A veces me olvido de lo que siempre me ha puesto el Rock Industrial y menos mal que Al Jourgensen se encarga de recordármelo a cada dos por tres con sus (ahora) desaparecidos Ministry y con ese nuevo e interesante proyecto del que ya dejé constancia aquí, los Surgical Meth Machine.
Pero NIN, los mencionados Ministry, Killing Joke, Rammstein, Skinny Puppy, Godflesh, Pitchshifter, Pigface, etc,… tuvieron un momento muy destacado en mi vida aunque luego quedasen eclipsados por toda Escandinavia.
Pues bien, Filter y, en particular, Richard Patrick también tuvieron su espacio en aquella segunda mitad de los 90’s con un exitoso debut, Short Bus (1995) (que no tuvo que hacerle mucha gracia a Trent Reznor) y una excelente continuación con Title Of The Record (1999) que cimentaba y establecía la carrera de una banda y de un artista que nacieron, irremediablemente, bajo la sombra de Nine Inch Nails.
Invoquemos con ‘la maquina’ a la ‘Madre Tierra’…
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Mi problema con Filter, a pesar de que disfrutase mucho aquellos discos, es que siempre lo sentí como un proyecto ‘bastardo’ de los ‘Clavos de Nueve Pulgadas’, siempre a rebufo de Reznor de alguna u otra manera y claro, con la movida High Energy Vickinga, perdí interés en el género y por ende en el proyecto de Patrick. Y no negaré que siempre me gustó su forma de componer, un tío inquieto que obviamente no podía ser un gregario de Trent de por vida y que abandonó la ‘gallina de los huevos de oro’ en el mejor momento mediático de NIN, un tipo que supo y sigue sabiendo combinar a la perfección comercialidad y buenas melodías con frenéticos ritmos industriales y angustiosas y claustrofóbicas letras pero… ¿acaso en esto Reznor no es un referente ineludible?. No sé, siempre he pensado en Richard como un hermano pequeño de Trent…
Pero quizás, en mis ansias de refrescar Pupilandia de arenoso polvo y decibelios Action Rock, me he querido pasar por Crazy Eyes (2016) a ver cuáles eran mis sensaciones, he sentido curiosidad porque el cuerpo me pedía un cambio y, como estamos muy 90’s, había que aprovechar el momento y el lugar y ya os puedo decir que he disfrutado mucho por el camino.
Para empezar, noto en Crazy Eyes una vuelta a los orígenes, a la crudeza industrial, la rabia y la frustración de aquel punto de partida e inicio con Short Bus combinada con la correcta comercialidad de Title Of The Record. En el disco, como era de esperar, vamos a encontrar muchos tics, ‘loops’ y alaridos que te van a recordar a mil cosas de NIN pero, en defensa de Patrick, tengo que decir que nuestro protagonista fue la mano derecha de Reznor en Pretty Hate Machine, Broken/Fixed y la mitad de la composición de The Downward Spiral por lo que es, en cierta parte, lógico que siga defendiendo y explotando el sonido creado entre 1989 y 1994. El problema de todo esto es que en el inicial «Mother E» veo una revisitación de «Happiness In Slavery», que «Take Me To The Heaven» sigue esa onda bailable de «The Hands That Feeds», que «Welcome To The Suck (Destiny Not Luck)» es volver a sentir en tus carnes «Reptile», que «Head Of Fire» suena por los cuatro costados a aquel «Dead Souls» de la banda sonora de The Crow y podría seguir con algún ‘tic’ que otro más pero me quiero quedar con lo positivo, que lo hay y mucho, como los tremebundos industriales de «Pride Flag», «Tremors» o «Kid Blue From The Short Bus, Drunk Blank», además de contar con ese sexto sentido para la comercialidad que tiene Patrick caso de «Nothing In My Hands», el bailongo «The City Of Blinding Riots» o el mencionado «Take Me To The Heaven».
En conclusión, Patrick parece que vuelve a sus mejores momentos, suena fresco y contundente, rabioso y hambriento, a pesar de defender a muerte el sonido que inventó ‘otro’…
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