Una de las cintas que más sorprendió el pasado 2021 fue la exitosa «Free guy» donde Shawn Levy conseguía firmar su mejor obra, en una trayectoria no demasiado espectacular, mezclando cine familiar con ciencia ficción. Una combinación que jugaba con las grandes epopeyas que directores como Spielberg llevaron al paroxismo en la década de los ochenta.
Volviendo a reunir a parte importante del equipo del anterior trabajo, Levy ha vuelto a ofrecer una cinta para todos los públicos, con su toque de viajes en el tiempo que dan por resultado un entretenimiento que disfrutará la familia al completo pues Levy envuelve “El proyecto Adam” de una atmósfera ochentera que recuerda a esas producciones Amblin que tanto poso han dejado en el espectador que en la actualidad pasa de los cuarenta años.
Las influencias son múltiples pero encontramos ecos del “Regreso al futuro” de Zemeckis, el “Terminator” de james Cameron o de unas cuantas de “La guerra de las galaxias”, existiendo una persecución con naves espaciales que bien podría encuadrarse en la de George Lucas, en el “El imperio contraataca” de Irving Kerschner o “El retorno del Jedi” de Richard Marquand. Aventuras en el presente con seres que provienen del futuro, con persecuciones, explosiones, disparos y acción vertiginosa junto a los consabidos alivios cómicos y un tanto de sentimentalismo, lo que consigue un cóctel nostálgico en hora y tres cuartos de metraje donde es complicado aburrirse y para cuya puesta en escena Shawn Levy juega la baza de la espectacularidad, la acción trepidante y un ritmo acertado en una historia más o menos conocida y que a pesar de su nula originalidad funciona bien en los diferenciados tres actos, con un guion que corre a cabo de Jennifer Flackett y Mark Levin.
Quien repite es Ryan Reynolds de protagonista aunque no con una presencia tan apabullante como en “Free guy”, ya que toda la primera parte comparte escenas con el joven Walker Scobell que resiste el envite de trabajar al lado de un intérprete que borda este tipo de papeles y en la segunda con Mark Ruffalo que vuelve a hacer de científico con problemas existenciales como le sucede en sus andanzas marvelianas como “Hulk”. Entre medias una pléyade de secundarios de categoría con destacados nombres como Jennifer Garner, Catherine Keener o Zoe Saldana. Todos cumplen sus papeles sin mayor problema pero, desde luego, la historia principal gira en torno a la relación del hijo y el progenitor ausente, algo que entronca, de nuevo, con el cine de Steven Spielberg que de esa compleja desunión entre las figuras masculinas del padre y su retoño ha girado buena parte de su filmografía con casos destacados en toda la trilogía de Indiana Jones, “E.T., el extraterrestre”, “La terminal” o “Atrápame si puedes” por citar algunos ejemplos bastante claros.
“El proyecto Adam” es una entretenida superproducción familiar con la que Netflix intenta copar un “nicho de mercado” con el que todavía no se había atrevido y el resultado es convincente pues aunque no llegue al nivel de “Free guy”, Shawn Levy ha conseguido un buen producto con bastantes más virtudes que defectos y que nos devuelve a un cine con sabor añejo y del que una generación entonces niños o adolescentes y en la actualidad padres pueden recordar los momentos felices de antaño donde todo era más sencillo. Dicen que la época más feliz de la vida de una persona es aquella donde apenas hay responsabilidades y todo se vive más intensamente. Un mundo que refleja a la perfección “El proyecto Adam” pues con los años nuestra memoria a largo plazo tiende a recordar los buenos momentos prevaleciendo sobre los malos.
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