Continuamos vomitando decibelios ‘a go go’. Bálsamo que calma bestias, expulsa adrenalina contenida y sacia la sed crónica de conciertos que uno siempre tiene. Abandonamos de una vez Suecia y nos vamos al Mediterráneo, en concreto a la localidad de Cerea, Italia, para presentar en sociedad ‘dilatada’ a un quinteto que me pone las pilas de un sopapo. Su nombre son THE BROKENDOLLS y acaban de editar su tercer álbum de estudio nominado Snakecharmer (2022)…
Si ‘Ellos tienen razón’… ¡¡¡’Yo también la tengo’!!!…
Cafres amantes de la música más encendida, agresiva y virulenta, el quinteto del ‘País de la Bota’ cuenta con dos LP’s No Ice In My Drink (2008) y Wolves Among Sheep (2014), un EP, Carillon Infernale (2016) y el álbum que hoy nos ocupa, Snakecharmer (2022) que es con el que les he podido echar el guante de una vez por todas pues siempre se me han ‘escurrido’ de las orejas…
El disco es un puto non-stop de adrenalina y mala hostia combinando en sus nueve tracks su amor por Nashville Pussy, Motörhead, los primeros Backyard Babies y yo diría que también aquellos AMEN y Sick Of It All que tanto nos molaron a final del siglo pasado, oséase, que aquí tenemos entre manos una colección de riffs muy metaleros, mezclados con guitarrazos garaje punk, un vozarrón desgarradísimo en todo momento pero manteniendo fraseados melódicos y unos estribillos jodidamente pegadizos y que son el verdadero gancho para que esta bandaza, valga la redundancia, te enganche al máximo. El último corte, «Snakecharmer», es un descanso después de la tormenta de decibelios que nos ha caído y que tiene ciertos punteos y arpegios que te podrán sonar al «Welcome Home (Sanitarium)» de unos tipos de San Francisco…
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