Hay muchas ocasiones en las que se va a un concierto de rock como si fuésemos un musulmán que se dirige a la Meca, o un cristiano a San Pedro o a Santiago, vamos, que nadie puede negar que existe la peregrinación rockera, que no es otra cosa que ir a un evento con el fin de saldar una deuda mística con la banda o artista, aun sabiendo en tu fuero interno que a ciertas alturas de su vida se van a limitar – en el mejor de los casos – a realizar un pase notable y con suerte, lleno de recuerdos a gloria añeja . Nada pues, ya me ven. De viaje a la ciudad herculina a saldar la deuda con una de esas bandas que durante muchas décadas ha sido banda sonora de mi existencia y culpable de mi educación musical, su nombre, FLAMING GROOVIES, en la actualidad, comandados por Cyril Jordan y Chris Wilson con la inestimable ayuda de Chris Von Sneidern ( favorito personal y buen discípulo de sus jefes ) y Tony Sales al bajo y batería.
Lo primero. Es agradable ver, que tanto Jordan como Wilson se encuentran en un buen estado de revista, por lo cual, al menos existía una buena sensación inicial de que el concierto se desarrollara con buena tónica, si bien, tardaron un poco en adaptar el sonido, por lo que DOWN DOWN DOWN, YOU TORE ME DOWN y YES I AM sonaron algo deficientes y como si hubiera cierta falta de conexión en el sonar de los instrumentos. El terceto subsiguiente de versiones I WANT YOU BAD de NRBQ, DONT YOU LIE TO ME de Tampa Red ( filtro de Chuck Berry ) y el HUNGRY de Paul Revere and the Raiders, ayudaron a poner a tono la velada, y la banda, empezó a soltarse y mostrarse a gusto con WAY DOWN UNDER y el tema de corte estoniano que abre su nuevo disco Fantastic Plastic WHAT’S HELL GOING ON ( uno de los mejores temas e interpretaciones del set).
Ya con todo pulido, llega la hora a los clásicos rockeros, ahora sí, tomados con fuerza y garra, TEENAGE HEAD, SHAKE SOME ACTION y SLOW DEATH los cuales sí rindieron al respetable y a servidor, que vio pasar momentos de su juventud en flashback. Los bises, excelsos, con uno de los temas de su último disco, el arrebatador y aguerrido LET ME ROCK y el JUMPIN IN THE NIGHT, sin que concedieran otro paseillo pese a la insistencia del público.
En definitiva, cumplida la obligada Peregrinación sin sobresaltos ni mayores sorpresas, con un buen set ( algo corto ) y sobre todo con un excelente rush final, que dejó un buen sabor de boca. He visto a los Groovies, he cumplido una ilusión. Ya he quedado en paz.
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