El siguiente poema de las Flores del Mal, es el último del capítulo SPLEEN ET IDÉAL, el número 85. En él, nuestro poeta intuye su final, vaciado de todo, habiendo vivido una vida al límite de la existencia.
LAS FLORES DEL MAL – CHARLES BAUDELAIRE
L’HORLOGE
Horloge ! dieu sinistre, effrayant, impassible,
Dont le doigt nous menace et nous dit : « Souviens-toi !
Les vibrantes Douleurs dans ton cœur plein d’effroi
Se planteront bientôt comme dans une cible ;
Le Plaisir vaporeux fuira vers l’horizon
Ainsi qu’une sylphide au fond de la coulisse ;
Chaque instant te dévore un morceau du délice
À chaque homme accordé pour toute sa saison.
Trois mille six cents fois par heure, la Seconde
Chuchote : Souviens-toi ! — Rapide, avec sa voix
D’insecte, Maintenant dit : Je suis Autrefois,
Et j’ai pompé ta vie avec ma trompe immonde !
Remember ! Souviens-toi, prodigue !Esto memor !
(Mon gosier de métal parle toutes les langues.)
Les minutes, mortel folâtre, sont des gangues
Qu’il ne faut pas lâcher sans en extraire l’or !
Souviens-toi que le Temps est un joueur avide
Qui gagne sans tricher, à tout coup ! c’est la loi.
Le jour décroît ; la nuit augmente ; souviens-toi !
Le gouffre a toujours soif ; la clepsydre se vide.
Tantôt sonnera l’heure où le divin Hasard,
Où l’auguste Vertu, ton épouse encor vierge,
Où le Repentir même (oh ! la dernière auberge !),
Où tout te dira : Meurs, vieux lâche ! il est trop tard ! »
EL RELOJ
¡Reloj! Dios tenebroso, aterrador, impasible,
cuyo dedo amenaza y nos dice: “¡Acuérdate!
los vibrantes Dolores dentro de tu corazón lleno de miedo
se estrellarán muy pronto como en una diana,
el placer, vaporoso, escapará hacia el horizonte
como una sílfide al fondo de la trastienda;
cada momento te devora un trozo del encanto
a cada hombre concedido para toda su estación.
Tres mil seiscientas veces por hora, el Segundo
susurrando: ¡Acuérdate! — Veloz, con su voz
de insecto, Ahora dice: aquí estoy Otra Vez,
he absorbido tu vida ¡con mi trompa inmunda!
¡Recuerda!* ¡Acuérdate, derrochador! ¡Recuerda!*
(Mi garganta de metal habla todas las lenguas)
Los minutos, mortal juguetón, son las envolturas
que no hace falta soltar ¡sin extraer el oro!
Acuérdate de que el Tiempo es un jugador codicioso
que gana sin hacer trampa, en todo momento, es la ley.
El día decrece, la noche aumenta, ¡acuérdate!
el abismo siempre tiene sed; la clepsidra se vacía.
Pronto sonará la hora donde el divino Azar,
donde la augusta Virtud, esposa tuya todavía virgen,
donde el arrepentimiento mismo (¡oh! ¡el último albergue!)
donde todo te dirá: ¡Muere, viejo cobarde! ¡Es demasiado tarde!»
Nota* Recuerda, en inglés y en latín.
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