Hace un par de años me topé con estos tipos y cayó en mis manos «Control», el que entonces era su segundo trabajo tras el más que notable disco de debut de 2012. Un disco que me pareció una grata sorpresa y en aquel momento no dudé en darle una nota (manías que tenemos en esta casa de poner calificaciones) bastante elevada ya que me pareció una propuesta lo suficientemente arriesgada para ser merecedora de ella, y si con ello se podía poner nuestra pequeña aportación para que los asiduos que se pasan por esta casa pudieran tener conocimiento de estos Losung, pues ya me daba por satisfecho.
Y ahora, cuando este 2017 ya está dando sus último coletazos, dos años después vuelve a caer en mis manos un nuevo trabajo de estos tipos, pero resulta que este tercer disco, aún sin empezar a rodar, ya tiene algún que otro elemento que lo hace diferente, y es que con este Radio, sin duda alguna habrá un antes y un después en la carrera musical del grupo, y la verdad que me alegro que en su momento ya tuviese buenas vibraciones con Losung. Sí, este nuevo disco se nos presenta con un par de cartas de presentación que hacen que el grupo haya subido a primera división y es que, por una parte nos llega de la mano de Rock Estatal Records junto con una magnífica producción, no en vano parece que los temas que componen el disco han sido masterizados por un tal Sean Magee en un antro desconocido como son los Abbey Road…
Sí, todo esto está muy bien y parece que estos tipos consiguen seguir en la carretera haciendo algo tan complicado por estas tierras nuestras como es Rock. Sí, no hay duda de que fichar por Rock Estatal y codearse con tipos como Sean son buenos preliminares, pero, amigo, el disco tiene que empezar a rodar y es ahí donde las cosas quedan claras, y… la madre que los parió (con perdón), que pedazo de artefacto se acaban de sacar de la chistera. Sí, a continuación pasaré a hablar un poco de este Radio, pero basta una sola palabra para definirlo, y esta no es otra que magnifico.
Ya con las primeras notas de «Ir por ir» uno se da cuenta de que estos tipos han madurado y parece que tienen las cosas bastante claras ya que se marcan un tema que, de principio a fin, a lo largo de sus cuatro minutos, el grupo nos presenta sus credenciales y con un Victor que va a lo suyo, que no es otra cosa que contar historias, el grupo le sigue en su andadura de manera contundente y compacta, con unas guitarras que aquí ya dan una muestra de lo que nos espera, y es que lo de las guitarras de este disco, ya sea a modo de riff o en forma de solos, son sin duda lo mejor del disco, pero si aquí se nos presentan de manera notable, a medida que el disco avance, acabaran siendo antológicas.
Uno tras otro van cayendo los diez temas que componen este tercer trabajo, y si bien en «Cometas humanos», en un momento puntual se alza la voz a modo de reivindicación, y con «4 noches sin dormir», el grupo parece querer explorar nuevas sendas, no en vano el grupo se nos muestra con esa versatilidad que tanto se agradece, a partir de «No soy nada» el grupo alcanza una velocidad de crucero para regalarnos los mejores momentos del disco que ya no nos van a abandonar hasta que «Rompiendo el hielo» ponga fin al disco. Antes habremos pasado por esa joya llamada «Una tarde cualquiera» donde nos obsequian uno de esos solos de los que hablaba antes por el solo (si, de nuevo otro) final de «Tu nombre me llamo», o esa grandilocuente, fantástica «Un hombre ciego», una canción que va subiendo hasta llegar a un momento de descanso justo antes de que el grupo vuelva a mostrarnos de lo que es capaz, y, igual son cosas mías, pero por ahí hay, cuando el tema encara la parte final, por unos momentos se me han aparecido Page/Plant. Sin duda uno de los grandes momentos del disco, pero es que ya desde el inicio, tranquilo, pausado de «Marcharé de aquí» hasta que el solo pone final al tema, nos damos cuenta de que el grupo no ha bajado el listón, y si este ya estaba alto, oigan, sí, ya sé que es en catalán y que algunos tendrán que pillar el diccionario, pero este «A trenc d´alba» donde Victor se suelta en su lengua materna es muy, pero que muy buena con un Victor en estado de gracia, un estribillo como marcan los cánones y, sí, lo han adivinado, de nuevo unas magníficas guitarras. Un temazo, y que narices, a mi me gusta que se use el catalán para algo que vaya más allá de las modas de los grupos actuales. Y ya vamos tocando a su fin, y para ello nada mejor que la elegancia que desprende «Rompiendo el hielo» para poner fin a un disco que se nos presentaba con un par de muy buenas cartas de presentación y que una vez ha empezado a rodar no ha hecho más que confirmar que estamos ante un gran trabajo de estos Losung».
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