Después de estar encerrados en casa sin poder asistir a un concierto, el primero que se ha puesto a tiro, es el show de los “Joker” en la 16 Toneladas, que para el grupo es un sinónimo de jugar en casa.
La pregunta al terminar el evento era, quién tenía más “mono” de directo, si el público o la banda, porque a la actitud habitual que tienen estos chicos, el viernes habría que sumar un plus extra de “cojones” bien puestos (esperemos que nadie se ofenda por la frase, es lenguaje figurado no literal)
Con una sala extraña, ya que esta nueva normalidad nos lleva a salas medio vacías, contando con solo un tercio del aforo y llena de mesas altas en la pista para guardar las distancias de seguridad, se daba una sensación algo incómoda, hasta que poco a poco nos fuimos acostumbrando a esta nueva “falsa” normalidad. Pero para esta gente eso no es un “hándicap” o “debe”. Si pensáis eso, es que no habéis visto un concierto de los Joker.
Hablando de lo puramente musical, el concierto con un sonido impecable y una actitud desorbitada de los cuatro miembros de grupo, comenzó pasadas las 23:30 con una duración no excesivamente larga, ya que fue algo más de una hora y cuarto de puro “hard rock sleazy macarra” que dejó con ganas de más a sus incondicionales.
El directo fue marcado por 16 temas, equilibrándolos entre sus tres discos, donde su último álbum (“Never Say Forever”) fue el principal, ya que solo les faltó por tocar el tema que abre el disco “Anywhere”, repartido en cinco bloques, de tres temas cada uno, sin pausas, solo rock and roll y disposición de hacer estallar la sala. Y “joder” si lo consiguieron.
Después de una breve intro que sirvió para que fueran afinando los instrumentos, Yannick, Alex y Andreas (guitarra, batería, bajo), salió Lane al escenario con las primeras notas de “I am R&R” y ya tenían los cuatro componentes a todo el público hipnotizado, de pie y jodidamente calientes y eso a los solo treinta segundos de canción, pensé que estos “cabrones” (seguimos pidiendo que nadie se ofenda, sigue siendo lenguaje coloquial) como no han tenido hogueras de San Juan, van a quemar el escenario de pura emoción, con la complicidad de los de abajo.
Ya crecidos, solo tenías que ver a Lane emocionado y serpenteante interpretando el tema con esa actitud macarra que le caracteriza en cada actuación. Andrea corriendo por todo el escenario como si estuviese en una maratón, saludando a la gente de punta a punta ( este tío no para, no puede estar quieto), Yannick jugando entre los trastes como si esa guitarra blanca en forma de flecha, fuese una extensión más de su cuerpo y al “jodido” Alex saliéndose literal con cada baquetazo, sin perder la sonrisa y hasta preocupado con no despeinarse, y mira que su cabeza es una proyección de sus brazos, ya que no para de moverla, un magnifico discípulo de Tommy Lee.
Continuaron con dos temas más de su segundo disco como fue “Sidewalks” y “Hey You”, para hacer el primer parón, saludos al personal y agradecimientos a responsables y gente presente, y ya que estamos en familia pues le cantamos el cumpleaños al primo de Laze.
Continuaron con dos temas más del “Here Come The Joker” como son “Perfect Life” y “Full of Beans”, para continuar con la canción “Fuck it All”, primer corte del concierto, de su primer disco.
Ya con la segunda línea cerrada y con el público crecido y los músicos a gusto como si estuviesen en el salón de sus casa, por qué no sacar la botella de Jack Daniels que siempre acompaña al grupo y repartirlo entre los ochenta descerebrados que incendian la sala, para así seguir con una línea de cinco temas seguidos del “Never Say Forever”, como son “Nasty Habits”, “Believe”, “Stay Behind”, para hacer un breve parada y seguir hidratando al personal con la botella de “Jack” y continuar con “Never Enough” y “Set my Soul”, para volver a su primer disco y cerrar esa línea con “Sucker” antes de la recta final.
El cierre con un último bloque de cuatro temas, es apoteósico, sin dejarnos respirar se marcan “I wanna Go”, “Rockin In Stero” y “Dressed 2 kill”, para cerrar el concierto con un demoníaco cover como es el “Hammersmith Palais” de Michael Monroe, hecho al estilo Joker, para cerrar una noche mágica.
A los “putos” Joker les da igual tocar para ochenta, o para la sala llena, era una noche especial para todos los allí presentes, este grupo son auténticos animales de directo y cuando encima están a gusto, se convierten en bestias, una noche especial que los que allí vivimos vamos a tardar en olvidar ese sleazy macarra con el que los Joker, nos regalaron para calmarnos la sed de esos más de noventa días que hemos estado sin música en directo, es algo para estar eternamente agradecidos.
Muy buena. Fue una gozada inmensa de concierto, por quiénes eran, y por ser el primero después de meses de abstinencia. Esta gente no falla, tanto en disco como en directo son un valor seguro con quienes se puede apostar con los ojos vendados. La banda de Hard más grande que tenemos en este país.