El año pasado «La bruja» de Robert Eggers se convertía en la sorpresa del 2016, al tomar elementos del cine de terror para hacer una pelicula sobre el miedo, más que de miedo con elementos de Bergman y Tarkovski en su puesta en escena. No demasiados medios pero una gran destreza fílmica. Este 2017, la sorpresa se llama «A ghost story», que como la anterior citada también toma ideas del horror moderno para acometer una empresa todavía más arriesgada, pues lo que ha dirigido David Lowery es un evocador drama sobre el amor, el dolor, el luto y el olvido. Y para complicar más su arriesgada y original propuesta muchas de sus secuencias tienen el tono filosófico y poético que recuerdan al mejor Terrence Malick por lo que al final consigue una experiencia cinematográfica hipnótica y extraña y, sin duda, uno de los mejores largometrajes de lo que llevamos de temporada y la mejor entre las independientes.
Y eso que el inicio parece una broma, pues tras un fatal accidente un músico enamorado de su pareja regresa de entre los muertos convertido en un fantasma cubierto por una sábana blanca con dos enormes ojos negros, decidiendo volver a la casa donde ha sido feliz sin poder comunicarse con su desolada novia. A partir de ahí empieza un periplo vital, descubriendo la pena, la soledad y otras personas que lo van guiando a traves del tiempo y del espacio para encontrar un sentido a su espectral existencia. Todo narrado de forma admirable, con una cadencia lenta, con gusto por el plano fijo pero muy estéticos, secuencias separadas por largos «fundidos a negro», un montaje espectacular mezclado con sabiduría con una fotografía acertada de Andrew Droz Palermo, evocadora y que consigue que nos adentremos más en la tristeza que tiñe todo el argumento y una banda sonora de Daniel Hart que funde pasajes más introspectivos con otros orquestales, con lo que la epopeya va en «crescendo» para terminar en un final antológico. Algo diferente, como mezclar las series B de casas encantadas, con los mejores momentos de «El árbol de la vida» y partes de «Interstellar» de Christopher Nolan y todo ello interpretado por un fantasma que no habla y dos actores tan hieráticos como Rooney Mara y Casey Affleck, quien viene de ganar su discutible Oscar la pasada edición por otro relato sobre el duelo y la pena como la interesante «Manchester frente al mar» de Kenneth Lonergan.
Pues ahora que se acerca el final del año y dentro de poco comenzaremos las listas con lo mejor del 2017, a buen seguro que «A ghost story» estará en un puesto destacado y aunque debo reconocer que la trayectoria de David Lowery no había despertado demasiado interés, a partir de ahora es un nombre a seguir, con estos magníficos noventa minutos que empiezan con la cita de Virginia Woolf «Whatever hour you woke there was a door shutting» (A cualquier hora que se despertara una puerta se cerraba). Toda una declaración de intenciones, que a buen seguro que a nuestro compañero, traductor, creador de Verseando y amante de la poesía Ángel le gustará, pues hacía tiempo que no se estrenaba nada tan poético.
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