En este poema número XLII, de la serie Las Flores del Mal, la obra de Charles Baudelaire, nuestro poeta alaba a la Belleza, a la manera de reencuentro. Ya decía Cervantes, que la inspiración, o la belleza, como se la quiera llamar, es como una adolescente caprichosa. Requiere un trato especial, en el que no se la puede aprisionar, ni pretender que nos obedezca. Solo es fiel a sus propios deseos. Por ello, lo único que nos queda ante su presencia es ser agradecidos. En este poema, Baudelaire establece un diálogo con ella, para después dictar sus propias palabras, personificándola.
LAS FLORES DEL MAL – CHARLES BAUDELAIRE
POEMA XLII
Que diras-tu ce soir, pauvre âme solitaire,
Que diras-tu, mon cœur, cœur autrefois flétri,
À la très-belle, à la très-bonne, à la très-chère,
Dont le regard divin t’a soudain refleuri ?
— Nous mettrons notre orgueil à chanter ses louanges :
Rien ne vaut la douceur de son autorité ;
Sa chair spirituelle a le parfum des Anges,
Et son œil nous revêt d’un habit de clarté.
Que ce soit dans la nuit et dans la solitude,
Que ce soit dans la rue et dans la multitude,
Son fantôme dans l’air danse comme un flambeau.
Parfois il parle et dit : « Je suis belle, et j’ordonne
Que pour l’amour de moi vous n’aimiez que le Beau ;
Je suis l’Ange gardien, la Muse et la Madone. »
POEMA XLII
¿Qué le dirás esta noche, pobre alma solitaria,
qué le dirás, corazón mío, corazón una vez marchito,
a la más bella, la más buena, la más querida,
cuya mirada divina de repente te ha reflorecido?
— Pondremos nuestro orgullo a cantar sus alabanzas:
no hay nada como el dulzor de su autoridad;
su carne espiritual tiene el perfume de los Ángeles,
y sus ojos, nos visten con un hábito de claridad.
Ya sea en la noche y en la soledad,
ya sea en la calle y entre la multitud,
su fantasma danza en el aire como una llama.
A veces habla y dice: «Soy bella, y ordeno
que por consideración a mi no améis más que lo Bello;
Soy el Angel guardián, la Musa y la Virgen.»
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