Antes del verano, una marca de cervezas creó bastante polémica al publicitar un anuncio donde un grupo de músicos; “Los desleales”, cobraban con botellines de dicha marca – la preferida entre las bebidas alcohólicas de lúpulo y cebada – por tocar en las fiestas de un pueblo y así lo repetían cada año. Muchos músicos, profesionales y “amateurs”, en redes sociales se manifestaron en contra del anuncio, con críticas al hecho de que los músicos cobraran en alcohol y la marca tuvo que retirar el anuncio. Más leña echó Sherpa, ex de Barón Rojo, cuando en una comentada entrevista habló del intrusismo laboral de otros músicos y sus bandas, donde sus miembros tienen otros trabajos externos a la escena musical y que deberían de pagar un peaje o canon por poder tocar en directo, dinero que iría al “sindicato de músicos profesionales”.
Dentro de este “mundillo” hay muchas polémicas que según por donde sople el aire, o el postureo que le queramos dar, es más o menos solidario. Un ejemplo claro es el de los Dj en el Rock, si no contamos a las mega estrellas de los platos y la aguja que pinchan música electrónica en las discotecas más grandes y exclusivas de Europa, o de algunas Islas en Baleares con cachés más altos que los de muchas bandas, y que tienen el respeto de toda su profesión. Y es que existe un submundo de “pinchadiscos” – digamos mejor que son los encargados de seleccionar mp3 o vídeos y hacer listas en software digitales para sacarlos de las controladoras a la mesa – que te los encuentras en cada “garito” a los que acudimos a entretenernos y escuchar nuestra música favorita solos, con amigos, refrescos, cervezas o combinados de todo tipo. En muchas ocasiones esos “Dj´s” son los encargados del triunfo y la diversión del bar, pub o discoteca esa noche, y ellos también deben cobrar y no pagarlos, como en muchas ocasiones, con una barra libre. Quizás los animadores de la noche que están detrás de las cabinas en muchas ocasiones pinchan gratis por amistad – eso es otra historia – pero todo trabajo que a una persona le conlleve un beneficio económico debería estar pagado, y debe tener la solidaridad de músicos y el entendimiento del hostelero, no el abuso.
Con esto no quiero comparar el arte que tienen las bandas y los músicos, con respecto a las personas que seleccionan y mezclan música grabada de otros artistas, para eso está la SGAE. Lo que sí que vemos son, miles de grupos en nuestro país que tienen que alquilar salas y cobrar una entrada (normalmente), para llegar a darse a conocer en el mundo de la música, con la duda de si irá público suficiente a sus directos o no. Y para ellos siempre hay buenas palabras, pero los encargados de la diversión y el entretenimiento nocturno, en muchas ocasiones, sufren el ostracismo y el olvido siendo una parte importante de las celebraciones, del disfrute de la noche o de diversos eventos.
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