Aconsejo arduamente a cualquier persona que aun no se haya atrevido a sumergirse en el mundo de Silvia Perez Cruz, ya sea en sus trabajos discográficos como en sus conciertos. Esta mujer esta subiendo al Olimpo de los dioses peldaño a peldaño por méritos propios y por amar su arte con tanta honestidad que es lo que hace que nadie salga indiferente de un concierto suyo.

Con un Cervantes abarrotado y puesto en pie para una “standing ovacion” de antología, Silvia se despedía de Málaga tras casi mas de dos horas de intenso pero también divertido recital.

Un concierto con una puesta en escena tan simple como eficaz, donde lo importante son los músicos y las canciones, con un repertorio ecléctico que va desde composiciones suyas como “ No hay tanto Pan” a versionear la Lambada a Leonard Cohen y/o Fito Paez. Da igual el idioma o el estilo que sea, Perez Cruz no le teme a nada y se lo lleva a su terreno donde vuelve a pulir o encontrarle la cara oculta a la composición para dejar al oyente atónito. Además de ser guapa y talentosa, esta mujer también es simpática y tiene gracia ; para describirla a un neófito, me atrevería a definir que podría ser un cruce de Jeff Buckley y Jacques Brel con algo de Noah y de Stevie Nicks por la sensualidad que desprende sobre el escenario con sus gestos y cada vez que se recoge su abundante cabellera azabache.

Es una mujer que siempre ha vivido de y por la música que transmite sea lo sea que cante; ya sean habaneras, fado, jazz, flamenco, o del repertorio de songwriters americanos, se nota que tiene un amplio conocimiento musical y sabe rodearse de gente que le asesora con sabiduría. A cada disco se reinventa y es de agradecer que nunca pierda su hilo conductor que es la emoción. Me encantaría escucharla cantar un repertorio mas centrado en el rock clásico y porque no mismamente en el Hard Rock, seguramente seria algo sorprendente y fascinante.

Silvia Pérez Cruz ayer agotó las entradas del teatro Cervantes reuniendo mas de 1000 personas que salieron con una sonrisa de oreja a oreja y alguna que otra lagrimita. No me quiero olvidar en ningún caso de los violinistas Elena Rey y Carlos Montfort, de la viola Anna Aldomá, del violonchelista Joan Antoni Pich y del contrabajista Miquel Ángel Cordero que no solo acompañaron musicalmente a la cantante también la arroparon con mimo y cariño.

by: Laurent Berger

by: Laurent Berger

Tsi – Na – Pah estudió Bellas Artes y más tarde cocina. Actualmente recorriendo Andalucía vendiendo y comprando viejos vinilos. Apasionado del rock progresivo y del rock americano de los setenta. Colaborador en distintas revistas musicales y tiendas de música en la época donde se vendía música de verdad.

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