Segunda entrega de las aventuras de Ralph, el personaje de vídeo juego de consola que ahora da el salto a la red de redes. Me parece una gran idea la de expandir el mundo de Ralph y modernizar la trama. Todo lo referente a las redes sociales, los buscadores, el spam, los virus, los likes, los youtubers, etc, está bastante bien plasmado. No es que sea un film didáctico ni mucho menos, pero sirve para que los más pequeños de la casa se hagan una idea de cómo funciona la red y los peligros que esconde. En ese aspecto me recordó a Del revés y su impecable manera de explicar los sentimientos y el funcionamiento de la mente humana. No es Ralph rompe internet un film que aporte ninguna novedad técnica relevante más allá de integrar juegos y plataformas a la trama. Ni que decir tiene que el product placement es continuo en Ralph rompe internet, hasta aparece el logo de telefónica. Lo que más me gustó fueron las escenas del juego de carreras de coches y la escena con las princesas Disney. Como era de esperar, Disney se mira el ombligo e incluye una visita a Disneyland, unificando así en una escena sus personajes clásicos con las nuevas franquicias que ha adquirido en los últimos años como Marvel y Star Wars. Esperemos que no acabe fusionándolas y terminemos viendo a Darth vader contra Iron Man. Crucemos los dedos.
Tras una típica trama de aventuras en busca de un McGuffin (la compra de un volante en ebay, nada menos), una vez más Disney nos habla del valor de la amistad pero incluye un trasfondo agridulce: si quieres a alguien debes dejarle libre para decidir su destino por mucho que te duela. Se nota la influencia de Pixar en el trato del paso del tiempo y cómo las amistades van evolucionando. Todo ello hace que esta segunda entrega no sea una mera secuela sin sentido sino un desarrollo hasta cierto punto lógico de los personajes.
Ralph rompe internet es un digno pasatiempo, ni más ni menos.
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