Sigue siendo una suerte que un festival como el Slap! se desarrolle en mi barrio. Es un festival ecléctico donde los haya, de dimensiones asequibles, sin largas filas ni los puñeteros cambios de moneda. Incluso hay actividades para los peques. Al grano, Los ibéricos nos amenizaron la mañana a base de sus versiones de clásicos de toda la vida. Qué demonios, los ibéricos también son un clásico, sus cinco décadas de existencia así lo atestiguan. Los niños que se sentaron a pie del escenario Ámbar en el que actuaban Los ibéricos, no descartemos que alguno de ellos fuera nieto de algún miembro del grupo, me hicieron pensar que todavía le queda futuro al rock.
Por la tarde hubo piscina, por cierto: ¿qué demonios pasó con lo del globo?, parece que los permisos no estaban al día y nos quedamos sin montar en globo. Sí hubo taller de pintura para los más pequeños inspirado en la obra de Goya y campeonato de breack dance hasta que fue el turno de Lady banana en el bosque Jägermusic. Las zaragozanas desplegaron toda su energía sonando realmente atronadoras únicamente con una batería y una guitarra. Venían a presentar su primer LP Busking problems y no lo pudieron hacer mejor. Me resultaron una agradable sorpresa.
Tras la parada para cenar tocó ver a Bigott en el mismo escenario. Lo de Bigott fue un triunfo cantado, jugaban en casa y el entorno colaboró a que su actuación fuera una de las más celebradas del festival. Reconozco que no acabo de creerme al personaje pero en directo resulta convincente a pesar de los problemas técnicos y esa actitud de perpetuo buen rollo. Su show a base de enérgico pop fue de lo mejor en este escenario. A parte del buen pop que desplegaron y la total comunión con el respetable, acabaron de derribar todas mis reticencias con su versión de 10:15 Saturday Night de The Cure y la interpretación surf de Poupée de cire, poupée de son de France Gall.
Era el turno del Soul elegante y eterno de William Bell, toda una leyenda a sus 77 años. A Bell no le fallan las fuerzas sobre un escenario ni su voz parece la de casi un octogenario. Si Vintage trouble el día anterior en el mismo escenario demostraron lo que es la energía de la juventud, Bell demostró lo que valen la veteranía y la profesionalidad. Acompañado por una banda excelente, incluida sección de vientos y una corista, Bell derrochó clase. Por algo ha ganado un Grammy por su más reciente LP, This is where I live. En su primera visita a nuestro país, el de Memphis recordó temas de toda su carrera e hizo especial hincapié en su etapa en la mítica Stax records. Nunca es tarde si La dicha es buena. Sonaron clásicos de su extensa discografía como Private number, Everyday will be a holyday, Dont miss your water o I forgot to be your lover. El colofón de la noche lo puso, no podía ser de otra manera, Born under a bad sign que desembocó en una orgía de órgano Hammond y guitarras wah wah.
Archie & the bunkers y su autodenominado hi-fi organ punk tomaron el bosque Jägermusic. Los de Ohio son muy jóvenes pero su brutal mezcla de garaje y punk rebosa mala leche. Mira que se me hacía difícil de pensar que se podría hacer punk sin guitarra ni bajo, únicamente con una batería y un teclado, está visto que todo depende de la actitud. Y la de Archie & the bunkers es 100% punk. Sirva como ejemplo la cara de pocos amigos del batería. Entre trallazo y trallazo se marcaron un cover de The doors y su Five to one.
Tocaba volver al anfiteatro para encontrarse con Marta Ren & The groovelvets vienen de Portugal pero no hacen fados, hacen funk y soul tan bien que parecen norteamericanos. Ya hemos dicho que lo que importa es la actitud y Marta Ren va sobrada tanto de voz como de actitud. La portentosa garganta de Marta Ren nos encandiló desde el principio con temas como Regular woman, I’m going home, Release me, o Light my fire (la segunda cover de The doors en poco rato). Y hasta aquí mi segunda jornada del Slap! Con los oídos reventados pero agradecidos me voy a descansar, que ya tocaba.
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