The Terminator (1984)
La saga de Terminator tiene su origen en 1981, hace 40 años. Cuenta James Cameron que mientras estaba en Roma rodando Piraña 2: los vampiros del mar (una horrorosa coproducción italo-americana de la cual Cameron se avergüenza y con razón) pilló una gripe y en medio de una noche febril soñó con un esqueleto de metal que energía de las llamas. Así se comenzó a fraguar Terminator. Con esa poderosa imagen en la cabeza, Cameron desarrolló la idea de un robot del futuro que viaja a nuestro presente para cumplir una misión. Ni que decir tiene que la idea no gustó inicialmente a ningún estudio. Todos los grandes la rechazaron y James Cameron pasó auténticas penurias económicas hasta que la Hemdale Film Corporation decidió financiar su película. Por cierto, para conseguir la financiación fue decisiva la aparición en una entrevista con los productores del actor Lance Henriksen vistiendo como el Terminator. Henriksen era el primer elegido por Cameron para interpretar al Terminator hasta que se decidió por Schwarzenegger (también se barajó la idea de O.J. Simpson). Lance Henriksen acabó interpretando al droide de Aliens (también de Cameron).
No olvidemos que Terminator costó 4 millones de dólares y recaudó 80. Un ciborg (Schwarzenegger) llega desde un futuro post apocalíptico enviado por las máquinas para asesinar a la madre (Linda Hamilton) del futuro líder de la resistencia humana. También es enviado un humano, Kyle Reeese (Michael Biehn), para protegerla. Con un presupuesto muy muy ajustado, el film funcionó como una perfecta serie B súper entretenida.
Vale, a pesar de hallazgo del tema principal, la música de Brad Fiedel ha envejecido muy mal, esos sintetizadores molaban en 1984 pero pronto pasaron de moda. Los efectos especiales, en especial las miniaturas y las réplicas de la cara de Schwarzenegger, nos resultan hoy cochambrosos a pesar de que estuvieron a cargo del gran Stan Wilson (quien fue también director de segunda unidad). Tampoco la animación por ordenador del Terminator resultará satisfactoria al espectador de hoy aunque en su día resultara molona. Schwarzenegger nunca ha sido un buen actor pero lo de robot asesino sin sentimientos se le da de miedo. Esa apariencia de muro de piedra junto con su voz robótica y su peculiar acento austríaco lo convirtieron en el actor ideal para interpretar a un ciborg asesino. Se cuenta que la mítica frase “I’ll be back” (volveré) hubo que repetirla 10 veces debido al fuerte acento de Arnold. Por cierto, el peinado y las pintas de ciber punk de Schwarzenegger son quizás lo más terrorífico del film. Linda Hamilton está aceptable como una joven Sarah Connor que solamente se preocupaba de su cardado, sus hombreras y salir de marcha antes de encontrase con el Terminator y ponerse a gritar como una loca. El giro final del film hace que sea Kyle Reese el padre de John Connor en una de esas paradojas temporales que no tienen ningún sentido pero nos encantan. Por cierto, incluye la típica escena de cama con desnudo frontal de la protagonista tan habitual en la serie B de los años 80. Vamos, que con un único encuentro sexual Reese da en la diana.
The Terminator es muy entretenida a pesar de lo terriblemente mal que ha envejecido. Un dato curioso, tras el estreno, el guión de Cameron fue acusado de plagio por parte de Harlan Ellison, que alegaba que el material original pertenecía a ‘Demon with a Glass Hand’, uno de sus episodios para ‘Más allá del límite’. Ambas partes llegaron a un acuerdo extrajudicial, cuya cantidad económica no se conoce, por el que en la edicicón de vhs de Terminator ya se agradecía el trabajo de Harlan Ellison, aunque no se especificaba nada más.
Terminator 2: El juicio final (T2 – Terminator 2: Judgment Day, 1991)
La quiebra de Hemdale Film Corporation hizo que los derechos fueron comprados por la mítica productora Carolco, responsable de buena parte de los éxitos de acción de los años 80 y 90 como Rambo, Desafío total o Instinto básico. Carolco hicieron todo lo posible para lograr implicar a James Cameron para la secuela de Terminator. Para implicar a Schwarzenegger hicieron falta 15 millones. Por suerte, Terminator 2 es una de esas pocas secuelas que son superiores al original, gracias básicamente a que contó con un presupuesto mucho mayor (fue el film más caro de la historia con 94 millones de dólares). También tuvieron mucho que decir los asombrosos efectos especiales a cargo nuevamente de Stan Winston, quien ganó 2 Oscars (Mejores efectos de maquillaje y Mejores efectos especiales). A su vez, James Cameron estaba en plena forma. Las escenas de acción son impresionantes y ese T-1000 (Robert Patrick) era aterrador.Sin embargo, Robert Patrick no fue el primer candidato a interpretar al T-1000, inicialmente se pensó en el cantante Billy Idol.
Realmente T2 era un remake del original pero mejorado. Cameron plasmó todo lo que hubiera querido rodar en el film original y no pudo. Incluso tuvo mucho cuidado de que la estética no resultara tan apegada a su época como la primera, que en 7 años ya se había quedado muy desfasada. Ahora el Terminator malo es el modelo T-1000, mucho más avanzado tecnológicamente y con esa flipante capacidad (al menos en 1991) de adoptar cualquier aspecto a base de metal líquido. Sin olvidar el ya de por sí inquietante aspecto de Robert Patrick. Por cierto, para abaratar costes, Cameron usó a gemelos para las escenas en las que el T-1000 duplicaba a personajes (un ejemplo: Linda Hamilton tenía una gemela).
Esta vez el objetivo ya no es la madre de John Connor, sino el propio John Connor de adolescente. Lo de ir a matar a su madre les salió rana la primera vez y además sirvió para engendrar al niño, así que las máquinas no se andan con rodeos esta vez y van a por el chaval. Esta vez Schwarzenegger interpreta a un Terminator reprogramado por los humanos del futuro para que salve al conflictivo John Connor (Edward Furlong). El colega ha crecido sin padre y con una madre paranoica amante de las armas (una Linda Hamilton convertida en la novia ideal de Rambo) y se dedica a ir en moto escuchando el You could be mine de Guns N’ Roses en busca de dinero fácil para gastar en los recreativos. Vamos, que es un macarra de libro. En el transcurso del film Connor parece encontrar en el Terminator al padre que nunca conoció y entre ellos se establece una singular relación paterno/filial en la que ambos personajes aprenden del otro. Por cierto, la famosa frase original de “Hasta la vista, baby” se dobló al castellano como “Sayonara, baby”. Tras una emocionante epopeya de explosiones, tiros y destrucción, no solo evitan que el Terminator malo acabe con John Connor sino que también destruyen Skynet evitando el día del juicio final. Lo mejor de todo, casi nos arrancan una lágrima cuando el Termiantor bueno se sacrifica. Por cierto, Cameron rodó un final alternativo que nunca llegó a usarse, era un epílogo situado 30 años en el futuro en el que Sarah Connor narra cómo ha evolucionado la humanidad sin el día del juicio final.
Terminator 2 es un blockbuster perfecto cuyo ritmo y efectos especiales siguen sorprendiendo 30 años después. A pesar del éxito de T2, Carolco quebró en 1995.
Terminator 3: La rebelión de las máquinas (Terminator 3: Rise of the Machines, 2003)
El final de Terminator 2 fue tan redondo que no hubiera pasado nada si nunca se hubiera rodado otra secuela. La quiebra de Carolco y la lucha por los derechos de la franquicia hizo que la cosa se alargara 12 años. Los derechos fueron a parar a un consorcio de varias productoras entre las que estaba C2 (heredera de Carolco y cuya intención era explotar éxitos de los que retenía los derechos como Terminator o Instinto básico). James Cameron rechazó participar en T3 ya que quería tener el control absoluto y hacer la película con Fox, con quienes había trabajado en ‘Abyss’, ‘Aliens’, ‘Mentiras arriesgadas’ y ‘Titanic’. Linda Hamilton rechazó volver a interpretar a Sarah Connor (a pesar del suculento cheque) y Edward Furlong estaba entrando y saliendo de rehabilitación. Así pues, se eliminó del guión a Sarah Connor y se sustituyó a Furlong por otro actor (Nick Stahl). Tampoco pareció importarle a nadie que, si el día del juicio final nunca llegó a ocurrir, ¿quién enviaba a los Terminator desde el futuro? Todo daba igual con tal de que Arnold volviera a enfundarse el traje de cuero.
Schwarzenegger cobró esta vez la nada desechable cifra de 29 millones de los 175 que costó que T3, siendo nuevamente la película más cara de la historia. Como era de esperar, los resultados de T3 fueron decepcionantes. James Cameron ya no estaba a los mandos y se nota, mucho. La trama es la habitual. Del futuro llega otro Terminator, esta vez modelo T-X (Kristanna Loken) cuyo objetivo es acabar con un adolescente John Connor mientras otro Terminator bueno modelo T-850 (nuevamente Schwarzenegger) pretende evitarlo. El actor Nick Stahl interpretó fallidamente a John Connor mientras Claire Danes encarnó a su novia (metida con calzador en la trama) configurando una pareja de lo más soso.
El director elegido pata T3 fue Jonathan Mostow, un hábil artesano pero que carece del carisma de Cameron. Las escenas de acción cumplen pero la repetición de esquemas ya vistos lastra un film que no alcanza ni de lejos a T2. El apocalíptico futuro resultó mucho menos apasionante de lo que habíamos visto brevemente en T1 y T2. A pesar de la acertada dirección de Jonathan Mostow, la poca originalidad del guión y un humor fallido la convierten en un film decepcionante. Por momentos parece una parodia de Terminator. Por si era poco, La villana tampoco estaba a la altura. Kristanna Loken es muy guapa pero como Terminator modelo T-X tenía menos carisma que un cerrojo. Su posterior carrera así lo atestigua, acabó rodando con Uwe Boll, ahí lo dejo. Lo cierto es que su Terminator (o Terminatrix) ni da miedo ni resulta carismática. Por mucho que tenga la capacidad de comunicarse y controlar a otras máquinas, estas facultades no son aprovechadas en el guión y no resulta amenazadora. Una pena. Lo peor de todo, dejan la puerta abierta a nuevas entregas ya que el día del juicio final esta vez sí se lleva a cabo. Tras T3 Schwarzenegger continuó su carrera política siendo gobernador de California entre 2003 y 2010
Terminator: Las Crónicas de Sarah Connor (2008-2009)
Una serie televisiva de Fox que solamente tuvo 2 temporadas e intentaba explotar el filón de la saga Terminator. Tras destruir al T-1000 en T2, Sarah Connor (Lena Headey) sigue obsesionada con evitar la hecatombe nuclear y la guerra contra las máquinas. Sarah Connor y su hijo John (ahora con la jeta de Thomas Dekker) se esconden de las autoridades mientras intentar acabar con una nueva serie de terminators enviados desde el futuro. Como era de esperar, también habrá Terminatrix buena con el aspecto de Summer Glau.
Esta serie fue realmente un sucedáneo solamente apto para los ávidos fans de la saga. El presupuesto era bastante escaso en comparación con el cine, algo que se notaba en los efectos especiales y en que muchos elementos ocurrían fuera de plano para ahorrar en efectos. No estaba del todo mal pero tampoco aportó nada novedoso a lo ya conocido. Sí se buscó dar cierta continuidad y coherencia (dentro de lo posible) a la serie respecto a lo visto en las dos primeras películas y obviando lo narrado en T3. Lo de la coherencia es algo que a partir de aquí saltaría por los aires. Lo más destacable es la presencia de Lena Headey como Sarah Connor y la aparición de Shirley Manson (la cantante de Garbage) como villana de la función modelo T-1001.
Terminator: Salvation (2009)
Quizás la película de Terminator que nunca debió rodarse. Un intento de estirar la saga sin el más mínimo talento. Los derechos de la franquicia recayeron en The Halcyon Company quienes consideraron que un director tan inepto como McG (el terrorista responsable de basuras del tipo Los Ángeles de Charlie) sería el tipo adecuado para trasladar la saga al futuro. Lo cierto es que de McG solamente podíamos esperar un bodrio. Y así fue. A pesar de contar con estrellas de renombre como Christian Bale o Sam Worthington, el film no funcionó en taquilla como se esperaba. Afortunadamente.
Tras la evidente reiteración de esquemas de T3, Terminator: Salvation nos transportaba al apocalíptico mundo del futuro tras el día del juicio final. El problema es que resultó bastante decepcionante debido a un guión simplón que no aportaba nada. Otro Terminator mitad humano y mitad máquina intenta salvar a un John Connor ya convertido en líder de la resistencia y con la jeta de un Christian Bale bastante perdido en el rodaje. Al final intentan darle un sentido a este despropósito que además tiene como protagonista al guapo de Sam Worthington (Avatar) que no se entera ni de que un robot gigante se acerca para atacarle. Se dice que hubo muchos problemas de producción, conflictos en el set de rodaje con Christian Bale y continuos cambios de guión. Al final, Terminator: Salvation fue un desastre monumental que no gustó a casi nadie.
El terrible casting incluyó a la insoportable Bryce Dallas Howard y el nulo talento interpretativo de la guapa Moon Bloodgood, ambas en unos personajes de lo más prescindible. Quién nos lo iba a decir que echaríamos de menos a Schwarzenegger. Se le echa de menos por mucho CGI que usaran para pegarle la cara de 1984 de Schwarzenegger al cuerpo de otro culturista. Todo ello evidencia muy poco talento y un nulo respeto por los fans. Terminator: Salvation fue un merecido fracaso comercial y The Halcyon Company también quebró al poco tiempo.
Otra entrega que nos podrían haber ahorrado y otro desastre en toda regla. La saga ha perdido el norte y se dedica a dar tumbos sin ton ni son. Entre tanto salto temporal y tanto recuerdo de futuros no vividos (¿?), el guión es una ensalada indigesta. Intentan resetear la franquicia volviendo a la llegada del Terminator original en 1984 pero… ya hay otro Terminator esperándole. Tras la sorpresa inicial la cosa se va de madre y hasta John Connor acaba siendo el villano de la función en este cúmulo de despropósitos que ríete tú de Transformers. Que no, que no me creo que Connor sea ahora el villano. Ya puestos a inventar, podrían haber sacado un Terminator Vs Robocop (no os riáis, existe realmente este cómic escrito por el gran Frank Miller) o Terminator vs Tranformes (que también existe un cómic). Mejor aún: un Terminator contra Alien. En fin, tiempo al tiempo.
Como lo de mostrar el futuro apocalíptico en Terminator Salvation no resultó, se decidió volver al origen de la franquicia pero con un giro de guión de lo más ridículo. Arnold Schwarzenegger regresó a la franquicia (una vez finalizada su época de gobernador y con un suculento cheque de por medio) siendo lo mejor de la peli gracias a un acertado toque de humor (“Anticuado, no obsoleto”). Mientras Emilia Clarke nos demuestra que es una es una pésima actriz y que desmontada de un dragón no sabe interpretar. Vamos, que no hay quien se la crea como Sarah Connor con esa carita de niña que no ha roto un plato. Si la historia de amor ya resultaba forzada en la peli original, aquí es del todo increíble. Al menos hay alguna escena potable de acción marca de la casa (el autobús) pero nada puede evitar el desastre de un guión lamentable. Ni siquiera la estética ni los peinados de 1984 están bien recreados.
La dirección de Alan Taylor es bastante efectiva pero el guión y sus inverosímiles vueltas de tuerca lastran el resultado. La saga había perdido definitivamente el rumbo y así lo demostró la taquilla.
Tras la desastrosa Terminator: Genesis la franquicia había llegado a un absurdo punto muerto. O continuaban con esa línea temporal con una Sarah Connor reencarnada en la madre de los dragones y el Terminator de Arnold Schwarzenegger convertido en el abuelo de Heidi o se olvidaban de las últimas películas y volvían a la fuente original. En Dark fate tiraron por esta segunda vía e hicieron como si ninguna de las tres películas anteriores hubiera existido. Así pues, dejaban todo como estaba al finalizar T2. Bien.
Vale, Gabriel Luna no tiene el carisma de Jason Patrick y el guión no deja de ser una repetición de los esquemas fijados en las 2 primeras entregas, pero el film funciona a las mil maravillas gracias a la acertada dirección de Tim Miller (Deadpool). Los efectos especiales y los maquillajes son los mejores de la saga desde T2. Linda Hamilton regresa repleta de arrugas y mala leche para demostrar que solamente puede haber una Sarah Connor. Terminator: Dark fate sabe homenajear los dos primeros films a la vez que crea nuevos elementos que no decepcionan. El balance entre innovación y respeto por la fuente original funciona mejor que en las anteriores 3 películas. Solamente por ver a Hamilton y Schwarzenegger juntos repartiendo leña, vale la pena. Mackenzie Davis da el pego aunque la pareja de abueletes le ganan por goleada en carisma.
Mucho girl power y mucha inclusión de personajes (que no actores) mexicanos para que se note que algo está cambiando. Me encanta el hecho de que el futuro de la humanidad depende de una mujer inmigrante ilegal. Toma, Trump, chúpate esa.
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