Realmente es muy difícil empezar una carrera como director con dos decepciones mayores que las que supusieron los dos primeros films de Francis Lawrence. Ni Constantine ni la horrible Soy leyenda me dejaron un buen sabor de boca, es más, ambas merecen estar por méritos propios entre las 10 adaptaciones de ciencia ficción más decepcionantes de la historia. La cosa mejoró cuando Francis Lawrence se hizo cargo de la exitosa franquicia de Los juegos del hambre y ahora parece que repite con su estrella Jennifer Lawrence. Red sparrow es un cine es espías que evita las espectacularidad, no estamos ante Atomic blonde, aunque no le hace ascos a la violencia. De hecho, tanto Atomic Blonde como Red Sparrow forman parte de este nuevo cine de espías con protagonistas femeninas. Ya era hora. Tras 5 décadas de espías masculinos seduciendo a bellas damiselas, ha llegado el turno de las mujeres de armas tomar y capaces de hacer uso de sus artes de seducción. Si en Atomic Blonde teníamos el carisma de Charlice Theron, en Red Sparrow tenemos a Jennifer Lawrence como estrella absoluta de la función. Ni siquiera los veteranos Jeremy Irons y Charlotte Rampling le pueden robar el protagonismo a esta señora actriz. Jennifer Lawrence lleva sobre sus hombros todo el peso de la cinta. Una cinta que me gustó y sorprendió por algún giro que me pilló con el pie cambiado. Ya he dicho que Francis Lawrence huye de la espectacularidad vacía y se centra más en la manipulación y el sufrimiento de los personajes. El mundo de los espías no es un camino de rosas, champán y coches de lujo. Esta aproximación más realista me resultó gratificante, lo reconozco. Francis Lawrence se mueve como pez en el agua en estos ambientes gélidos y opresivos. No es Red Sparrow una cinta de pura evasión a pesar de que se hace amena. Deja un regusto amargo en el espectador, como si todos fuéramos marionetas a merced de las grandes potencias de siempre. La manipulación parece ser un tema recurrente en la reciente filmografía de Francis Lawrence tras Los juegos del hambre. Quizás estemos ante un director con talento a pesar de sus desastrosos inicios.
Otro que me sorprendió gratamente ha sido James Newton Howard de quien su obertura para esta película me pareció fantástica. Son 12 minutos grandiosos que recuerda a los grandes compositores rusos como Tchaikovsky o Prokofiev. Aquí os dejo un enlace para que lo disfrutéis. Para mí, es lo mejor de la película junto con una esforzada Jennifer Lawrence.
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No os quepa duda de que la guerra fría ha vuelto, al menos en el cine.
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