Este poema de John Berryman, titulado, El poema de la pelota, demuestra toda la carga emocional que puede contener una sola imagen. En este caso, la de un niño perdiendo su pelota. Es magistral la manera en que el poeta te conduce poco a poco por el poema hasta su final.
the ball poem
What is the boy now, who has lost his ball,
What, what is he to do? I saw it go
Merrily bouncing, down the street, and then
Merrily over—there it is in the water!
No use to say ‘O there are other balls’:
An ultimate shaking grief fixes the boy
As he stands rigid, trembling, staring down
All his young days into the harbour where
His ball went. I would not intrude on him,
A dime, another ball, is worthless. Now
He senses first responsibility
In a world of possessions. People will take balls,
Balls will be lost always, little boy,
And no one buys a ball back. Money is external.
He is learning, well behind his desperate eyes,
The epistemology of loss, how to stand up
Knowing what every man must one day know
And most know many days, how to stand up
And gradually light returns to the street
A whistle blows, the ball is out of sight,
Soon part of me will explore the deep and dark
Floor of the harbour… I am everywhere,
I suffer and move, my mind and my heart move
With all that move me, under the water
Or whistling, I am not a little boy.
el poema de la pelota
¿Qué es el niño ahora, que ha perdido su pelota?
¿Qué, qué es lo que hará? La vi irse
alegremente rebotando, calle abajo, y después
felizmente sobre — ¡allí está, en el agua!
De nada sirve decir «oh, hay otras pelotas»:
Un último estremecimiento de pena recompone al niño
mientras se mantiene rígido, tembloroso, cabizbajo mirando
todos sus días de juventud en el puerto donde
su pelota se fue. Yo no lo molestaría,
una moneda, otra pelota, carecen de valor. Entonces
él siente su primera responsabilidad
en un mundo de posesiones. La gente se llevará pelotas,
las pelotas se perderán siempre, pequeñuelo,
tampoco habrá pelota de vuelta. El dinero es externo.
Él está aprendiendo bien detrás de sus desesperados ojos,
la epistemología de la pérdida, cómo estar de pie
sabiendo lo que todo hombre debe un día saber
y la mayoría sabe muchos días, cómo levantarse
y gradualmente la luz regresa a la calle
suena un silbato, la pelota está fuera de la vista,
pronto una parte de mi explorará el profundo y oscuro
fondo del puerto… Estoy en todas partes
sufro y me muevo, mi cabeza y corazón se mueven
con todo eso que me mueve, bajo el agua
o silbando, ya no soy un crío.
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