No es habitual en estos últimos tiempos que acometa un disco del pasado, si no recuerdo mal, el último album que homenajeé hace unos cuantos años ya (no cito Destino Perdición de Uzzhuaïa) fue el Badmotorfinger de Soundgarden. Pues bien, hoy es el día que rompo un poco la dinámica de novedades para traeros uno de los discos clave para la era alternativa que fulminó la Industria de la laca, los spandex y los teclados ochentosos en favor de nuevas vías de expresión más ‘underground’ y virulentamente originales. Hoy es un día perfecto para celebrar el 30º aniversario de Doolittle (1989). ¿Por qué no?…
Recuerdo perfectamente como si fuese ahora mismo cuando, de golpe y porrazo y recién aterrizado en Bellas Artes (y recién desvirgado por el rock’n’roll) en el ’92, recibí las primeras cintas de cassette con el primer disco de los Stooges, los tres primeros de Metallica y toda la discografía de los Pixies. Ahí es nada. Cuanto material por asimilar, cuantas composiciones básicas para entender todo lo que estaba bullendo en el Planeta Seattle precisamente en el año que Nevermind lo cambiaría todo en aquella década. No os negaré que las primeras escuchas de Come On Pilgrim (1987) y Surfer Rosa (1988) fueron extrañas, la banda de Black Francis, Kim Deal, Joey Santiago y David Lovering era demasiado para el cuerpo, unos raros de cojones que te agarraban por las pelotas con su descarga emocional, distorsionada y expresionista de ruidismo y melodías muy poco convencionales para la época. Cuando llegué a Doolittle (1989) ‘ya estaba dentro’, toda sensación de rechazo había desaparecido por completo y me dispuse a disfrutar de una colección de canciones fantabulosa que hoy en día sigue teniendo la misma vigencia, empuje y capacidad para provocar que hace treinta años.
¡Y cómo no con semejantes temazos!…
Fue el 17 de abril de 1989 cuando el segundo LP de The Pixies salió a la luz y habría que tatuarse esta fecha en el corazón porque considero que es uno de los discos más influyentes de la historia moderna.
Es de suponer que los que me leéis amáis este disco tanto o más que yo, por lo que no entraré en detalles más allá de decir que Black Francis y Kim Deal rebajaron un poco su locura sónica y lírica con respecto a Surfer Rosa (1988) en favor de unas canciones más, digamos, convencionales y de ahí salieron dos de los temas más importantes de su discografía como los clásicos «Here Comes Your Man» y «Monkey Gone To Heaven» que mostraban a unos ‘Duendes’ más comedidos y empeñados en mostrar una faceta más accesible y, por qué no decirlo, comercial. Por lo demás, el caótico collage de estilos sigue en muy buena forma a pesar de que Francis y Deal empezaron a tener claras diferencias compositivas que se acentuarían al máximo en Bossanova (1990) y Trompe Le Monde (1991) con la ‘dictadura’ del psicótico regordete. Aún así, cañonazos esquizoides y obsesivos como «Tame» y «Crackity Jones» contrastaban perfectamente con temas tan catchy como «Wave Of Mutilation», los alt punks de «Debaser» y «Gouge Away», el deconstruido «Dead», el reggae azucarado aunque venenoso de «Mr. Grieves», el surf «La La Love You», el afectado y lo-fi «Hey» y así podría seguir y seguir con la paleta estilística e interminable de todas y cada una de las composiciones que coforman un tracklist tan surrealista como extremo e iluminado de musas. Un disco perfecto para llevarse a la tumba mientras «Silver» te sigue haciendo sangrar…
Pero acabemos bien este homenaje con uno de los videoclips más famosos de aquella MTV de finales de los 80’s y principios de los 90’s. «Here Comes Your Man» para tí…
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