Qué bueno ver que Kory Clarke sigue al pie del cañón, dando por culo a aquellos que le han dado por muerto (tanto vital como artisticamente) y demostrando que todavía tiene mucho Rock’N’Roll en el cuerpo. Es cierto que ha llovido muy mucho desde aquel Space Age Playboys (1994) que me voló literalmente la cabeza en plena fiebre Seattle y alternativa; desde los Guns del 91 y Skid Row que no escuchaba algo tan sucio, sleazy y peligroso por lo que ya os haréis una idea de la cantidad de escuchas más o menos excesivas que hice en su día de un disco que, en mi opinión, se adelantó a su tiempo siendo uno de los primeros (si no el nº 1) en los que podría aplicarse la etiqueta de High Energy Rock’N’Roll. Kory Clarke ya se había instalado en mi ADN para siempre…
Y cómo no!, con una aseveración como ‘YO tengo el ROCK!!!’…
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Con una carrera ciertamente irregular, con idas y venidas, excursiones al ‘infierno’ y visitas a centros de rehabilitación, con poca suerte a nivel comercial más allá de aquellos primeros discos de principios/mitad de los 90’s y de su debut con la banda Space Age Playboys en el ’99 y con discos en solitario que sirven de alimento para sus interminables giras en los clubs más peligrosos del lugar, en definitiva, con este currículum errático y kamikaze así es cómo se mantiene nuestro impredecible héroe cascarrabias. La voz de Kory cada vez está más cascada pero la actitud sigue exactamente igual que en los comienzos de la banda allá por finales de los 80’s. Las pelotas las sigue teniendo bien grandes.
Su noveno disco de estudio, Back On The Lash (2017), es una colección de canciones infalible, sucia y callejera como si del rincón más oscuro del Sunset Trip angelino se tratase, la garganta de Kory es cada vez más ‘bourbonera’ y rota pero quizás, con una música de esta calaña, creo que nadie me discutirá que le viene que ni pintada a unos temas tan sleazy hard. Lo que sí que se aprecia desde una primera escucha es que la producción está más cuidada que nunca, sí, los temas parecen compuestos en la cloaca menos recomendable de L.A. pero es de agradecer que nuestro protagonista haya querido limar y pulir ese sonido que en discos anteriores en este nuevo siglo sonaba menos poderoso caso de Stiff Little Finger (2012) con W.S. y Payback’s Bitch (2015) en solitario. No sé si habrá influido que la base rítmica de los Urge Overkill, Adam y Nate Arling, forman parte de la dictadura de Clarke pero ¡¡¡en este disco hay temones Pupilos!!!, el ‘acedeciano’ «I Get Fucked Up», el tema título «Back On The Lash» con un riff de la mejor cosecha Astbury/Duffy, el virulento «Goin’ Broke Getting High» y, sobre todo, el chulazo y busca-bullas «I’ve Got The Rock» te dejan muy clarito que el tocapelotas de Kory está en la brecha dando lo mejor de sí mismo y sacando de sus mismísimas gónadas lo mejor del Hard Rock Sleazy más sucio y peligroso dejando, al menos por el momento, su acid punk de lado.
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