No lo puedo negar, soy fan incondicional de Pixar y, particularmente, de Toy Story. Las tres primeras películas de Toy Story me parecen un verdadero prodigio no solamente a nivel técnico sino a nivel cinematográfico. Pocas veces se ha unido de forma tan magistral la técnica digital, diversión y sentimiento. Reconozco que a la trilogía original poca o ninguna pega se le podía poner y que su apoteósico cierre en Toy Story 3 superó lo esperado. Pero he aquí que Disney/Pixar anunció una cuarta entrega para este 2019. La trilogía se convertía en tetralogía y saltaron todas las alarmas ¿tenía sentido continuar con esta franquicia? Comercialmente sí, pero artísticamente surgían dudas. Eso sí, si alguien era capaz de volvernos a emocionar contra todo pronóstico, ésa era Pixar. Aunque detrás estuviera la todopoderosa y siempre hambrienta Disney quien, en su afán recaudatorio, ataca con innecesarias versiones digitales de algunos de sus clásicos animados (Aladdin, El rey león, Dumbo).
Puede que a priori Toy Story 4 fuera un film innecesario, sin embargo cuando se apagan las luces vuelve la magia de Toy Story. Siempre es un placer encontrarse con estos entrañables juguetes y sus nuevas andanzas. Ahí están nuevamente Woody, Buzz, Jessie, Rex, etc Esta vez la trama sale de los lugares conocidos y nos lleva al colegio de Bonnie, una tienda de antigüedades y a una feria, todos estos escenarios son mostrados con perfección técnica apabullante. Pero si técnicamente estamos nuevamente ante un nivel insuperable, el guión no se queda corto. Pixar no pierde la oportunidad de hacernos notar el paso del tiempo y sus consecuencias: las amistades evolucionan, surgen nuevos amigos y otros reaparecen. Además, el personaje de Forky nos adentra en aspectos casi filosóficos sobre el sentido de la vida. Como si de un monstruo de Frankenstein se tratara, Forky busca un significado a su existencia. Todo ello sin jamás perder de vista el humor y la aventura. También hay excelentes nuevos secundarios (impagable Duke Kaboon), una villana llena de matices y hasta algún esbirro aterrador para amenizar un film que se pasa volando y sin un minuto de descanso.
Admito que el guión cae en la reiteración de situaciones (otra vez a volver a rescatar a un juguete) y se nota que ciertos personajes no dan más de sí. Cierto, se le notan demasiado las costuras a la trama y no alcanza el nivel de la tercera entrega. Pero sigue siendo un film superior a la media. Una vez más los peques se lo pasaron en grande mientras los padres acabamos pasando apuros (al menos yo) para contener las lágrimas.
Toy Story 4 no está por poco a la altura de su fantástica predecesora. Lo cual es decir mucho.
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