Tal como nos cuentan los amigos de Slaves to Rock, la tarde/noche del día 5 se presentaba intensa, los de San Francisco volvían a Ciudad Condal en la segunda vuelta del Hardwire Tour, con montaje escénico diferente pero igual de espectacular, esta vez con escenario al fondo y cinco pantallas mega gigantes de vídeo, y para acompañarlos, BOKASSA, a los que no pudimos ver entre el precalentamiento en el pit stop y el paseíto hasta llegar a las puertas, y GHOST.
Así lo vivimos:
Había muchas ganas de volver a ver a GHOST en Barcelona y la verdad es que, a pesar de lo pronto del horario, cumplieron con creces y nos brindaron una fantástica actuación.
La banda hizo un repaso de todos sus anteriores trabajos presentando también los temas de su nuevo CD, «Prequelle» y los temas escogidos, teniendo en cuenta el poco tiempo del que disfrutaron, fueron todo un acierto.
Ashes fue la intro que dio paso a Rats tras la cual fueron sonando Absolution, Ritual, From the Pinacle to the Pit hasta llegar a Faith y Cirice todos ellos recibidos con entusiasmo por el público.
El Cardenal Copia, alter ego de Tobias Forge, estuvo a un nivel vocal excelente muy bien arropado por sus “Nameless Ghouls” siete músicos que esconden sus rostros tras unas mascaras ayudando a crear esa imagen tan característica que posee la banda.
Uno de los mejores momentos del concierto fue sin duda el tema instrumental Miasma donde la banda demostró que además de la imagen también son unos músicos tremendos.
La oscura Year Zero y la rockera Mummy Dust dieron paso a los dos temas finales Dance Macabre y la imprescindible Square Hammer que pusieron punto y final a una gran actuación que tal vez quedó algo deslucida y que sin duda hubiera sido espectacular en un recinto más pequeño donde la banda hubiera podido desplegar mejor toda su puesta en escena.
Y llegó la hora happy heavy para muchos de los asistentes con METALLICA. Unos minutos pasados las 21:00 de la noche, las notas que desgranan el tema de Ennio Morricone, The Ecstasy Of Gold, nos hizo gritar al unísono. James, Lars, Kirk y Robert se subían al escenario. El mundo exterior se apagó y sólo existía su música.
Harwired arrancó el espectáculo con sus redobles de caja. La banda estadounidense siempre ha sido centro de muchas discordias, o los amas o los odias, pero el espectáculo está asegurado. Y con su segundo tema del set list ya se metieron al respetable en los bolsillos.
The Memory Remains, sobre ese actor caído de Hollywood que nos invita a pensar en los éxitos fallidos y la fama, sonó imparable para dar paso a uno de los clásicos, el Ride The Lighting. Empezaban fuerte y daba la impresión que ya no iban a frenar.
The thing that should not be, por primera vez en este tour, dio paso a una de las favoritas, la power balad The Unforgiven. Canción lenta y poderosa a la que si añadimos la interpretación vocal de Hetfield nos lleva a rastras a un mundo de melancolía. Y es que el frontman nos sorprendió con esa voz que le caracteriza, grave y potente en los agudos. Los que lo han disfrutado en varias ocasiones resaltaron la actuación como uno de sus mejores días.
Seguíamos la noche y el estadio cada vez se calentaba más. La escuadra californiana se estaba dejando la piel. Ellos saben hacernos disfrutar. Here comes Revenge fue todo un pistoletazo y lo continuaron con otro hit. Moth into flame sonó implacable, trayéndonos la historia de la cantante AMY WINEHOUSE, a la que Hetfield admiraba y a la que le dedica este tema desde el respeto y el cariño.
Llegando a la mitad del show, Hetfield se nos puso romántico. Son 38 años mirándonos desde allí arriba. Con el apelativo de Metallica Family nos recordó lo importante que son los fans para la banda y agradeció todo el apoyo que él había sentido durante su carrera musical. Trayectoria en la que nos han enseñado sus mejores composiciones, su amor por la música, una historia llena de altos y bajos como la de cualquier ser humano. A veces hay que bajarlos del pedestal donde los colocamos como si de Dioses se tratasen y mirarlos a los ojos como iguales. Y eso nos hace admirarlos mucho más, si cabe.
Otro clásico que nos reventaba los oídos, la coreada Sad but True que vino de la mano con una de mis favoritas, el Fade to Black y su introducción acústica.
Igual que en la actuación del año pasado, Trujillo nos volvió a traer El muerto vivo de PERET, momento en el que algunas y algunos nos dejamos llevar, movimientos rumberos incluidos.
Deleitándonos con espectaculares punteos con su bajo dedicó uno de sus solos al fallecido bajista de la banda. Cliff Burton sin dudas fue alguien único, su talento y estilo a la hora de tocar el bajo lo catalogaban varios escalones por encima de cualquiera de sus colegas. Las voces del sector lo consagraron como el mejor bajista del Metal. Y Trujillo lo acerca a sus fans cada vez que puede. Momento emotivo donde los haya.
Tres de los grandes siguieron sonando, Frantic, One y el devastador Master of Puppets. El estadio se vino más arriba disfrutando de cada nota, de cada riff y de cada sonrisa de los Four Horsemen.
Se acercaba el final y la banda se acercó a su público. Desde la pasarela central se entregaron del todo con más trallazos. For Whom The Bell Tolls, Creeping Death y la épica Seek & Destroy.
Llegábamos a la meta con los bises la despedida. Con el escudo de Barcelona en la pantalla estallaba Lords of Summer. Lágrimas y emoción por doquier acompañaron a una de sus baladas adoradas por todos, el Nothing Else Matters.
Y el punto final llegó con su nana retorcida, Enter Sandman. Exit light, enter night!
Otro momento irrepetible, otro concierto memorable. Una noche que me hizo recordar unas palabras del propio Heltfield en una entrevista a Mariskal Rock:
“Componer y tocar sirven como terapia, y el hecho de saber que otras personas se sienten igual que yo es muy reconfortante. La conexión con el público es muy importante: ellos son el “quinto miembro”, como nosotros les llamamos. Yo disfruto viendo cómo liberan lo que sea que sienten cuando tocamos. Poder contemplar eso forma parte de la alegría que siento. Cuando nos ven en directo hace que pueda presenciar cómo se transforman, se unen y se convierten en una familia. Es increíble”.
Increíbles ellos, increíbles nosotros! Gracias por la noche METALLICA.
TEXTO: Metal Sister y Ziltoid.
FOTOS: Metalmaniac.
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