Poderoso directo de los sevillanos en el Museo Paleontológico de Cuenca en la penúltima cita de musical, que contó también con los Blues Sixty-Four
Estival Cuenca se trasladó este viernes al Escenario Natura del Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha y allí, bajo la atenta vigilancia de los dinosaurios que rodean el recinto que se eleva en el Cerro Molina de la capital conquense, los Derby Motoreta’s Burrito Kachimba desplegaron toda la potencia de su repertorio ante un público que tuvo que botar por dentro, debido a las restricciones sanitarias le impedían levantarse, lo que fue obstáculo para vibrar con los andaluces, uno de los grupos que más están animando este verano marcado por la pandemia del coronavirus.
Haciendo honor al nombre de la banda, tiene el directo de los Derby Motoreta’s un inicio que emula el ruido de una motocicleta que arranca y comienza a coger velocidad hasta poner el cuentakilómetros al límite, pero también sabe soltar el puño del acelerador cuando toca disfrutar del paisaje. Abren los sevillanos su actuación con ‘The New Gizz’ y a partir de ahí comienzan a coger velocidad de crucero, acelerando hasta asomarse a territorios propios del heavy metal y al sonido de bandas como Led Zepellin y Black Sabbath y pisando el freno cuando invitan al espectador a adentrarse en la más hipnótica psicodelia setentera. La figura de Camarón de la Isla se asoma también en este proyecto que ha llegado a un público muy amplio con una propuesta más que arriesgada, que es la de embrutecer a Triana.
Los Derby Motoreta’s tuvieron la oportunidad de desplegar casi todos los temas de su disco y defendieron temas nuevos que, debido al confinamiento, no han podido defender en directo hasta este verano. Eses el caso de ‘Viejo Mundo’, grabado junto a Rocío Márquez, ‘Alas del Mar’, en el que ha participado Kiko Veneno y ‘El Valle’, primer single del disco que lanzarán el próximo año. Estas novedades encajaron como un guante junto a los éxitos que despertaban más entusiasmo a los espectadores, como ‘Aliento del Dragón’.
Maneja la banda andaluza los cambios de ritmo durante su espectáculo, logrando un equilibrio entre el rock duro y la psicodelia impregnada con gotas de flamenco. Cuando esta última se impone dan un paso adelante las guitarras distorsionadas, los teclados y la voz de Dandy Piranha. El cantante interpretó el Somnium igni, con efecto de vieja grabación de gramola y acompañado únicamente de guitarra española, en la última canción antes de que la banda abandonaran el escenario.
Volvieron los sevillanos para los bises con la ‘Nana del caballo blanco’ y ‘El Salto del gitano’ y en este tramo final los andaluces confirmaron su versatilidad al mostrar su faceta más rockanrollera. Tras algo más de una hora el público, al fin, pudo ponerse en pie para despedir a un grupo que está labrando su propio camino a base de ir contracorriente y dialogar con el pasado.
Antes de la llegada de la kinkidelia fueron los conquenses Blues Sixty Four los encargados de abrir la velada del viernes en Estival Cuenca. Germán Valle, Miguel Ángel González, Juan Carlos Batanera y Manuel Sánchez componen esta banda de músicos curtidos en los escenarios de esta ciudad y que defendieron en este festival un repertorio blusero que se remontaba a los clásicos de los años 40 y que viajaba por el tiempo hasta los últimos temas que han compuesto ellos. Sánchez, la voz blusera del barrio del Pozo de las Nieves, hizo también de maestro de ceremonias y entre canción y canción explicaba al público detalles curiosos sobre la música que le apasiona. Notable también Germán Valle con la guitarra en este concierto en el que se apostó por mostrar el rostro más divertido de este género.
Reseña de Jesús Huerta
Foto: Mario Gómez
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