Crecí en los ochenta y reconozco sin ruborizarme que Sylvester Stallone fue uno de los héroes de mi infancia, hay que ver la de vueltas que da la vida. Personajes como Rambo y Rocky tenían algo que nos fascinaba de críos. No era la forma de hablar de Stallone, esa mirada esquiva con tendencia a mirar al infinito o la forma en la que se empecinaba en algo. Era que los personajes de Stallone eran tipos normales, casi siempre descendientes de inmigrantes (apellidos como Balboa, Rambo o Cobretti) que se veían envueltos en unos líos tremendos a los que se enfrentaban con una gran determinación. Todo empezó con Rocky, la película que encumbró a Stallone y supuso una losa para toda su carrera posterior. Rocky no deja de ser una crítica al sueño americano disfrazada de alabanza.
La gestación de Rocky no fue nada fácil, Sylvester Stallone estaba sin un céntimo, durmiendo en la calle y a punto de tirar la toalla en su intento de ser actor. Rechazado una y mil veces por los estudios como actor, le vino la inspiración para escribir Rocky viendo un combate de boxeo en el que un desconocido Chuck Wepner puso en serios apuros al gran Muhamad Ali. Se dice que estuvo escribiendo el guión sin parar durante 20 horas seguidas. Con el guión bajo el brazo, Stallone llamó a todas las puertas hasta que finalmente los de United Artist compraron su guión por 150.000 dólares pero se negaban a que Stallone lo interpretara. Finalmente aceptaron pero pagándole únicamente 35.000 dólares como actor. No tenían mucha fe en un actor con un rictus en la cara que apenas le dejaba vocalizar y al que era difícil entender con una dicción tan peculiar. El guión se modificó para hacerlo menos pesimista (Rocky abandonaba el boxeo al final del libreto original) pero solamente destinaron un presupuesto de poco más de un millón de dólares. Un presupuesto tan ajustado que no había dinero para los extras que hacían de público en la escena del combate, así que varios familiares y amigos colaboraron desinteresadamente. Sin ir más lejos, el padre de Stallone es el encargado de tocar la campana en el combate final. Debido al bajo presupuesto, la escena del combate se rodó en sentido inverso a cómo se ve en el film, de esa manera se iban quitando capas de maquillaje para la escena siguiente. La verdad es que nadie se acuerda del director contratado para dirigir Rocky: John G. Avildsen. Su carrera posterior ha sido muy discreta: fue despedido del rodaje de Fiebre del Sábado noche, dirigió la horrible saga de Karate Kid y volvió a Rocky en la penosa quinta entrega. Rocky es su mejor film, cumple y emociona en las escenas de entrenamiento y de combates. Visto con la perspectiva que da el tiempo, el millón que invirtieron en el film fue una de las mejores inversiones de la historia del cine, ya que Rocky lleva recaudados más de 200 millones. Si sumamos el montante del resto de films de la franquicia nos vamos a los mil millones de dólares.
Rocky Balboa es un boxeador de origen italiano demasiado mayor para lograr nada, es un fracasado, un sonado. Trabaja cobrando deudas para un prestamista mientras los chicos del barrio se ríen de él y de sus ridículos discursos. Su mejor amigo, Paulie, es un borracho cuya hermana Adrian es el amor platónico de Rocky. Pero América es así, hasta el mayor tarugo tiene su oportunidad para triunfar. Por un capricho del destino Rocky tiene la oportunidad de pelear con el campeón mundial de los pesos pesados, Apollo Creed, y optar al título. Una oportunidad demasiado tentadora como para dejarla pasar. Algo así sólo pasa en América, la tierra de las oportunidades. Rocky intentará cambiar su vida y se entrenará hasta la extenuación para coger su último tren. La escena de Rocky entrenando por las calles de Filadelfia con el mítico tema Gonna fly now de Bill Conti es inolvidable. A uno le dan ganas de ponerse a entrenar como un loco, seguro que en estas 4 décadas ha sido una de las canciones más habituales en los gimnasios. Pura apología del esfuerzo. Lo que parece increíble va tomando forma y hasta hace creer al espectador que es posible ganar el combate.
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Hasta aquí Rocky no deja de ser un film propagandístico más de las excelencias del american way of life y los valores tradicionales de la América más tradicional: familia, esfuerzo, sueño americano, capitalismo, etc. Pero lo que hace grande a Rocky es que, a pesar de ser la tierra de las oportunidades y de todo el esfuerzo invertido, Rocky pierde el combate contra Apollo Creed. Rocky fracasa. Por los puntos, pero pierde dignamente ante el campeón del mundo. El sueño americano casi nunca se cumple, solamente es un sueño. El golpe más duro lo da la realidad. Balboa lo ha intentado con todos los medios a su alcance pero su tren se escapa. No hay nada que reprocharle a este americano medio de apellido italiano. Al menos, Rocky encuentra el amor en una chica bastante normalita: Adrian (convincentemente interpretada por Talia Shire, hermana de Francis Ford Coppola). Rocky es un canto al esfuerzo, a la lucha aunque no haya posibilidad real de ganar. En la escena final Rocky y su amada Adrian se ven rodeados por una vorágine mediática, pero a ellos no les interesa la fama, solamente quieren estar juntos. Al diablo el título, la fama y el dinero. A pesar de los golpes de la vida, Rocky encuentra el amor.
Realmente Stallone (que nunca ha sido un gran actor) está más que correcto interpretando a este personaje que no creo que sea muy distinto a cómo era él en aquella época: un actor de tercera que ya se hacía mayor para llegar a ser una estrella. Lo que es la vida, Rocky Balboa fracasó en su combate pero Stallone triunfó interpretando a este sencillo perdedor, incluso fue nominado al Oscar a mejor actor. Al film no le fue nada mal, fue un gran éxito de crítica y público, ganando 3 Oscars: Película, Director (John G. Avildsen) y Montaje de las 10 nominaciones que recibió. Lamentablemente, Hollywood y Stallone vieron el filón comercial y decidieron estirar el personaje hasta límites irrisorios. En las sucesivas e innecesarias entregas Stallone convirtió la crítica al sistema en apología del mismo. Rocky Balboa finalmente ganó el título, se hizo millonario, humilló a los rusos por venganza, se retiró con honores, se arruinó, ayudó a nuevas promesas, incluso volvió a ponerse los guantes una vez retirado (todo por la pasta) y ahora entrena al hijo ilegítimo de Apollo Creed. La visión ácida del capitalismo se tornó en vil propaganda. La quinta entrega me parece paradigmática de la propaganda más descarada y bochornosa. En mi opinión, esta saga nunca debería haber pasado de la primera entrega. Lo mismo puedo decir de las películas sobre John Rambo.
Siempre nos quedará Rocky, la original.
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