Hace unos años, Doug Liman dirigía la espléndida «Al filo del mañana», con un Tom Cruise que interpretaba a un cobarde soldado que repetía su muerte una y otra vez, en una guerra contra los alienígenas hasta conseguir ser un héroe con la ayuda de Emily Blunt. Una originalidad la de mezclar la ciencia ficción con «Atrapado en el tiempo», clásico contemporáneo, genialidad de Harold Ramis con un Bill Murray que repetía el mismo día hasta convertirse en una buena persona gracias a Andie Mc Dowell. Esta que nos ocupa sigue los pasos de «El día de la marmota» pero en un paso más se mezcla con el cine de terror adolescente, en la linea de «Scream». Una gamberrada, que suponemos que con el tiempo se va a convertir en un placer culpable para más de un espectador.
La idea de una joven universitaria, promiscua, superficial y mala persona que ve como cada día repite su muerte a manos de un asesino cubierto con una máscara es interesante en su planteamiento y aunque transita por terrenos «trillados» y ya vistos, supone un soplo de aire fresco en el cine de terror actual, donde la originalidad suele brillar por su ausencia, aunque hay que decir que no es una cinta de horror como la entendemos, ya que se elimina cualquier atisbo «gore», la sangre apenas se ve y encontramos numerosos momentos de comedia, con múltiples toques de humor negro, lo cual se agradece. Entre ellos, se encuentra el asesino, que tropieza, erra con el cuchillo y nunca consigue acabar con la víctima a la primera, una de las virtudes que tenía «Scream» y donde Wes Craven revitalizaba, una vez más, el cine de miedo.
El encargado de esta broma es Christopher Landon, un nombre curtido en la Serie B y el terror, que con una puesta en escena sencilla pero eficaz mantiene el ritmo de su divertida propuesta inicial en la que destaca sus quince primeros minutos donde va dando las diferentes pistas y momentos del día por lo que tendrá que pasar hasta su primera muerte en un siniestro túnel en obras, con una espeluznante «caja de música» que, inexplicablemente, no volvera a aparecer. Aunque parece claro que en un largometraje excesivo y que se toma poco en serio a sí mismo, la verosimilitud de su argumento da exactamente igual. Lo único que importa es que la hora y media que dura «Feliz día de tu muerte» mantenga el tono y el ritmo de su arranque. Y en lineas generales lo consigue, gracias en parte a su protagonista, Jessica Rothe, a la que se ve una evolución, desde el despreciable ser que merece la muerte a que tengamos cierta empatía por ella y por su vida. Sin duda alguna, estos son los motores que consiguen que se vea con agrado y que se encuentren más cosas positivas, ya que el gran debe es el guion de Scott Lobdell, que si se profundiza algo más dentro de su genial idea, naufraga en más de un momento, con cosas que parecen importantes y no vuelven a mostrarse, como la caja de música antes mencionada, personajes que aparecen sin demasiado sentido y no aportando nada a la historia o situaciones que no están bien resueltas. Aun así, es lo menos importante, pues aquel que quiera disfrutar un «divertimento» sin más pretensiones que entretener, ofreciendo un entretenimiento pasajero, honesto y gracioso, pensamos que puede encontrar más virtudes de las que, en principio, puede esperarse de este «Feliz día de tu muerte».
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