Stranger Things, esa serie de Netflix que hace furor entre los adolescentes y los nostálgicos de los años 80 —4 Temporadas en las que se mezclan Poltergeist, Los Goonies y Scooby Doo— ha conseguido rescatar una estrella de la era grunge como era Wynonna Ryder y de la que la gente solo recordaba su manía cleptómana en los grandes almacenes, para devolverla como madre de unos adolescentes algo freaks. Pero lo que sobre todo ha conseguido esta cuarta temporada, es poner a Kate Bush de nuevo en la lista de los discos más vendidos. Y todo ello por la inclusión de aquel “Running Up That Hill” que ya tuvo su momento de gloria en 1985, lo que no consiguieron las insulsas versiones de Placebo y/o Meg Myers.

Hasta ha entrado en el primer puesto de Noruega y Lituania en donde jamás tuvo el más mínimo éxito. Y es que por mucho que algunos oportunistas revindiquen su amor a la cantante y el hecho de seguirla desde sus inicios, la cruda realidad es que cuando salió en febrero de 1978 “The Kick Inside”, su álbum de debut, muchos se mofaban de aquella voz y no comprendían absolutamente nada de lo que aquella artista salida de la nada quería ofrecernos. 

Hablar de su relación con la música, el baile, de David Gilmour, de su familia, de sus fobias, daría para un artículo muy largo. Prefiero comprimirlo y dedicarles unas líneas a sus discos, a según mi opinión, su valor artístico y de paso, a lo mejor, que algún nuevo fan de Kate no se quede únicamente en ese “Running Up That Hill”.

Kate nació en Kent un 30 de julio de 1958. En su casa, la música y la literatura eran omnipresentes, sobre todo de la mano de sus dos hermanos. Uno poseía una increíble colección de discos de folk americano y británico, y el otro escribía novelas y poemas, además de practicar la fotografía. Kate siempre admiró y se influenció de la literatura de Tolkien, James, M. Barrie, John Wyndham y Oscar Wilde por citar algunos. Además de ávida lectora también era una adicta a ver en televisión toda clase de películas. En su colegio, aprender música era una asignatura obligatoria por lo que eligió el violín, pero prefirió la poesía y sobre todo tocar el armonio de la familia. Poco a poco, Kate empezó a cantar y a componer. Su hermano John, gracias a un amigo, consigue que Gilmour se acerque a Wickham Farm, la casa familiar de los Bush. Kate, aunque desprevenida, canta para David, medio aterrorizada y avergonzada. Gilmour se queda petrificado y llama a Pat Martin y Pete Perryer del fantástico grupo Unicorn para que vengan a su estudio personal y grabar junto a Kate. De aquella grabación salieron tres títulos: ”Passing Through The Air” que será más adelante cara B de “Army Dreamer” y otros dos cortes. Gilmour, satisfecho con lo ocurrido, guarda contacto con Kate y en 1975 en los estudios AIR, bajo las órdenes de Andrew Powell, grabaran: “Maybe”, “The Saxophone Song” y The Man with The Child in His Eyes”. Kate, canta y toca el piano, acompañada por un conjunto de cuerdas, simplemente… El resto ya es historia de la música.

 

Discografía Selectiva:

 

The Kick Inside

Conocí a Kate Bush un día lluvioso de otoño de 1978, cuando hacía autoestop en una carretera comarcal de Andalucía en dirección Málaga. Una vieja furgoneta matriculada en Dinamarca se paró a recogerme. A bordo, unos hippies se dirigían a Marruecos. Olor a pachuli e incienso además de otro olor más familiar a marihuana, perfumaba el ambiente.

Aquellos hippies tenían puesta una música jubilosa, fantasmal y embriagadora. Una rubia de larga melena y con un escote abismal, me mostró una cinta de casete con una portada en donde una bella mujer parecía como crucificada sobre una gigantesca cometa con connotaciones japonesas. Aquel casete sigue en mi posesión y con el simple hecho de mirarla, aquellos viejos recuerdos vuelven a mi memoria. Es el poder de la música, el poder de “The Kick Inside”, el primer disco de Kate Bush que surgió en unos tiempos en que la música disputaba una lucha fratricida entre el punk y el disco/funk. Aquel disco, podía embaucar al oyente, llevarlo a un mundo de sueños y fantasías, o, por el contrario, molestarlo y desagradarlo como una puerta chirriante. Se podría decir que en aquellos tiempos era de esos discos que se consideraban difíciles de escuchar, por lo menos la primera vez, y sobre todo para los oídos más obtusos y menos sibaritas.

 

Hounds Of Love

Se lanza en 1985, y si bien hasta el momento, Kate no había sacado ningún trabajo malo o sin inspiración, aquí vuelve otra vez ese duende que tuvo en su primer trabajo. Fuera las experimentaciones de su anterior trabajo “The Dreamer” y vuelta con más fuerza que los anteriores.

Grabado en su propio estudio, en su granja, sin los problemas de cambio de estudios del anterior trabajo y con la lección bien aprendida, Kate compone un disco que será propulsado en los charts, gracias a unos vídeos fascinantes y muy trabajados para aquellos tiempos. Y, sobre todo, por composiciones como “Hounds of Love” y “Running Up that Hill”.

Un disco etéreo pero musculado. Desde su cubierta, donde Kate, amante de los animales desde siempre aparece con su dos perros, llamados, Bonnie y Clyde. Pero si bien el trabajo parece un simple ejercicio de Pop bien estructurado, Kate no ha renunciado a sus nuevos juguetes empleados en The Dreamer, y por ello, divide el álbum en dos partes; la cara A, “Hounds Of Love”, con canciones más comerciales, y la cara B, “The Ninth Wave”, con canciones más conceptuales y progresivas. Y de allí es por lo que muchos empezaron a clasificarla y etiquetarla como “post-progresivo”.

 

Aerial

Kate siempre ha sido una perfeccionista, se prodiga poco en directo debido a su afán de plasmar en directo lo que sus discos cuentan, sus espectáculos suelen ser caros y agotadores… Circula la especulación de que es una agorafóbica dada a los ataques de nervios. Algo que ella desmiente respondiendo: “Pero me gusta tratar de vivir una vida lo más normal posible”. Lo cierto es que deja pasar más de diez años desde su disco anterior, algo sorprendente y suicida en la industria discográfica.

Pero Kate es única y vuelve además con un disco doble, titulado “Aerial”, Un disco poético lleno de matices, sublime, en donde con “How to be invisible”, Kate muestra su aversión a ser foco de atención, y responde a esas acusaciones de vivir reclusa. Un trabajo en el que su marido e hijo participan, que emana belleza por todos sus surcos.

Está divido en dos partes; “ A Sea Of Honey” y “A Sky of Honey” como un ying y yang musical, el lado más melódico vs la parte más abstracta de la artista. Pero siempre con el romanticismo y la sensibilidad al flor de piel, la lírica y la poesía, son el hilo conductor de un disco largo de duración, pero que pasa como un suspiro.

 

The Dreaming

Posiblemente el disco más incomprendido de la británica. Un disco que llegó tras una trilogía perfecta. Bush se sentía algo depresiva por aquel entonces, y le costaba coger el piano y volver a componer. Tras asistir a un concierto de Stevie Wonder y pasar un rato con él en su camerino, Kate siente la necesidad de componer. Inmediatamente surge “Sat in your Lap”. Decide componer una veintena de títulos nuevos, nada de rescatar fondo de catálogo de sus anteriores trabajos. Además, se separa de su productor fetiche hasta ahora Jon Kelly y piensa en contratar a Tony Visconti, aunque, al final, Kate produce completamente por primera vez e íntegramente el disco.

Bush solo tiene 22 años y acaba de colaborar en los discos de Peter Gabriel. Está fascinada por las experimentaciones de Gabriel y de los nuevos aparatos que utiliza, “Fairlight CMI”, “NED Synclavier” , etc… Ella también quiere experimentar y utilizarlos, además, cambia de estudios de grabación sin cesar. Incluye músicos ajenos a su música en participaciones importantes; como Geoff Downes de los Bugles o Sean Keane de The Chieftains, entre otros. Un disco con cierto aire avant-garde por la perspectiva del enfoque de la cantante, cercano al espíritu de Annette Peacock, con composiciones que necesitan muchas escuchas para descifrar sus enigmas.

 

Más de Kate Bush

Kate Bush, además de sus discos oficiales, ha lanzado muchos singles con temas inéditos, colaboraciones o versiones. Justamente para terminar me centraré en algunas versiones que han efectuado de sus canciones, algunas de sus colaboraciones más curiosas y artistas que la han sampleado.

Una de las versiones más famosas es la que hizo Pat Benatar de “Wuthering Heights” en su disco “Crimes and Passion” una composición que le iba como anillo al dedo a la voz de Benatar; potente y cristalina.

El guitarrista de Free Jazz, Sonny Sharrock hizo un tema titulado “Kate” que discurre sobre una variación de una composición de Bush y que reconstruye Sharrock de manera magistral para su disco “Highlife”. Wuthering Heights” fue sampleado por Big Audio Dynamite para su tema “Green Grass”.

Kate Bush ha colaborado repetidas veces con Peter Gabriel, siendo el tema en conjunto “Don’t Give Up” el más famoso de ellos. Pero también junto a su amigo Roy Harper en “You (The Game, Part 2)” del disco “The Unknow Soldier” e igualmente en “Once” del disco de mismo título de Roy. También junto a Prince, en la composición “My Computer” del disco “Emancipation”.

by: Laurent Berger

by: Laurent Berger

Tsi – Na – Pah estudió Bellas Artes y más tarde cocina. Actualmente recorriendo Andalucía vendiendo y comprando viejos vinilos. Apasionado del rock progresivo y del rock americano de los setenta. Colaborador en distintas revistas musicales y tiendas de música en la época donde se vendía música de verdad.

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