Resetea tu cabeza. Borra de tu mente todos los prejuicios y estereotipos sobre el cine español. Acércate a Diamond flash sin nada preconcebido. Mejor cuanto menos sepas de esta auténtica película de culto española.
El animador Carlos Vermut invirtió los 20.000 euros que le pagaron por los derechos del merchandising de la serie de animación JellyJam en rodar un guión suyo que había sido rechazado por todas las productoras a las que lo había presentado: Diamond flash.
Grabada con una cámara de vídeo casera en la casa de Vermut y un amigo, el resultado no puede ser más profesional. Sin subvenciones ni apoyo de ninguna distribuidora, Diamond flash se estrenó en Filmin como descarga digital, con un par. Diamond flash demuestra que se puede hacer buen cine de forma realmente independiente y se ha convertido en un film de culto español por derecho propio. Diamond flash es un film que no busca recaudar lo invertido ni hace concesiones al público, es un film libre que demostró hace casi una década que la distribución tradicional de contenidos audiovisuales estaba abocada a la extinción.
Vermut supo sacar partido a sus evidentes limitaciones técnicas y las convirtió en virtudes. La simpleza técnica le obligó a no realizar apenas movimientos de cámara y abusar del plano contra plano, pero todo reforzó la idea de que los alardes técnicos no son necesarios (aunque siempre pueden venir bien) si hay un buen guión que contar. Viendo el film uno no echa de menos efectos especiales, ni caros travellings ni nada por el estilo. La historia es tan absorbente que el espectador nunca llega a echar en falta un presupuesto mayor. Con una buena historia, buenos personajes y unas actrices soberbias (naturales y espontáneas) no es necesario nada más.
Vermut imprime al film un ritmo lento pero extrañamente hipnótico, sazonando el guión de momentos aparentemente banales pero que se van revelando como sublimes. Se puede intuir la influencia de Tarantino en el desarrollo de los secundarios y en el gusto por dejar hablar a los personajes, pero no hay aquí nada del tan imitado humor del rey del reciclaje. El tono es totalmente distinto. Quizás a muchos espectadores el film les deje con la cara desencajada o les parezca extraña la forma de resolver la escena más dramática del film, pero no deja de ser algo totalmente novedoso. Diamond flash no es un film fácil de ver, así que no puedo recomendarlo para todo tipo de público, sólo a aquéllos que busquen algo distinto y estén dispuestos a jugársela. Como en el cine de Lynch, cada espectador deberá montar en su cabeza el puzzle que nos ofrece el director, y os aseguro que faltan piezas y es muy probable que también sobren. Es tarea de cada espectador montar su propia explicación, Vermut toma al espectador por un ser inteligente, algo que no suele ocurrir en el cine últimamente.
Os habréis fijado que no he comentado en ningún momento de qué va el film, creo que es mejor no saberlo para que el film te pille aún más de sorpresa.
Diamond flash es un film arriesgado, original, valiente, irregular, a veces fascinante y a veces exasperante. Yo os recomendaría que le dierais una oportunidad si todavía no la habéis visto, os juro que no os dejará indiferentes.
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