Desde luego que no he nacido para dar mítines y, aunque tengo mis ideas políticas, discusiones innecesarias y amistades resentidas me han enseñado que ni yo voy a convencer a nadie ni nadie me va a convencer a mí. Pese a esto, un grupo catalanoparlante (lo meto todo en el mismo saco, espero no ofender sensibilidades) me da el esquema para comentar los recientes sucesos en Catalunya y el debate de las lenguas cooficiales. Ser independentista es una opción política, tan legitima y respetable como otras, y los problemas políticos tienen dos soluciones: sentarse y hablar tranquilamente (que somos personas) o la limpieza étnica como algún bufón radiofónico ha propuesto. Soy riojano y no hablo ni catalán, ni gallego ni euskera, pero no conozco a ningún vasco, gallego o catalán que reciba un eskerrik asko, un moltes grácies o un moitas grazas sin una sonrisa o un guiño. Aprender idiomas es culturizarse, porque las lenguas traen consigo un poco de historia y un poco de folclore. Tenemos que entendernos y respetarnos para que nos pongamos en el lugar del otro sin que nos pique la ropa. Dicho lo dicho, vamos al turrón. One, two, three… ¡Nuc!
Les teues mans. Sin darnos tiempo ni de coger aire, estos valencianos nos ofrecen las líneas maestras de su receta. Un bajo poderoso en el eje del sonido de la banda, guitarras sin grandes distorsiones, pero sí crudas y ese toquecillo al charles entre bombo y caja que hace que se me pongan los pelos de punta. Una mezcla entre el rock clásico, el power pop y ese toque a lo Nine Inch Nails que le da la batería. La voz, sin embargo, sí que la veo más pop.
Viatgera de l’Espai. Bombo y charles, con el omnipresente bajo y un punteo “encajonado” dentro del esquema de la canción nos llevan al galope a un estribillo romanticón, más pop, pero que transmite tanta fuerza desde la sala de máquinas que es inevitable un leve headbanging.
Pensant en tu. La más ochentera del disco. Estoy pensando en Take on me, de A-ha, con un poco de distorsión en las guitarras. El bajo sigue siendo la piedra angular del tema, con las guitarras en un sutil segundo plano y la voz poniendo el elemento pop.
Mai. El comienzo es la versión en valenciá y un poco light de Barrio conflictivo, de los Barricada. Cuando entra la batería la parte instrumental gana contundencia trenzando una base sólida batería-bajo-guitarras que se acerca a Sex on fire, de Kings of Leon. Cada medio minuto estos Nuc se van de facciones más modernas del rock a un rock más ortodoxo, a una especie de power pop… no les van las etiquetas, parece.
Forta. Una vez que se familiariza uno con la receta que emplea Nuc, se puede afirmar con seguridad que Forta suena a Nuc. Un bajo potente, como The Strokes, esa batería que intercala el charles entre bombo y caja, dándole un aire de metal industrial, guitarras rockeras ochenteras y una voz que más que cantar parece que nos susurra las estrofas.
Arrels. Aquí pisan un poco el acelerador, sobre todo las percusiones, tirando de bombo con más asiduidad. Una especie de punk a medio tempo. Seguramente será la batería, pero estoy pensando en Fat children, de Jarvis Cocker. Los cambios de tempo, una leve frenada para volver a lanzar el estribillo como un Impala por la autovía dan aún más empaque a la canción, que se ve reforzada con el charles entre bombo y caja. Tienen un momento Ilegales justo antes de terminar.
Pluja de Cendra. Yo lo llamaría posgrunge. Es una versión de vuelta de todo de Smell like teen spirit, de Nirvana, sobre todo en las estrofas, para irse en el estribillo al terreno de los donostiarras Correos, a esa rama del pop que no llega a ser rock, digamos power pop.
Energia. Es una especie de balada pop-rock. Aunque cambien de estilo, no renuncian a sus principios. El bajo sigue siendo la base melódica, que las guitarras completan a base de punteos, y por encima, esa voz susurrante. No sé por qué, pero me recuerda al Doctor Deseo, abrázame, por ejemplo.
Horitzons. Esta ha bajado el tempo, se han ido a un terreno más Coldplay, the speed of sound o Viva la vida. Eso sí, con sus instrumentos, su sempiterno bajo, y la combinación con batería y guitarras, y la misma forma delicada de la voz.
Salitre. La última canción de un disco suele ser una pequeña licencia para explorar nuevos territorios o incorporar nuevos ingredientes a la receta de una banda, y Nuc nos obsequian con un bajo mucho más crudo. No es una aportación melódica aséptica, sino que oímos todos y cada uno de los golpes de la púa contra la cuerda, sin aditivos, colorantes ni conservantes. Por un momento puede uno irse a Deftones y esos puentes eternos de Swerve City o la inmortal Back to school. Para mí, el tema del disco (sin desmejorar los demás), pero ese comienzo tan crudo que lleva al “Nuc estándar” justo antes de que empiece la primera estrofa me ha ganado por completo, y la integración de elementos a priori tan discordantes como la forma de tocar la batería y guitarras afiladas con una voz susurrante… la mejor carta de presentación que pueden tener estos valencianos.
Bueno, pues se nos acabó el disquito. Diez canciones de buen pop rock, o power pop, con una batería que te hace mover la cabeza, unas guitarras potentes pero “contenidas” en el sonido de la banda, un bajo que lleva el peso melódico y una voz que condensa todo ese sonido, formando un todo coherente.
Aunque algún fascista radiofónico o televisivo se emperre en lo contrario, estos valenciás parlan perfectamente castellano, así que no hay excusa para no entrar en sus redes y decirles algo.
Para escuchar el disco:
Bandcamp: https://nucbanda.bandcamp.com/album/arran-del-mar
Spotify: https://open.spotify.com/artist/7aKuBAw3XLHSOSGIWIbT28?si=a26zl5YaSS6-U9RukXCV-A
YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=2h2NE6FIPUM
De la banda:
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