La serie Remastered sigue descubriendo apasionantes casos que vinculan música y política; crímenes sin resolver o «encontronazos» entre los artistas y los gobernantes. Este «La encrucijada del diablo» es distinto a todos ellos pues está dedicado al «bluesman» Robert Johnson, un tipo de lo más particular y que vincula sus canciones y su legado con el misterio y la brujería como si de un episodio de «Cuarto Milenio» se tratase, así que desde aquí damos una idea a Iker Jiménez para uno de sus programas. Y la historia da para un especial.
Robert Johnson nació en 1911, en el seno de una familia pobre, de madre soltera y que creció con un padrastro más próspero que tuvo que huir por lo complejo de la vida para los negros en el Misisipi de principios del siglo pasado. A pesar de que amaba la guitarra, no era un virtuoso pero le sirvió para ir de pueblo en pueblo ganándose la vida con su instrumento. Con dieciocho años contrae matrimonio con una chica de dieciseis que muere en un parto junto a su hijo en 1930, con Robert Johnson a punto de regresar de uno de sus viajes, lo que no le perdonó la familia de su hija. En uno de esas escapadas y frustado se marcha de Mississippi sin rumbo ni dirección y al regresar el intérprete mediocre ha vuelto convertido en el mejor guitarrista antes oído. Ahí la leyenda cuenta que en una encrucijada, Johnson pactó con el diablo ser el mejor con las seis cuerdas a cambio de su alma. No grabó mucho, pues solo se han conservado veintinueve canciones y dos fotografías, lo que elevan el aura de misterio. Para colmo, murió en extrañas circunstancias (no se sabe como pues no hay autopsia) a los veintisiete años, inaugurando el «club de los 27» junto a Jim Morrison, Brian James, Kurt Cobain o Amy Winehouse.
El documental consigue trasladarnos a esa época y tiene dos vertientes que convergen: por un lado el talento y la influencia que ha tenido Robert Johnson en múltiples músicos, entre los que cabe citar a Keith Richards de los Rolling Stones, que tiene unas declaraciones de lo más «jugosas», Bonnie Raitt, Led Zeppelin, de los que se dice que tomaron alguna letra ocultista de Johnson o Eric Clapton, quien le definió como «el mejor músico de blues que haya vivido», y por otro lado la parte satánica, con ese supuesto pacto en una encrucijada, cosa habitual en el «hoodoo», forma de magia practicada entre la población afroamericana del sur de Estados Unidos, que como el vudú caribeño, viene de África y es sincretista, al unirse con el cristianismo. Al no existir demasiadas imágenes de la época, sus responsables utilizan parajes importantes rodados en la actualidad y una buena parte en animación, algo que no habíamos visto en los otros episodios de «Remastered» y que funciona, ya que dota de oscuridad a toda la producción. Es lo que se llama «hacer de la necesidad, virtud», pues tampoco tienen demasiadas canciones y casi ninguna fotografía pero las personas entrevistadas aportan algo de luz a un grande la música del que apenas conocemos nada de su vida, aunque aparezca la humilde casa de madera donde parece que nació «El Rey del Blues del Delta» en Hazlehurst, Misisipi.
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