Exodus es una de esas bandas cien por cien reconocibles y fiables, pero eso no quita que sin perder jamás su esencia, hayan ido evolucionando de manera tan sutil que prácticamente no les ha afectado en esencia. Además es de esos grupos que aún habiendo sufrido la parada de rigor que afectó a muchísimos grupos a mitad de los noventa, luego ha vuelto y se han asentado con pie firme en el mundo del heavy metal desde la perspectiva actual sin perder comba ni un solo instante. Exodus jamás han conseguido es ascenso a las ligas mayores, aquellas de grandes estadios y golpes complacientes en el hombro, pero si es uno de esos grupos en los que sabes que puedes confiar, que sus discos raramente te van a defraudar. «Persona non grata» es su nuevo lanzamiento, y aquí no hay sorpresas, riesgos no necesarios ni sed de aventuras que les lleve a transitar por terrenos en los que ni ellos ni sus seguidores seguramente se sientan cómodos. ¿Siguen sonando Exodus ahora igual que en 1985?. Pues claro que no. Su música ha ido adoptando signos y señas de los tiempos que van acaeciendo pero sin que eso en ningún momento desfigure su personalidad propia.
Siete años hace de su último lanzamiento. Situaciones de fuerza mayor. El cáncer de estómago de Tom Hunting. El covid de Gary Holt. Pero están de vuelta y en forma, dispuestos a ser nombrados personas non gratas por aquellos que no sean capaces de rendirse ante su aquelarre sónico. Exodus son el grupo que mantiene viva la llama dentro del thrash clásico de ese sonido aguerrido del que Slayer renegaron en cierto modo y aunque se pueden percibir influencias actuales no las han adquirido de la manera y modo tan evidente que por ejemplo Testament. La batería de Hunting es como una tormenta proveniente del mismo infierno que infla de poder, aún más, las canciones de Exodus. Souza sigue siendo una ametralladora vocal capaz de desgranar lecciones de violencia en cada estrofa. Sin medias tintas.
Por poner una pega al disco, pues esa manía mía de pensar que un buen disco de thrash no debe de exceder jamás de 45 minutos. Fíjate tú que cosas. «The beatings will continue», «The fires of division» o la canción que da nombre al disco son puro Exodus, sin concesiones. Agresivas, directas, envenenadas. Sorprenden para bien otras como «R.E.M.F.» con su magnífico riff muy punk y sus aires a veces de rock más clásico, o esa entrada pantanosa que los puede emparentar con el Southern metal de «Lunatic Liar Lord» para luego abrasarnos a base de puro Thrash Metal. Exodus no aparecerán jamás en los grandes debates sobre el rock, las tertulias en RRSS de presuntos entendidos ni les rodaran profundos documéntales, pero sus lecciones en violencia son tan necesarias como el aire para respirar.
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