«Axexan, Espreitan» es esa puerta de acceso a un universo donde eres invitado solo si tienes la capacidad de olvidar prejuicios, e incluso esperanzas vanas, para sumergirte en una propuesta tan personal como arriesgada y en la que todos los caminos conducen a la reverencia final por un trabajo de la magnitud como el que proponen Moura. «Alborada do Alén» se convierte en un intranquilo despertar a base de sintetizadores que va provocando a cada segundo esa ansiedad por conocer que vendrá después. La apertura de una puerta que cruzas sin mirar atrás siguiendo el rastro dejado por esa guitarra que señala el inicio de «Romance de Andrés D’Orois» en el que se dan la mano, o cuecen en el caldero, efluvios tanto del rock psicodélico como esas influencias celtas acentuadas por el mecer del violín. El comienzo de «Pelerinaxes» me ha traído a la cabeza propuestas como la de los sevillanos Orthodox, tal vez por esa trompeta, aunque sin la oscura densidad de estos. Con esta instrumental, Moura balancean una y otra vez las múltiples influencias de las que son capaces de extraer sapiencia con una canción que va creciendo a cada instante y en la que ves pasar sonidos propios del jazz, del progresivo y del folk con una naturalidad excepcional.
«Baile Do Dentón» abre nuestra mente a un pasaje de alucinaciones visuales que van creando a partir de esa recreación donde la voz actúa como potente acido que provoca ensoñaciones, todo ello rodeado de unas guitarras fuertes y marcadas bajo la influencia del progresivo alemán. Esa confrontación buscada entre sintetizadores y guitarras es la clave para entender esta travesía onírica en cuya orilla final te reciben una corte de gaitas. «Alalá do Abellón» es posiblemente su comunión mas directa con las raíces que presenta este «Axexan, Espreitan». Un hipnótico rezo coral guiado por la seca percusión tribal te introduce en un mundo mágico y ritual donde los espíritus abrazan la libertad de la invocación. Me sorprende ese inicio electrónico de «Cantar Do Liño» que plácidamente va dejando paso a ese remanso de calma provocado por las melodías vocales que me desplazan mentalmente más allá de su natal Galicia para hacerme sobrevolar costas de Brasil en un viaje de ida y vuelta al introducirme casi sin darme cuenta en «Encontro cunha moura fiadeira en dormeá» a la que en un ataque preconcebido nos encontramos con las afiladas guitarras en su parte final que colocan el sonido de unos Black Sabbath pasados por el tamiz de la propia personalidad de Moura.
«Lúa vermella» y sus nueves minutos son los encargados de agarrados a nuestro espíritu acompañarnos en esta parte ya final del viaje. La inquieta paz que palpita del sintetizador como acompañante inseparable del recitar folk esculpido por la parte vocal nos va dirigiendo hacia un agónico fin de recorrido en el que su atmósfera lenta te va inquietando acompañado por esas guitarras que te introducen en los desolados y densos parajes del doom, acribillándote con una fuerza que te impide mover un solo músculo mientras suena esta letanía. «Axexan, Espreitan» no es un disco sencillo de asimilar, seguramente ni con la predisposición que uno pretenda auto infligirse si no eres capaz de abrir todos y cada uno de los conductos de tus sentidos y dejarlos en comunión con la sucesión de ritmos que forman parte de este disco. Moura están más allá del bien y del mal, y por desgracia, de los grandes – y no tan amplios – focos mediáticos.
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