Confieso que aunque soy muy aficionado a las cover de las hermanas Lovell en Youtube, y que cuando las vi en directo me convencieron sobremanera, no he conseguido nunca que sus trabajos de estudio me llegaran. Algunas melodías cercanas al pop, y los arreglos con toques electrónicos en muchos de sus temas no me permitían disfrutar como es debido de su buen hacer.
En este extraño 2020 nos presentan “Self Made Man”, lo que para mi si representa de manera más fiel lo que podemos disfrutar en sus directos. Una revisión del blues, rock, folk, sonidos del sur profundo, pero con un acabado muy actual, con un toque de frescura que a veces se agradece, aunque bien es cierto que no siempre es necesario.
Y por ello el principio del disco, con el tema/single que da nombre al disco deja claro todas esas influencias, suena fuerte, duro, pero no rápido. Quizás una muestra de cómo ven Rebecca y Megan el blues rock de este siglo. Holy Ghost Fire confirma plenamente este comienzo, donde la voz de Rebecca se eleva sobre los instrumentos para cobrar cierto protagonismo, un buen amigo mío me comento que ella tiene una voz de blues. El trabajo de hacer accesible a los nuevos tiempos se refleja en temas como Keep Diggin’ , Tears Of The Blue To Gold o Easy Street, que con ritmos vacilones, acercamientos al country y donde las palmas llevan el ritmo crean composiciones muy divertidas y accesibles, todo ello sin perder la esencia, saben hacerlo. Dado que Megan toca lap steel, el slide está muy presente, por lo que acercarse al sur estadounidense en su sonido no es complicado, pero en la maravillosa Back Down South lo dejan perfectamente claro. No se olvidan de una de sus herramientas más efectivas, e incluyen una versión, God Moves On The Water es una dinámica versión de Blind Willie Johnson, donde tampoco se olvidan de esas palmas que menciono y que les queda como si suya fuese la composición. Una producción genial, actual, que hace que ninguno de los sonidos que nos ofrecen suene demasiado añejo, limpiando lo justo para que quede algo de oscuridad y dureza en el sonido, y como siempre un trabajo excelente en voces y coros, que son muy capaces de replicar en directo, sumado a que tan solo son 35 minutos, se degusta sin darse uno cuenta, hacen en conjunto un álbum más que notable.
Lo Mejor: Larkin Poe ya no es un hype, cada disco demuestran que lo suyo es innato.
Lo Peor: Quizás eche en falta algo de crudeza en su producción, pero es quejarse de vicio.
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