Sexta edición del No Sin Música que ha congregado a más de 10000 personas por día, superando en asistencia al pasado 2016 y que sitúa al festival gaditano como un referente entre los celebrados en verano. Ambiente excepcional, un enclave magnífico en el Puerto de Cádiz con unas buenas infraestructuras, dos escenarios e interesante comunicación, tanto para la gente y veraneantes de la ciudad, al encontrarse relativamente cerca del centro y para los campistas, ya que la organización tuvo la excelente idea de alojarlos en uno en la vecina localidad de El Puerto de Santa María, a pie de playa y con el transporte de ida y vuelta cubierto tanto por mar, en un vehículo tan original como es un catamarán como por tierra en autobús. Y recinto cómodo, con baños y restauración suficiente. Mejoras que seguro que en el 2019 se mantendrán y ampliarán. Pero sin más dilación vamos a lo musical, donde durante las tres jornadas se ha mezclado diferentes estilos y bandas, tanto lócales como foráneas. Desde aquí, y por anticipado pido disculpas a las que no he podido ver, y por lo tanto reseñar, intentando enmendarlo en un futuro próximo.
JUEVES 19 DE JULIO
A las seis de la tarde, con estricta puntualidad, comenzaba la hora de actuación de WE THE LION, un combo peruano con tintes folk y cantado en inglés. El sexteto consiguió ganar nuevos adeptos y servir de prometedor inicio, con temas propios coloridos y que invitan a disfrutar la felicidad del momento, con cortes de su único álbum como «found love» y alguna reminiscencia a la serie «Juego de tronos» o alguna versión de bandas como Arcade Fire. Y del escenario principal al segundo para ver las evoluciones de ESTÍBALIZ, banda capitaneada por una joven de intensa voz que tiene previsto sasar su primer disco en el segundo semestre del año. Sonaron bien, intimismo con tintes de blues, soul e incluso funky y que dieron una tregua ante uno de los «platos fuertes» de la primera jornada como es el otrora batería de Los Ramones, MARKY RAMONE, una leyenda del «punk» acompañado de otra como el guitarrista de Bad Religion, Greg Hetson. Una hora a toda velocidad, sin descanso, más que para empalmar las canciones a gritos de «One, two, three, four» y que dejaron a los presentes con la sensación de haber visto algo importante. Set list donde no faltó casi nada de la histórica banda neoyorkina con más de treinte temas donde no faltaron «Beat on the brat», «Sheena is a punk rocker», «I wanna be your boyfriend», «Rock & Roll High school», «I believe in miracles», «Pet sematary», «I wanna be sedated», «Do you remember Rock & Roll radio?», «California sun», «What a wonderful world» o el final con «Blitzkrieg bop».
Tras la tempestad, un poco de calma con MERCHE CORISCO, que en sus treinta minutos, practicó su rock tranquilo y sin estridencias, dando paso a LA M.O.D.A. (La Maravillosa Orquesta del Alcohol), septeto burgalés, con una entrada espectacular con un telón con un bloque de pisos vacio y que recordaba a esas «colmenas» de influencia soviética de los años 60 y con el grupo vestido igual con camisetas blancas de tirantes. Hora y cuarto, con un sonido bien engrasado con la percusión, el acordeón y los metales apoyando a las cuerdas y a la voz, con un estilo que recuerda a ese estilo punk- folk que encarnan unos «Dropkick Murphys» o «Flogging Molly» pero con temática y sonido patrios. Una hora y cuarto que gustó a los presentes, aunque la voz, excesivamente monocorde hizo que fuesen de más a menos, repasando sus tres trabajos. De nuevo, al segundo escenario donde se volvía a la calama con los sevillanos ASTROPÁLIDO, pop rock de siempre, elegante y sin estridencias para volver al cabeza de cartel como eran SIDECARS, conjunto madrileño cada vez más en alza y con claras influencias del pop rock español de los ochenta y noventa y, sobre todo, Pereza. Hora y media que sonó limpia y bien engrasada desde el «Locos de atar» con el que empezaron hasta el «Los amantes» con el que cerraron pero con altibajos de ritmo. Y con sensaciones encontradas, llegábamos a la explosión con DINERO, trío explosivo que con sus distorsiones y actitud conquistaron con su mezcla de garaje, power pop e, incluso, punk. Una hora que los convierte junto a Marky Ramone en los triunfadores del primer día y que dejaron paso a la reivindicativa LA MALA RODRÍGUEZ y sus rap con influencias flamencas, con una puesta en escena resultona y sus consignas feministas que tanto gustan a sus seguidores.
VIERNES 20 DE JULIO
Abrían «fuego» SHINOVA, con una hora de actuación de agradó sobremanera, con su rock alternativo al que se le podría enmarcar dentro del «indie» pero donde se nota la antigua procedencia metalera. Muy bien ejecutado y una voz carismática, con gran dicción la de Gabriel De La Rosa que hicieron que nos quedásemos con ganas de más de los de Bérriz y temas como «Cambiar el mundo», y su pegadizo estribillo, «Volver» o «Doce meses». Tras los vascos era el tiempo de SAN REMO, pop español de corte clásico y que dejaron buen sabor de boca en media hora de menos a más (comenzaron con algún problema en el bajo) y que sirvieron de predecesor de otra banda «indie» al alza como VIVA SUECIA, ataviados de riguroso negro y con un sonido que recuerda a la gran mayoria de grupos de este estilo, tanto en puesta en escena como en actitud. Correctos en ejecución. Sin más. Como SUPERSONIKA, desde Jerez de la Frontera, con su rock con innumerables influencias setenteras y ochenteras que dejaron paso a la hora y cuarto de KASE O, antiguo vocalista de Violadores del Verso, acompañado por otro cantante y a la mesa de Dj, su antiguo compañero R de Rumba. Rap de la vieja escuela, bien fraseado pues se entendía todos sus ripios y rimas y un escenario presidido por un alien en una cápsula. Eso sí, actitud un tanto desconcertante pues mantiene la arrogancia del hip hop al declararse el mejor pero la agresividad de las letras era sometida por algún dictamen de la corrección política al pedir al público que todos gritasen «paz» y palabras similares. El cabeza de cartel del día era IZAL, uno de los reyes del «indie» actual y quien, sin duda, congregó a más gente en su hora y media donde compaginó la voz, la guitarra eléctrica, la acústica y el ukelele y que dentro de su corriente mantiene un perfil más cercano al pop. Presentaban disco y con «Autoterapia» (el tema homónimo) comenzaron para seguir con «Pequeña gran revolución», «Agujeros de gusano» o el final con «La mujer de verde», «El baile» y «El pozo». Suenan bien, homogéneos y a quien disfrute del indie pop les encantará. El resto es fácil que les resulte con demasiados altibajos. Y tras los madrileños, llegaban RUFUS T. FIREFLY, con una formación cerrada por los flancos con batería y sintetizador, guitarra y voz delante y bajo y guitarra rítmica detrás. Todos muy juntos, recordándonos a The Mars Volta en un Azkena Rock, con una disposición similar. Música psicodélica, casi espacial que dejó un buen sabor de boca y que sirvió para que DORIAN comenzasen con el respetable animado.con su indie de corte electrónico y con bastante bagaje a las espaldas y que servía de colofón (por lo menos para nosotros) al día más alternativo.
SÁBADO 21 DE JULIO
Tras el protagonismo del «indie», en sus diferentes facetas, del día anterior se agradecía el inicio de la última jornada con los sevillanos THE MILKYWAY EXPRESS, que siguen presentando su exitoso «Malinche», editado el pasado año. Rock y blues se entremezclan, a lo «Black Crowes», transformando su Andalucía natal en el sur estadounidense y el Guadalquivir en el Mississippi. Los hemos escuchado en varias ocasiones en diferentes lugares y es una de esas bandas que no fallan nunca. Un seguro para cualquier festival. Una banda engrasada, con calidad, clase y buen gusto. Tanto como el de la banda gaditana LAST DROP, de los cuáles en breve publicaremos entrevista grabada en vídeo y que con su último disco «La gravedad» han afilado sus guitarras y conseguido un sonido entre el rock y el stoner con temas tan recomendables como «Despierta» o «Sed». Un inicio demoledor que continuaba con la menor seriedad y las raices andaluzas de ANTÍLOPEZ, y con posterioridad LA TARAMBANA que servían de prolegómeno y descanso ante la actuación de VINTAGE TROUBLE, con su mezcla de blues, soul y rock. Una banda que suena a futuro con recintos todavía más grandes y con el mejor «front man» en la actualidad como es Ty Taylor. Una voz al alcance de pocos, baila como James Brown, acabando cantando en la zona VIP, en las columnas de sonido en mitad del recinto o arrojándose al público. Si a eso sumamos enormes temas como «Pelvis pusher», «Strike your light» o «Nobody told me» dan como resultado la nueva legión de fans cada vez que actúan y que todo el mundo acabe bailando y moviéndose al dictado de Ty Taylor. SANTÍSIMA tenían «la papeleta» de salir a continuación y los de Tarifa, con su rock fronterizo funcionaron a la perfección, dejando paso al cabeza de cartel, un BUNBURY, que en hora y media convenció a todos, con un sonido perfecto desde cualquier lugar (estuvimos en varias zonas), público entregado desde los primeros acordes de «La ceremonia de la confusión», un repaso a su carrera en solitario, acabando con «Salomé» del «Radical sonora» y las sorprendentes versiones del «Mar adentro», «Héroe de leyenda» o «Maldito duende» con una formación magistral y la personal voz de barítono de Enrique Bunbury, Elegancia en estado puro.
Tras el aragonés la oportunidad llegaba para los chiclaneros EL LOBO EN TU PUERTA, con un horario excelente para seguir con las buenas sensaciones de su rock con tintes hardcore, que recuerdan desde a unos acelerados Rage Against de Machine, mezclando guitarra poderosa, batría con pegada con sintetizador y voz con efectos. Tal vez, lastrados por el sonido, su actuación resultó algo atropellada alternando buenos momentos con otros donde resultaban demasiado atronadores, no canalizando su potencia. De allí a RESIDENTE, donde el ex líder de Calle 13 propusó su rap con mestizaje. Una banda que sonaba limpia pero que al puertoriqueño le faltó chispa, dejándonos con sensaciones encontradas, además que en más de un tema sus fraseos resultaban ininteligibles, por lo que no se entendía bien lo que decía, cosa fundamental en el hip hop y exhaustos dábmos por finalizado el No Sin Música 18, expectantes y deseosos de la edición del próximo año.
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