con la cabeza metida en el culo y continúen mofándose de la que fue mujer de John Lennon.
Un marido que no fue tan “peace and love” con ella, a la que más de una vez le puso la mano encima y más de una vez, ella lo volvió a poner en órbita y centrado. Una mujer que lo amó y vio como le mataban delante suya, y que desde ese día ha sabido respetar su legado.
Yoko Ono a sus 89 años, sigue sin preocuparse de la opinión de esos tristes señores, y ha demostrado al final que no ha hecho que la discografía de John Lennon triplique de volumen desde su muerte, a diferencia de tantos otros como Elvis, The Doors, Jimi Hendrix, etc…
Tampoco ningún biopic cutre y suavizado y medio inventado para poder reventar los cines en navidad, tampoco nada de obras de teatro con sus temas, o ningún anuncio cutre, ni tan siquiera una autobiografía o el típico álbum de duetos post-mortem de John . Nada de eso, Yoko sigue digna y fiel a su estilo.
Tampoco es cierto que la artista utilizara a Lennon para llegar a la fama, en su entorno Yoko era aún más famosa que él, aunque los británicos dijeran que los Beatles eran más famosos que Dios. Ono llevaba más kilómetros que ellos cosechando un éxito en una clase de audiencia y público que Lennon ansiaba tener y frecuentar así a artistas que no estaban en la órbita de los Beatles, como Ornette Coleman.
Fue Paul quien llevó a ver a John en 1965 aquella exposición en Londres donde Ono ya era una artista establecida, respetada y admirada. Tomó su inspiracion de Marcel Duchamp, en el dadaísmo, el surrealismo y toda una serie de movimientos similares. Con ello se formó el provocativo grupo Fluxus que llevaría a Nueva York la era de la vanguardia. En donde Lou Reed y John Cale eran discípulos de La Monte Young, John Cage y de Yoko Ono. Y eso mucho antes de convertirse en los miembros de la Factory de Andy Warhol. Un Andy que tomó las semillas de Fluxus para recoger los frutos del éxito.
No seguiré hablando más sobre la relación entre ellos, daría para un libro y no tengo paciencia para ello. Comentaré algunos discos imprescindibles para entender su punto de vista musical y su influencia sobre tantos grupos como Sonic Youth. Yo la Tengo, sus discos han sido cabecera de futuras gargantas fuera de lo común como Nina Hagen, Cyndi Lauper, Kate Pierson. Lauper confiesa que dejó la casa de sus padres con sólo bajo el brazo “Grapefruit”, una colección de poemas y visiones de Yoko.
Es cierto que tiene cosas que son muy difíciles de digerir a semejanza del Metal Music Machine de Lou Reed. Escuchar la totalidad de Two Virgins, The Wedding Album y Life with Lions sin iniciación previa, puede ser una tortura y volver loco a más de uno. Pero eso es solo una faceta de justamente una artista mutilfacética.
Lo bueno, la grandeza de la conjunción de estos dos artistas empieza con los dos discos gemelos de la Plastic Ono Band de 1970, ambos publicados bajo portadas similares salvo por un detalle que muchos ni tan siquiera se habrán percatado… Os dejo descubrirlo por vuestros propios ojos. “Cold Turkey”, “Instant karma”, “Mother”, ese “look at Me” rescatado de las sesiones del “White album” y ese apocalíptico “Why”, donde Yoko plasma en su grito el terror sufrido durante los bombardeos en su infancia en Japón y también por el mal momento que acaba de pasar a tener que abortar cuando tenía cerca de ocho meses de embarazo.
Un disco que oscila entre cortes psicóticos en donde ambos plasman su estado de desgaste de salud mental, así como cortes repletos de amor contemplativo. Un disco que sirve de catalizador, de limpieza de las neurosis acumuladas durante tantos años. Un trabajo para escuchar a oscuras como lo exige la portada. Lennon y Ono produjeron “Plastic Ono Band” en gran parte por su cuenta, ya que el chiflado y genio Mr. Spector estuvo ausente la mayor parte del tiempo. Un disco del cual se podría hablar durante horas y que seguramente sea el mejor que hayan hecho la pareja.
En 1971 Lennon prepara ese pepinazo que servirá de himno para la paz, el disco “Imagine”. Por su lado Yoko lanza su disco “Fly”, un trabajo en forma de disco doble y alejado de los manifiestos revolucionarios y canciones profanas de la Plastic Ono Band.
Aquí, junto a un elenco de ensueño de amigos como Jim Keltner, Ringo Starr, Eric Clapton, Klaus Voorman, Bobby Keyes, Ono graba un trabajo que es el perfecto artefacto para ver su faceta más melodiosa, en donde reprime la furia para dejar pasar la belleza. Fly es la piedra angular del trabajo en solitario de Yoko Ono . “Mrs Lennon” es de una preciosidad que asombrará a sus detractores, esos que solo se imaginan a la japonesa pegando chillidos a diestro y siniestro. Es tal que el propio Alex Chilton maravillado por la composición se apropiará de la introducción de “Mrs Lennon” para su tema “Holocaust”, que aparece en el tercer disco de la maravillosa banda Big Star.
“Fly” es un disco con una personalidad arrolladora, como la propia intérprete. Producido por Lennon y Ono. La edición original venía empaquetada en una caja que se abría simulando un libro el cual contenía un póster, una postal como marcapágina para su libro “Grapefruit”.
El corte “Midsummer New York” es un rock potente de que aunque a muchos les parezca sorprendente, ZZ Top reciclará el riff central para su disco “Deguello”. Pero claro, Yoko es mucho “Ono” y el segundo disco es la cara más experimental, una segunda parte nada fácil, no apta para amantes de tonadillas pop. Para el tema “Telephone Piece”, para cada edición del disco se utilizó el timbre telefónico distintivo de cada país, es decir, cada edición del álbum usó grabaciones completamente diferentes, la de EE. UU, Reino Unido y Japón. Ono tuvo que volver a grabar su voz en el tema “Hirake” también llamado “Open Box” después de que un director de EMI calificara la letra de “desagradable”. En el verso “Abre tus pantalones, abre tu falda, abre tus piernas y abre tus muslos”, las palabras, “pantalones”, “falda”, “piernas” y “muslos” se cambiaron por “casas” e “iglesia”.
Un disco que se llevó las alabanzas de luminarias como Frank Zappa y Ornette Coleman. Yoko inventa, crea la No-Wave, mientras su marido confecciona un disco que los “entendidos” consideran una obra maestra cuando justamente no lo es, ni se acerca a un gran álbum. Disco sobrevalorado por una inmensa cantidad de gente que tan solo se ha parado a escuchar el tema homónimo, “Imagine”. Pero eso es otra historia…
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