Ha llegado otra vez el tiempo de los músicos carismáticos. Quiero decir, aquellos agraciados por su arte, principalmente, no por su físico ni voz de cantante de ópera, que como decía la greguería del poeta, los tenores de ópera, parecen más que tenores de ópera, pero no son más que tenores de ópera. Estéticas musicales aparte, estamos hablando de los líderes que ya están adentrándose en estos momentos en las oscuridades del alma, para revolucionar estos tiempos sombríos y extraños que estamos viviendo.
Estoy hablando de The Slow Readers Club. Un grupo indie electro de Manchester que hace las cosas pero que muy bien. Después de sus tres primeros discos, publicados en un corto espacio de tiempo que va desde el año 2011 al 2015, han estado puliendo su trabajo con constancia y tesón. Encorsetados un poco en el tempo de las canciones al principio, como pasa a la mayoría de las bandas que empiezan, han demostrado que saben deshacerse de esa especie de barrera ortopédica que pueden suponer los ritmos y compases, para estallar en un LP lleno de creatividad, al que lo mires por donde lo mires, no se le puede sacar ni un fallo.
La primera canción de este trabajazo es Lunatic, una canción electro pop, con lo que me parecen guiños a The Communards o a Bronski Beat, tanto en el ritmo como en los oportunos falsetes. Seguidamente Supernatural, la segunda, da buena fe de lo que nos espera. Un cambio total de registro en la melodía, con la preciosa técnica de los punteos de guitarra y un ritmo sensacional que junto a la voz tan original y bien modulada, te eleva si te la pones a todo volumen. Es raro que no haya ya un vídeo de esta canción.
Sin descansar ni un segundo You Opened Up My Heart nos deja claro el listón tan alto que han puesto estos chicos. Y es que veo muchas caras sonrientes. Sonrientes de esperanza. Caras de más de 40 años en primera fila de sus conciertos, de esas que vuelven a creer en esto que se llama música.
No puedes perderte por nada del mundo Never Said I Was The Only One, porque Aaron, en este disco, se ha dado cuenta de la formidable y pegadiza voz que tiene y la utiliza con soltura y jugando con los instrumentos, pasándoselo bien, porque sobre todo cree en él. Después de unos buenos sintetizadores, On The TV, más dinámica, ya nos dice que no hay marcha atrás con estos chicos. En esta canción ya intuyes que no va a sobrar ninguna, y solo puedes dejarte llevar y disfrutar de lo que va viniendo.
Trough The Shadows y seguimos con la fiesta. Una canción melancólica, pero no por ello falta de un positivismo que derrochan por los cuatro costados, a pesar de los pesares. Como nos gusta en Rock The Best Music. Lives Never Known, comienza con esos geniales punteos y un sinte que nos va poniendo en órbita. Otra melodía electro pop con unas guitarras que simulan una suave lluvia.
Estamos llegando al final del disco y no llevamos la cuenta de cuánto falta, sólo queremos que no pare la música. Not Afraid Of The Dark baja un poco el ritmo pero no la calidad. Sobre todo de esos sonidos de sintetizador tan bien escogidos, que junto a las guitarras y los coros en falsete, crean una distinta y original atmósfera. La siguiente, Lost In Your Gaze nos hace continuar disfrutando del estallido de creatividad de estos músicos, para terminar el disco con Distant Memory, el último corte del álbum que hace de despedida de este cuarteto que ha encontrado su sonido, aunque en estos tiempos uno no sabe qué le deparará el futuro de bandas como esta, que evolucionan tan rápido. Seguro seguro que es para sorprendernos.
Ya lo sabéis. Atención a The Slow Readers Club, que vienen fuertes y con las cosas muy claras. ¿Otro disco del año? Seguramente. Pinchad en la foto del disco y comprobadlo.
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