Los granainos Cerveza Gratix no son nuevos en esto, llevan molestando al sistema ya desde 2009 pero después de un par de maquetas, por fin ven sus canciones plasmadas en un larga duración, este «Alimañas de Graná» en el que no dejan titeres con cabeza con su particular visión de la vida que nos toca vivir. Punk, punk, punk, al que no le falta velocidad pero tampoco melodía, sobre todo gracias a la labor vocal, que sin perder agresividad es capaz de aportar ese toque de distinción, en un disco de apenas media hora en el que las diez canciones vuelan libres y se te pasa como un suspiro, o como un botellín bien frío, que te sacia en el momento pero te obliga a pedir otro más. Muy buena la letra de la primera canción «»El buen español» en el que dan un repaso a toda la mierda institucional y social que rodea a este país.
«Billy Boy» con armónica incluida reparte cera a los compañeros ideológicos del flamante presidente de los USA, un acertado retrato de los rednecks a un ritmo rápido, veloz, hiriente. «Electroshock» es un grito de rabia de todos aquellos y aquellas (aunque en la canción la protagonista sea una lesbiana) torturadas por su identidad sexual, por sus sentimientos, a manos de desgraciados que pensaban ( y piensan, solo hay que ver el autobús ese) que la homosexualidad es una enfermedad y no un latido del corazón. «V» es un puñetazo en la cara, agresiva, directa, denuncia. Cerveza Gratix también cantan al amor, al «Amor yonki» claro está, como debe de ser. «Grita» es un canto libertario.
«Tu coño decide» bramá por la liberación de la mujer, por su lucha interminable. «Puta tú» habla de perder el miedo, de no sentirse atada a ningún tío, de decir basta, como complemento a la canción anterior. «Alimaña de Graná» habla de una forma de vivir, una forma de ser, de la manera de vivir de Cerveza Gratix. La última canción del disco, «Borrachos» es una invitación a que nos encontremos en el bar. Larga vida al punk.
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