La ciudad de Valencia, apartada de los grandes eventos musicales desde hace demasiado tiempo, da cabida a un nuevo festival veraniego con un aire de nostalgia evidente. Patrocinado por la emisora de radio M80, como no podía ser de otra manera, daba cabida a bandas que lideraban las listas y gustos de la juventud de hace más de 30 años.
Junto al puerto deportivo y de ocio de la ciudad, con los mástiles y bordas de los yates y embarcaciones amarradas, se construyó un escenario único de buenas dimensiones, con multitud de barras y caravanas de comida distribuidas por todo el recinto, dando la sensación de real, que aquello era un festival, no solo un simple concierto. Y la gente respondió con una muy buena entrada, con un goteo constante entrando durante toda la tarde y desbordando los servicios de comida y bebida instalados.
Entrando en la parte puramente musical, la velada se abrió con LOS RADIADORES, un combo liderado por el clásico valenciano Raúl Tamarit que, con el imponente sol del levante español, tuvieron que afrontar la siempre difícil tarea de abrir un festival. Cuarteto de tintes clásicos del rock nacional, a veces te recordaban a los primeros Siniestro Total y otras a los originarios Los Enemigos, dando una pátina de tradicionalidad a su propuesta. Cerraron con una versión de The Stooges, con Cristobal Perpiñá, otro clásico del rock valenciano, como invitado especial.
Siguiendo el estricto horario marcado, con pequeños ajustes en la escena y desplegando una gigante sábana con el nombre del grupo, salieron THE JESUS AND MARY CHAIN para combatir el tremendo calor reinante y la incipiente llegada de público. Fue un show de menos a más, con ese aire siniestro y asfixiante que los hermanos Reid siempre aportaron. Comenzando con “Amputation” de su última entrega discográfica “Damage & joy” publicada el pasado 2017. De este reciente álbum rescataron un par de piezas más, casos de “Black and blues” y “War on peace”, pero recurrieron a sus clásicos para animar a la audiencia al principio, con “April skies”, “Head on” o “Blues from a gun”, e ir subiendo la intensidad y su famosa distorsión con el paso de las canciones, casos de “Cherry came too”, “Some candy talking” o “Darklands” para la que contaron con una invitada especial, con William disfrutando al máximo de sus efectos de guitarra, apilando su 6 cuerdas a los amplis y dando al público su versión más reconocible con “I hate rock ‘n’ roll” para dar el punto final a su participación en la fiesta.
Un par de pantallas gigantes daban cobijo al escenario principal y daban luz a los que asistían al concierto desde posiciones más retrasadas. Unas pocas vallas de obra constreñían el paso general, dejando a las entradas VIP más cerca del escenario. Todo parecía cuidado y medido para que este año solo fuera el primero de una existencia duradera.
Los correspondientes cambios y algo de retraso llevaron a THE CULT, banda adorada por estas tierras, al frente de la multitud que les esperaban con ansia. La portada de su último “Hidden city” llenaba las pantallas y la última encarnación del grupo británico, en formato quinteto, daba los primeros acordes con “Wild flower”. La energía y predisposición del respetable saltó por los aires y con “Rain” se desbordó. Un inicio apabullante para una de las bandas con más calado en tierras valencianas. Pero el primer asomo de su actual época con la descarga de “Dark energy” dejó claro que la ecualización de la guitarra de Billy Duffy no era adecuada y sonaba demasiado baja. La energía y entrega a ambas partes de la escena era genial, pero esa bajada de decibelios ensombreció parte del set, con “Peace dog”, “Lil’ devil” o “Nirvana” sonando por debajo de lo que deberían ser. Los temas más recientes, casos de “Deeply ordered chaos” o “GOAT” sí sonaron algo mejor, aunque fue con el paso de los temas y la entrega del público con lo que el show ganó enteros. Ian Astbury estaba desbordado de entrega, Billy tan pulcro y radiante como siempre, y John Tempesta demostrando tras los parches que ha sido el mejor fichaje en la historia de la banda. Los novatos Grant Fitzpatrick (bajo y coros) y Damon Fox (teclados, guitarra y coros) en un aspecto totalmente secundario, aunque Damon tuvo su parte de protagonismo con la intro que hizo para “Sweet soul sister”. “Rise”, “King contrary man” o “The Phoenix”, con un gran trabajo de Billy a las seis cuerdas, fueron subiendo la temperatura para saltar por los aires en el broche final protagonizado por las infalibles “She sells sanctuary”, “Fire woman” y “Love removal machine”. En la despedida Billy reclamaba una más e Ian nos citaba para el año que viene. Apenas 80 minutos de la puesta en escena de The Cult en 2018, con tanto feeling y carisma como siempre.
El cambio para preparar la entrada de la banda que lideraba el cartel ya nos llamó la atención porque SIMPLE MINDS gozaron de un juego de luces, pantallas gigantes tras ellos y equipo de sonido espectacular. Han pasado más de 30 años de su mítico show en la sala Arena de Valencia y muchos de los allí presentes seguro que repetían tantos años después. La explosión de luz y sonido fue apabullante. La novedosa “The signal and the noise” abrió el setlist, aunque fue con la reconocible “Waterfront” con el mítico “one two, one two three four” de Jim Kerr para acompañar el bajo de Ged Grimes y marcar el ritmo del tema. Transcurrieron por pasajes de todas sus etapas discográficas, dando cabida a su etapa de los 80 con “Love song”, de los 90 con “Let there be love” o del siglo XXI con “Sense of discovery”. El septeto, con Jim Kerr al frente, sin parar de moverse y metiendo al público en todas y cada una de las canciones interpretadas. Uno de los momentos más emotivos fue cuando Jim desapareció y Catherine A.D. desde el teclado tomó el mando con una interpretación magnífica de “Rivers of ice”.
El constante protagonismo de Sarah Brown con los coros, incluso tomó la batuta en más de una ocasión, de Catherine A.D. con los teclados y apoyo en las voces, y la tremenda pegada y presencia de Cherisse Osei a la batería se comieron muchas veces la presencia de los originarios Charlie Burchill a la guitarra, incluso del propio Jim Kerr con el micro, dejando en un plano totalmente secundario en presencia escénica a Ged Grimes (no en cuanto a su sonido ya que el ritmo impuesto por el bajo era omnipresente) y de Gordy Goudie.
“Dolphins” y “Let the day begin” sonaron especialmente bien, pero fue con sus éxitos más reconocibles con los que el público terminó por entregarse a la banda escocesa. Sonaron “Don’t you (forget about me)”, con toda la audiencia postrada y dándolo todo, para el supuesto cierre del concierto, pero en breve volvieron a pisar las tablas para interpretar “See the lights”, “Alive and kicking” que volvió a arrollar a los allí presentes, y “Sanctify yourself” para dar un broche de oro a un concierto con la añoranza a flor de piel.
Entrados en la madrugada salió Santiago Auserón, acompañado por la banda mallorquina Sexie Sadie, para dar salida a sus clásicos con Radio Futura y algún que otro complemento. Cortes como “Han caído los dos”, “Annabel Lee” o “Escuela de calor” dejaron un buen sabor de boca para cerrar el primer día de un recién nacido festival que esperemos que cubra muchas más etapas en la ciudad del Turia. Gran propuesta y buena organización para un evento saldado con éxito que debe dejar contentos tanto a organizadores como asistentes.
Brutal gracias
Damon Fox no es ningún novato. Su. banda BigElf estuvo bastante tiempo en la boca de muchos. Es un músico bastante experimentado.y lleva unos cuantos años girando con The Cult