Fugui es un anciano que vive sus últimos años de vida recopilando canciones tradicionales chinas. Un día decide contar su tormentosa vida y, a partir de ahí, vamos conociendo su desgarradora vida, desde las bonanzas de finales de los años 30 del siglo XX, donde Fugui se pasaba la vida gastando la fortuna de la familia Xu jugando a los dados.

[divider]¡VIVIR! – Yu Hua [ Libro][/divider]

Su esposa sufría la vergüenza en casa, incluso un día fue a la casa de juegos a implorarle de rodillas que volviera a casa con ella, pero Fugui la humilló y siguió jugando y emborrachándose hasta que terminó por perder todo lo que poseía y se quedó sin nada, dejando a su familia literalmente en la calle. Avergonzado se lo cuenta a su esposa que le ama sin límites, se trasladan a un chamizo y piden arrendar un pequeño terreno a Long Er (terrateniente que se ha quedado con todas sus posesiones) pasando a llevar una vida plena de miserias, pero consciente de lo que realmente importa y ahí se centra realmente la verdadera naturaleza de la vida de Fugui. La madre enferma, su hija mayor (Fengxia) que se queda sordomuda por un enfermedad cuando era una niña, su hijo menor Youquing, su yerno Erxi, su nieto Kugen y demás personas que van pasando por la vida de Fugui desfilan por las páginas de esta maravillosa novela mientras la guerra civil china, el ascenso al poder de Mao, la revolución cultural y demás acontecimientos que cimentaron la vida del gigante rojo durante el siglo XX, pasan ante nuestros ojos con ese estilo tan sencillamente poético que caracteriza a las grandes novelas.

Yu Hua utiliza las palabras estrictamente necesarias para narrar lo que nos quiere contar, con mucho contenido lírico, pero casi sin que se note, con muchas metáforas semiocultas (como los geniales pasajes en que Youquing se desvive para cuidar y dar de comer a sus corderos, o cuando unos jóvenes de la Guardia Roja llegan al poblado y se llevan al Jefe de Equipo para darle una paliza sin haber hecho nada en absoluto simplemente para ensalzar su demostración de poder, o ese maravilloso final con Fugui y su anciano buey que no sirve para trabajar). El odio de Fugui hacia el hospital de la ciudad, pues cada vez que se acerca a él la muerte hace acto de presencia y su vida sufre un nuevo revés, la inquebrantable perseverancia de Fengxia acompañándole día tras día al campo para ayudarle en su duro trabajo diario, el respeto indeleble que Chungsheng siente hacia Fughi pese al cambio radical que ha sufrido su existencia, etc…

Un libro repleto de sentimientos que te llega al alma y te engancha a un mundo donde las letras están donde deben estar y, además, están las justas, ni una más, ni una menos.

 

[divider]¡VIVIR! – Zhang Yimou  [Película][/divider]

La suerte de contar con un director tan personal como Zhang Yimou, que impregnó los años 90 de obras maestras (La linterna roja, Ni uno menos, El camino a casa…) ya es un punto a favor de la adaptación de la gran novela de Yu Hua.

La historia comienza con Fugui jugando y jugando a los dados, hasta que pierde todas las posesiones de la familia Xu, donde Yimou nos muestra la ostentosa casa de juegos, el trato exquisito que se da a los clientes adinerados, el cuidado vestuario y demás elementos vistosos de los años dorados previos a la guerra civil china. El pago de la deuda provoca la muerte del padre de Fugui y que su esposa le abandone con su hija Fengxia, pese a estar embarazada. Aquí vemos uno de las principales innovaciones respecto a la novela porque Fugui se queda en la ciudad y pasa a ganarse la vida como titiritero con las marionetas del teatro clásico chino. Un día su mujer vuelve a casa con su hija y su hijo pequeño que ya ha nacido y deciden volver a ser una familia. En una de las representaciones de Fugui aparece el ejército de Chiang Kai Chek y se los lleva para luchar en la guerra. Fugui cree que va a morir y sufre mucho, pero se afianza en la convicción de seguir viviendo. Al volver a casa, el ejército rojo ha ganado la guerra, él llega con una distinción por haber entretenido a la tropa con las marionetas, su mujer tiene un nuevo empleo como aguadora, su madre ha fallecido y Fengxia ha quedado sordomuda por culpa de una enfermedad. Destaca mucho el perfecto contraste que emplea Zhang Yimou entre la brillantez de la ciudad durante los primeros minutos de metraje (casi siempre de noche, pero reluciente) con la situación actual (casi siempre de día, pero grisácea y amarillenta). Llega otro hito en la política de Mao con “el gran paso adelante”, donde todo el pueblo debe aportar todos los utensilios metálicos de que dispongan para fundirlos y poder hacer balas para el ejército. Todo el pueblo debe colaborar, incluso los niños y Youquing muere al caerle un muro encima.

Llegan los años 60 y la maldita revolución cultural. El Jefe del pueblo encuentra un pretendiente para Fengxia, con un problema de cojera debido a un accidente de trabajo, pero buena persona y que quiere a Fengxia. Todo parece que mejora, incluso celebran que se ha quedado embarazada, pero al dar a luz el niño nace sin problemas, pero Fengxia muere desangrada.

El final también es distinto, pero igualmente emotivo. Fugui, Jiazhen, Erxi y Kugen van a visitar las tumbas de Fengxia y Youquing para llevarles las fotos de su hijo a la primera y comida al segundo y, al regresar a casa, Fugui le cuenta a su nieto que los pollitos que cuida se convertirán en un pato, este en una oveja y la oveja en un buey y entonces ya será mayor y podrá viajar……. (y podrá vivir).

Además del talento y la maestría de Zhang Yimou a la hora de manejar la cámara y los elementos a su alcance para transmitir lo que nos está contando, en ¡Vivir! hay dos componentes más que elevan su grandeza. Por un lado, la maravillosa música de Zhao Ji Ping que, utilizando música tradicional china en la mayoría de la película sabe traspasar de la pantalla a nuestra mente los sentimientos exactos para emocionar, endurecer, apasionar o entristecernos. Por otro lado, y como no podía ser de otra forma tratándose de una película de Zhang Yimou, la extraordinaria interpretación de Gong Li, auténtica musa de su filmografía que, una vez más, demuestra que es sus capacidades interpretativas están a niveles sobresalientes y, concretamente en el papel de Jiazheng consigue poner los sentimientos a flor de piel, tanto cuando sonríe como cuando llora desconsoladamente. ¡Maravillosa!

 

 

by: Eduardo Garrido

by: Eduardo Garrido

Roquero, cinéfilo, lector empedernido que estudió Derecho para trabajar en una biblioteca y disponer de pelis, discos y libros a mano

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