Malos tiempos para la lírica, que cantaban los Golpes Bajos. Salió hace un tiempo una estadística donde una apabullante mayoría declaraba leer entre 0 y 1 libro al año, y lo triste es que encima los datos estaban retocados; es decir, si te sacas el carné de conducir, ya has leído un libro este año. Si te sacas cualquier permiso, como el de manipulador de alimentos, lo mismo… hasta algunos manuales sobre prevención de riesgos en tu trabajo servía para la estadística. Se me ponen los pelos de punta como hubiese sido el resultado si se excluyen estos casos. Cada vez se lee menos, probado con datos fidedignos. Hasta plataformas de venta y descarga digital se preocupan por averiguar si lo que tienes en el e-book de verdad lo has leído o lo has abandonado en la quinta página. Luego hay que encargar estudios a prestigiosas universidades para averiguar qué comemos los escritores, músicos, diseñadores, y demás artistas en general. Imagínate la cara de ese músico o de ese escritor que se tiene que meter quinientos kilómetros para ir a un bolo o una presentación, rezando para vender algo y por lo menos cubrir gastos cuando se da cuenta que ha pinchado una rueda o se ha quedado tirado con el coche. Todo alegrías. En fin, que esta parte del mundo del artisteo me pone muy triste. Un, dos, tres… ¡Messura!

Pescador. Está en esas aguas neblinosas entre el pop y el rock, donde el doctor Frankenstein de James Whale hace experimentos con anguilas eléctricas. Un punteo de guitarra entrecortado y una voz ronca que me trae a la cabeza a los Piratas o a Elefantes salvando las distancias a través de las cuales una batería poderosa y un bajo arrollador ganan protagonismo hasta llegar a un estribillo que estalla como un huracán. Navegar hacia la inmensidad / el ser y estar / por no volverte a reprochar / No ha estado bien, pero valió / aprendiste a decir que no / y te preguntas: ¿quién no ha sido un niño? / ¿quién no ha sucumbido? ¿quién no tropezó? Es el puente, aún nos queda el estribillo. Tienen un toque a Espectro Lobo, a lo Incubus, pero como si Iván Ferreiro versionara a los californianos. Has sobrevolado la espiral, te hiciste uno como el mar / ahora predices tormentas, te reinventas / y en las del cabo andaluz, en las calas del norte / sobreviviste a fronteras, se hizo el hombre. Con una batería hecha un tanque y un bajo que lleva el peso melódico y una guitarra que pone los punteos, a lo U2, los estribillos te despegan del asiento.

 

 

Carnaval. Puro Espectro Lobo. ¿Sabes ese momento en medio de un concierto de Foo Fighters en los que paran las guitarras y se quedan solos el batería y la voz de Dave Grohl? Si cierro los ojos casi los veo, a Grohl con las manos en alto, haciendo gestos con un par de dedos para que el público se vuelva loco. Pues ese momento de aguantar el aliento antes de que salte todo por los aires es la energía que derrocha esta canción. El bajo impetuoso como es de los Strokes, la batería pateando traseros por doquier y la voz que nos habla bajo, como si nos estuviese susurrando al oído. Pero el rock es diversión y energía, en ese orden, así que entran las guitarras y la voz dando todos los decibelios que pueden en un Yo te conoci cantando / y acabamos follando… ¡Sí! Que le arranca una sonrisa al más pintado. ¿He hablado ya de los U2? Pues Vertigo, por ejemplo. Volver a ser irresponsables / y dejar de buscar culpables / surrealismo hedonista / dejándonos llevar. Puro rock de pases al primer toque y gol a la contra. De libro.

Horizontes. No se parecen en nada, pero me recuerda un montón al Seeman, de Rammstein. Esta quizá sí que tiene más rasgos pop, seguramente porque han bajado las revoluciones, y tal vez será porque la voz me recuerda mucho a la de Iván Ferreiro, y porque los Piratas me traen gratos recuerdos dándole caña a los cascos de camino a clase, pero Messura a mis ojos irradia esa misma energía. Y estás tan cerca / y estoy tan lejos, me fui / y estoy tan lejos / y estás tan cerca, de aquí. Hablando de artistas paisanejos, los Enblanco en la de Una canción de lo que hablan todas las canciones siempre. Los trallazos a base de timbales le dan tanta fuerza que es como si los gritos del estribillo fuesen en volandas.

Silencio. No puedo creerlo. Última parada. Decir que se hace corto es poco. Redobles marciales a la caja, un sonido muy retocado hasta que entran las guitarras. Es como si la banda hubiese querido explorar otros territorios para reafirmarse en su apuesta, con sus ingredientes y a su manera. Como si las guitarras dando caña encauzasen hasta el último haz de energía de Messura y lo lanzaran concentrado como un rayo láser. Un estribillo muy poético, tal vez la letra más lirica de Otoño XVII. En el orden de los temas es como la resaca de los dos primeros temas, con más exploración poética y un poso más amargo.

Dieciocho minutitos, pero qué bien concentrados. No me extraña en absoluto que en directo se estén reivindicando y con nota. Es increíble como en cuatro temas han derrochado tanta energía sin ser punks o hacer un rock más “al uso”. Más que decir qué buenos son, voy a concluir con qué buenos pueden ser. Si bandas como esta tuvieran una mínima oportunidad, mínima, de poder ganarse o malamente ganarse la vida pensando exclusivamente en guitarrazos y redobles…

¡Ah! Links de la banda, para los convencidos.

Facebook https://www.facebook.com/messura.rocks/

Web https://messura.rocks/

Bandcamp https://messura.bandcamp.com/

P.D. He visto a los Messura revalidar en directo su álbum y sólo puedo decir una cosa. ¿Habéis visto esos memes de “Busca a alguien que te mire como…”? Pues buscad a alguien que os mire como Diego a su guitarra o a sus compis cuando está en pleno recital.

 

Messura – Otoño XVII

by: Teodoro Balmaseda

by: Teodoro Balmaseda

Escritor de ficción y crítico desde la admiración. Si te gustan mis reseñas, prueba 'Buscando oro' en tu librería o ebook.

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