Quizás la versión más conocida de “El amante de Lady Chatterlay” sea la dirigida en los primeros ochenta por Just Jaeckin donde, de nuevo, con Sylvia Kristel intentaba reeditar el monumental éxito de “Emmanuelle”, todo un clásico del cine erótico aunque de discutible calidad.
En esta nueva versión se vuelve a jugar con el erotismo pero bajo una pátina de supuestas pretensiones y toque de autor. Su encargada es Laure de Clermont- Tonerre que envuelve su obra bajo una supuesta visión femenina, enfatizando la lucha por su libertad de la protagonista mientras su marido va perdiendo la impostada bondad natural con el que es presentado para convertirse en un tiránico, déspota y oscuro ser. Todo bajo un halo de producción seria con numerosos filtros, supuesto lirismo y múltiples planos que parecen sacados de un anuncio de perfumes. Para remate más que un largometraje dirigido para la gran pantalla se nota el toque televisivo donde su responsable ha curtido su hasta ahora no muy notable trayectoria.
Si es destacable la correcta ambientación, la fotografía del casi siempre eficaz Benoit Delhomme y la pareja protagonista donde tanto Emma Corrin (la Lady Di joven en «The crown») como Jack O’Connell tienen química y funcionan a la perfección como los imposibles amantes. El problema no es técnico sino artístico pues el ritmo es irregular y la puesta en escena errada por impostada, pretenciosa y falsa, rematada por la banda sonora de Isabella Summers que sigue esa línea de “cinema qualité” con exceso de cuerda para lograr que el espectador parezca que está asistiendo a un espectáculo de altura y, por lo tanto, pueda explicar a sus vecinos que los desnudos son parte del todo integrado.
De nuevo, no se ha conseguido una buena versión de “El amante de Lady Chatterley” aunque la de Jaeckin era más honesta en su planteamiento. De hecho, tampoco se han conseguido grandes resultados con las novelas de D.H. Lawrence siendo la mejor “Mujeres enamoradas” de Ken Russell quien también adaptó bastantes años después “El arco iris”.
Y eso que el tema es interesante pues se trata del descubrimiento de la libertad de una mujer, llevada a una mansión señoral donde se aburre con su marido impotente y consigue mitigar su hastío vital con un trabajador de la finca de quien se enamorará. Un argumento que funcionó a la perfección en el siglo XIX y principios del XX aunque el libro de D.H. Lawrence sea inferior a grandes clásicos de la emancipación de la mujer como el “Madame Bovary” de Flaubert o el “Ana Karenina” de Tolstoi en novela y las imperecederas obras teatrales de Ibsen donde destaca “Casa de muñecas” o “Hedda Gabler”. Ante estos “tótem” “El amante de Lady Chatterley” sale mal parado aunque sin ser una obra despreciable. De hecho, bastante superior a esta versión de Laure de Clermont- Tonnerre.
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