Pamela está sentada en una silla a la que rechaza. Le ha costado mucho
sacrificio montar esa casa toda blanca en el centro de la ciudad. Pero ahora
se da cuenta de que a esa habitación, le falta él.

A veces planeamos tanto que nos dejamos atrás el corazón. Para después.
Y el corazón es como un ciclista subiendo el Tourmalet, que en el caso de Pamela,
se ha quedado en la línea de salida.

Seguramente Pamela ha elegido la destrucción antes que el amor. Y ha sobrevivido.
Está hermosa con ese vestido negro a modo de tutú, lo que la hace rigurosa en esa
danza de la realidad que es la vida. Y mira por la ventana por si acaso. Por si algún
día su ángel negro aparece y la rescata de tanta disciplina disciplinada.

En su favor podemos decir que no se la ve frivolona, que esa pose entre la timidez
y la nostalgia nos muestra que anhela un amor de verdad. Así que bien, bueno,
de momento que sepa que el poeta, al verla, le diría: voy a regalarte el mundo
entero si me asaltas de negro, vida mía, y me invaden tu noche y tu locura.

 

 

by: Angel

by: Angel

Melómano desde antes de nacer, me divierto traduciendo canciones y poesía. Me gusta escribir. Soy un eterno aprendiz y bebo de casi todos estilos musicales, pero con el buen rock alternativo me derrito.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Últimas entradas

Últimos comentarios

Te puede interesar

el río de la filosofía

el río de la filosofía

Los que sufren en silencio van escribiendo su propio libro; callado flujo de pensamiento que resbala por el desagüe de la razón para que sus alquimistas tomen referencias y obtengan esa preciada filosofía extraida del roce de las almas con el Tiempo.    ...

saber vivir

saber vivir

Saber vivir no es darle la potestad a un imbécil de deducir la realidad por ti. No es responder: “entonces no sabes los cojones que tienes” ante un error de apreciación sobre el error de otro. Tampoco es rendir pleitesía a los testículos de nadie, ni a los tuyos,...

burbujas

burbujas

A veces, alguien se dirige a mí, y comprendo al instante que no solo su realidad, sino la de los que le rodean, es falsa. Una realidad disociable repartida en burbujas de tamaños diferentes —desde una vista aérea se podría ver cómo estallan esos pequeños mundos de fe...

Pin It on Pinterest