Bajo el nombre “The Long Goodbye Tour” Deep Purple visitaba España para presentar su último trabajo de estudio, “Infinite”. Siendo Airbourne los escogidos como artista invitado para su fecha en Madrid, en el antiguo Palacio de los Deportes, ahora conocido como WiZink Center. Que si bien pudiera parecer un lugar de excesivo aforo a priori, allí descubrí que en ocasiones unas cortinas cortan la zona de grada, y dejan tan solo la zona de pista.
La enérgica propuesta de los Australianos hacia prever una descompensación en cuanto comparativa telonera-artista principal, pero un sonido bastante defectuoso, que en ocasiones dejaban las guitarras algo lejanas e imperceptibles, y que Joel O’Keeffe tenía algún percance que le mermaba la voz, hacen que sea complicado hacer un ejercicio critico correcto, y si bien la actitud de la banda fue impecable, y la comunión con el publico total, me guardo valorar el buen hacer que se les atribuye tanto por prensa como por el publico de sus conciertos para otra ocasión más adecuada.
Con Deep Purple, ese problema de sonido se corrigió. Ya sea porque su propuesta sea menos vigorosa, o por eso de hacer que el artista principal cuente con un sonido mejor al invitado, cualquier temor hacia ese respecto se diluye en los primeros minutos. Aunque Deep Purple cuentan con un fondo de armario majestuoso, que haría que no hiciera falta salirse de los “Grandes Éxitos” para completar su algo más de hora y media de concierto, no olvidan que vienen presentando disco, y en los primeros 20 minutos sonaron “Time For Bedlam” y “Johnny’s Band”, en un comienzo de concierto donde ni se habló ni presentó nada, Mr. Ian Paice iba enganchando tema con tema, y entre estos dos nos obsequiaron con los clásicos “Fireball”, “Bloodsucker” y “Strange Kind Of Woman” sin descanso. Dejando paso a una fase donde la banda pisa el freno, y baja el ritmo del concierto, quizás demasiado, sabemos que el estado de forma de Mr Ian Gillan no es el más adecuado, y necesita de estos momentos lentos y tranquilos, notándose mas cómodo en ello , donde sonaron temas de sus dos últimos discos, todo medio tiempo, u otros en esa línea, donde tan solo “Lazy” fue incorporado como clásico de la banda. Dándose esta bloque finalizado con un quizás, para mi gusto y bajo mi opinión, algo largo solo de teclado ya que entre temas algo menos conocidos, y solos fue algo denso ese tramo del concirto. Pero eso es otro debate, y siempre es cuestión de gustos.
Por suerte, la parte final del show fue completada con temas míticos de la banda, algo que, por muy respetable que sea incluir temas actuales en el set list, el público agradeció. Y así, “Perfect Strangers”, tema clásico en el cual se pudo ver más cómodo a Gillan, “Space Truckin’” y el archiconocido “Smoke On The Water” nos llevaron hasta el parón pre bises. Saliendo con una poderosa interpretación del “Peter Gunn Theme” de Mancini que sirvió de intro para “Hush”, seguida de un solo de bajo con Mr. Roger Glover cogiendo algo de protagonismo, acompañado de Paice, pero bastante menos extenso que el solo de teclado, y dando paso al final de fiesta con una buena interpretación de su clásico, “Black Night”.
En definitiva, siempre es bueno un concierto de Deep Purple, tiene repertorio para dar y tomar, y por supuesto sus músicos son de alto nivel y lo ejecutan casi a la perfección. Pero bajo mi punto de vista, Gillan falla en la ecuación, y si bien Morse y Airey han tomado las riendas de la banda y lo hacen de maravilla, para un servidor son excesivos algunos momentos instrumentales donde la banda apenas desarrolla fases instrumentales en conjunto y si con individualidades.
El peór concierto de mi vida