Por suerte sigue habiendo promotores que se arriesgan apostando por la música en directo y salas que les corresponden. Eso nos permite disfrutar dentro de un circuito que se salé de las localizaciones de grandes ciudades de bandas más que interesantes. Llegaban a la sala Milwaukee directos desde Manchester hasta El Puerto de Santa María Gorilla Riot. Daban el pistoletazo de salida a su Spanish Tour al sur de la península. Una banda joven que se embarcaba en su primera gira fuera de las Islas y que venia avalada por las buenas críticas que están consiguiendo sus ep’s dentro de la prensa especializada. Su sonido se basa en un blues rock de carretera secundando por las tres guitarras que dan suficiente consistencia a sus canciones. No había mal ambiente en la sala teniendo en cuenta que era un martes aunque reconozco que pensaba que el poder de atracción de una banda joven y con proyección como esta arrastraría más público a Milwaukee en esta cita con otro de los grupos que atraviesan la frontera gracias al buen hacer de Dwaves Events.
Sobre las diez se subían al escenario Gorilla Riot mostrando que a pesar de su juventud se les nota que van adquiriendo tablas. Abrían el concierto con «Kerosene Clown» y desde el primer momento dejaban claro el protagonismo que adquieren en directo sus tres guitarristas que van compartiendo protagonismo aunque las miradas se centren en Arjun cuya voz reconozco que me sorprendió muchísimo con su tono particular capaz de dotar a las canciones tanto de melodía como de crudeza. Sus influencias tanto de las grandes bandas del british rock que se veían reflejadas en sus riffs como del sonido sureño proveniente de los E.E.U.U. tanto de gente como los Allman Brothers o ZZ Top. Con un público expectante iban sonando canciones como «Hungry like a wolf», «Most wanted», «Last hymn»,»Judgement day» o «Morning sun». Es cierto que al principio la banda se notaba un poco «encorsetada» quizás motivado por ser el primer concierto en nuestro país pero a la vez que iban pasando los minutos y conectaban con la gente se les veía más cómodos y seguros sobre el escenario.
El hecho de que los tres guitarristas compartan solos demuestra la habilidad de una banda que explota perfectamente los principios básicos de un sonido ideal para el disfrute en este tipo de salas. En especial destacar la labor de Charly T. que en sus solos mostró la habilidad del guitarrista aportando ese toque más rockero al sonido del grupo (y que su tatuaje de Angus Young o su serigrafía en la guitarra de «The Trooper» de los Maiden reconozco que para mi fue un punto a favor) mientras Liam Henry aporta un estilo más blues y clásico en sus solos. En definitiva un muy buen concierto de una banda que si consiguen mantenerse en este complicado mundo tienen un gran futuro por delante. Por poner una pega quizás les faltó un poco más de contundencia en su sonido, una revolución más en el sonido en directo, algo que seguro irán mostrando durante el resto de la gira ya que pudimos comprobar como se hacía realidad en las últimas canciones de su set. Uno de esos conciertos que no solo lo disfrutas in situ, sino que cuando vas recordándolo descubres más detalles.
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